CAP XII

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Pov Narrador:

La noticia sorprendió a todos y más aún a los alfas del pelirojo quienes al escuchar las anteriores frases dichas por el menor sintieron vibrar todo su ser.

-- ¿Es verdad amor?, ¿Ya hiciste la prueba y todo eso? -- Pregunto aún anonadado el pelinegro, solo basto ver el asentamiento de parte del Omega para que su más jodía y espléndida sonrisa saliera a relucir en sus parejos y perfectos dientes. El Omega sintió los brazos de su alfa rizado en su cintura y ser elevado de la silla en la que estaba sentado seguido de besos en su mejilla. Cuando esté termino de felicitarlo fue turno del otro Alfa quien también repartió un par de besos en la mejilla del Omega. Los demás familiares no se hicieron esperar y felicitaron a los nuevos padres, todos estaban felices tal era la felicidad que algunos hasta lloraron.

Se quedaron un rato conversando sobre como la familia se estaba empezando a agrandar. Y lo mucho que eso les contentaba. Veinte minutos después los alfas estaban apurados por llegar a la casa y el menor no sabía para que específicamente, pero se despidió de la familia y fueron a casa; apenas llegaron subieron a la recámara con el menor aún confundido.

-- Amor, por ocultarnos cada un de tus síntomas de embarazo durante todo este tiempo, hemos despidió castigarte -- El menor se sorprendió y giro en dirección al rizado a ver si lo que decía el pelinegro era verdad, pero encontró la misma mirada y el asentamiento de este -- Así que quítate la ropa y ve a la cama -- Sentenció con voz autoritaria pero a la vez calmada. El menor sonrojado, nervioso y sorprendido obedeció quitándose absolutamente toda la ropa y entrando en la cama, los alfas al ver la obediencia del chico se quitaron prenda por prenda hasta quedar desnudos y con sus penes semi-erectos entraron a la cama con el menor.

-- por ser tan obediente hoy no lo haremos los dos a la vez, así que nos turnaremos -- Vulgarmente ducha y cumplida, pues aunque duró más de lo común la pasaron de maravilla. Esta vez uno por uno se corrió (sin dejar el nudo dentro) en  el apretado esfínger del Omega que tuvo tres orgasmos. Este mismo quedó dormido del cansancio  incluso sin que su alfa (ondulado) haber salido de su interior. Los mayores solo sonrieron y entre los dos cambiaron las sabanas y limpiaron al pelirojo. Terminaron y se acomodaron en la esponjosa y gigantesca cama quedando dormidos al rato pensando en que los cuatro meses que dura el  embarazo, y todo sobre eso.

Las semanas pasaron, y el Omega era protegido por todos, y todos son todos. Cada miembro de la manada, cada persona sentían un cariño por el Omega pues miraban que era lo que les hacía falta a esos dos alfas para ser feliz, además uno de ellos es el jefe y el otro el entrenador, dos personas de gran importancia ahi. Ya los vómitos habían mermado, pero duró más de tres semanas así, no le entraba comida. Se sentía débil por lo mismo así que los alfas se preocuparon un poco y pidieron concejo a sus madres, ellas simplemente dijeron "pregúntale que se le antoja". Y el antojo que hizo que los alfas se buscaran por cielo y tierra, fue la dichosa gelatina con miel específicamente la miel fue lo más difícil. Pero apenas dieron con el lugar donde vendían está compraron una enorme cantidad para que su Omega lo tuviera ahí.

Exactamente pasaron cuatro semanas ya, y la panza del menor está tomando forma. Cuatro semanas en las que su madre vive con el para estar más pendientes de las cosas que su hijo necesite, a petición de los alfas.

Llegaron las cinco semanas, los antojos del Omega no habían cambiado y consumía en más grandes porciones, así que los alfas trataban de abastecerse lo necesario para complacer los gustos del menor y el bebé que venía en camino; el cual según muchos iba a ser grande porque ya la barriga del Omega estaba más grande de lo que comúnmente se miraban a diario. Y el menor lo sentía, el sentía que su estómago estaba creciendo tan rápido y sin espera alguna.

Ya había llegado el celo del par de alfas. (menos mal, fue en tiempos diferentes) aunque prácticamente fue uno seguido del otro, en ese tiempo el otro Alfa sin el celo dormía en otra habitación para permitirle al Omega y alfa en celo  tener sexo durante los dos días que duraba este; esto fue idea de los padres con el deseo de que era la mejor forma de cuidar la salud del Omega y de la criatura que venía en camino, y los alfas entendían eso así que no tuvieron problema alguno. Esos dos días Ad y Chris tuvieron que controlarse tanto por no tomar con brusquedad al Omega, y el amiga también necesitado pedía más pero podían excederse o le haría mal a la criatura.

Pov Edward:

Siete semanas ya, y estoy en casa siendo acariciado por mis dos machotes, de repente siento un pequeño pero notable movimiento en la parte lateral de mi barriga la cual ya está más que grande, y jadeo por la impresión.

-- ¿Que pasa amor? -- Apenas el rizado habló los movimientos aumentaron.

-- ¿Te duele algo bebé? -- También la voz de Adrián hizo que si barriga sintiera más fuerte los golpes, y a la ve más seguidos.

-- Se está moviendo -- Dije sin quitar mis manos del abultado vientre, fue cuestión de segundos para que un par de manos estuvieran puestas en mi inflada barriga. Y eso hizo que los movimientos aumentaran y me causarán un poquito de dolor, -- Al parecer al peque le gusta sus voces y sentir su tacto al igual que a mí; díganle que que disminuyan la intensidad de las patadas que mi vientre no es un campo de fútbol y me causa dolor.

-- Hey amor, cálmate que a mamá le está doliendo, Haste notar pero no patees tan duro a tu madre le duele -- Justo al Ad terminar de hablar, los golpes bajaron la intensidad, aunque los golpecitos no cesaron.

-- Así es baby, nada de ser brusco con mami -- Sonrío Christian por las palabras que el mismo decía, pero fue así como las pataditas siguieron pero a poca intensidad. El menor se quedó un momento pensando y llegó a una conclusión.

-- Han escuchado hablar sobre el instinto maternal ¿Verdad? -- Pregunto a sus alfas que estaban embobados mirando y acariciando cuidadosamente la barriga el menor. Al escuchar la pregunta los dos alfas asintieron mirando al menor. -- Pues, mi instinto maternal me dice que no es solo un bebé el que estoy esperando, no sé... muy dentro siento que son dos -- Sonrío embobado por la idea, los pelinegro asombrados pero alegres por las palabras del menor, sonrieron y abrazaron fuerte al Omega, asintiendo porque ellos también lo presentian.

Así pasaron un rato, y agradeciendo a la madre luna por semejante bendición, ellos adoraban la idea de tener una criatura en sus brazos y si sus instintos eran cierto, seria mayor la alegría porque no sería uno sino dos. Dos alfas dichosos por tener a su Omega con ellos y un Omega agradecido por tener a semejante personas como alfa.




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+ No deberíamos instruir en la lectura de libros, sino enseñar a amar los libros

(B.F. Skinner)

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+ Lo que le debemos al juego de nuestra imaginación es incalculable

(Carl Gustav Jung)

MIS DOS ALFAS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora