CAP V

1.9K 139 3
                                    

-- Familia el es Edward, y partir de ahora vivirá con nosotros al igual que su Flor su madre, hasta que nuestra casa esté terminada. -- Les presento el rizado tanto a su familia como a la del pelinegro; Todos asintieron y uno por uno se fueron presentando, a todos les agradaba la idea de tener cerca de ellos a los nuevos integrantes de la familia, específicamente al pelirojo. Pasaron algunos minutos y ya la recámara estaban organizadas para ser utilizada por el y la Omega, los cuales despidieron compartir habitación hasta que lograrán acostumbrarse a la misma.

Obviamente los alfas querían tener con ellos a su pareja, pero entendían que aunque fueran sus alfas no podían obligarle a hacer las cosas, y sabían que todo ocurriría a su debido tiempo.

Ya instalados en la habitación el pelirrojo se acomodo en la cama, estaba un poco agotado por el traslado y el cambio de ambiente. Antes vivía con las comodidades básicas, con prácticamente lo necesario para subsistir tanto el como su madre; los dos trabajaban muy duro para llevar adelante su vida. Sobre todo el que buscaba el medio y la forma de que lo aceptarán en lugares en los que la minoría de edad no esa aceptada, y más aún siendo un Omega sin marca y en su plena juventud, la cual podría ser muy provocativo para muchos alfas pervertidos.

-- ¿Estás muy cansado hijo? -- pregunto su madre quien salía de revisar el baño que la habitación poseía. El menos asintió con los ojos cerrados.

-- Si madre... Los efectos de la marca aún no han pasado al 100%, y mi cuerpo aún creo que se está acomodando a ella. -- Suspiro para luego sentarse en la cama y mirar a su mamá, quién paseaba por todo el lugar tratando de memorizar las cosas. -- ¿Crees que nos acomodemos a esto?, Digo, todo es tan nuevo y tan diferente a como era hace unos días nuestra vida. -- soltó otro suspiro y continuo hablando -- Me siento como en un sueño, mi vida dio un giro de casi 180° (grados) en menos de 24 horas.

-- No te estreses hijo, ya verás que te acostumbraras rápido, ya viste como nos trataron esas personas, se ve que son muy buenas gente y que te llevarás muy bien con ellos -- la mujer le sonrió a su hijo, este camino hasta la cama y le dio un cálido abrazo. -- con la hermosa persona que eres, te mereces todo lo que bueno que te está pasando, ya verás que con el tiempo nos acostumbraremos, yo voy a estar siempre contigo al igual que Adrián y Christian. -- el menos se sonrojo un poco pero escondió el rostro en  el cuello de la Omega para que ella no lo notara.

-- Flor -- la llamo y deshicieron el abrazo para continuar la conversación -- ¿Es posible empezar a querés a alguien que apenas conoces? -- A medida que soltaba cada una de las palabras sus mejillas  iba adquiriendo un todo rojizo. Su madre sonrió y abrazo al menor.

-- Son tus alfas bebé, como no vas a empezar a quererlos si ya tienen algo que los une.-- Y si, la marca era algo que unía el alma y corazón de los tres involucrados.

Por eso mismo estaban un poco preocupados los alfas pues lo siguiente era las relaciones sexuales y mordida. Esos eran los procesos por los cuales se unía completamente a las parejas destinadas. La primera ya estaba completa (la marca), la segunda (sexo) es necesario para unir sus cuerpos que es una parte ecsencial una buena vinculación y acople. Y la tercera (mordida) está es la que les preocupaba a los chicos, pues es de suponer que los omegas están diseñados para tener una sola mordedura y ellos eran dos alfas a los cuales sus instintos les decía que si o si debían marcar a SU mate.

El Omega pelirojo durmió hasta que lo fueron a buscar a la habitación pues era hora de la cena. La Omega rubia logro convencer a sus yernos de ayudar en algo donde se necesitará un par de manos, y de tanto insistir los alfas aceptaron y le permitieron a ella misma escoger el lugar donde quería brindar su ayuda. Volviendo a donde empezamos, les decía que el menos despertó debido a que alguien tocó la puerta de su habitación, somnoliento, y con el pelo revuelto se levantó y fue a abrir la puerta encontrándose al otro lado, a dos cabelleras negras una rizada y otra ondulada. Si, eran Ad y Chris.

-- Perdón por interrumpir tu siesta, ya es hora de la Sena y quisimos venir a buscarte para que fuéramos -- La boca del Alfa menor decía una cosa mientras sus ojos no daban hacía más dirección que el Omega frente a el, es tan lindo así todo somnoliento, pelo alborotado y sonrojado. Pensaron los dos alfas.

-- Y-yo... Yo me arreglaré un poco y voy, pueden adelantarse yo los alcanzo ahora -- Su sonrojo crecia y crecía cada vez más, al igual que la incomodidad.

-- Esta bien, ve arreglate, nosotros te esperamos no tenemos problema alguno -- Sus mentes los traicionaron trayendo con sigo cosas muy sucias las cuales podrían hacer con ese precioso Omega, pero trataron de evadirlas.

El menos les pidió disculpas por hacerlos esperar a fuera de la puerta unos minutos, en los que se peino, arreglo mejor la ropa y se lavo la cara y los dientes. Después de hacer todo eso salió y en el transcurso al comedor escucho cualquier clase se elogios sobre su físico y belleza, así que cuando llegaron los que ya estaban sentados en la mesa rieron al ver al menor con las mejillas casi del color de su pelo.

-- Perdón la demora -- Dijo mientras se sentaba en la silla que rizado le apartó justo en medio de el y Ad.

-- No te preocupes, mientras esperábamos tu madre nos hablo de ti -- Dijo el padre del pelinegro. El menor extrañado miro a su madre que estabe frente a el.

-- ¿A-ah si? -- Estaba nervioso pues no sabía que cosas su madre había dicho de el, sentía como si estuviera peleando en un terreno desconocido. Pero solo escucho una que otra risa, y es que era gracioso ver al pelirojo nervioso y sonrojado a la vez.

-- Bueno, si nos contó que te gusta leer demasiado libros de historia, que sabes lo básico de defensa personal, que eres no tan sociable pero muy inteligente, que estabas por ingresar a la universidad y que antes de llegar aquí trabajabas en un bar -- Dijo como si nada y tan rápido la hermana del rizado que se hallaba a un par de sillas de la madre del pelirrojo.

-- ¿En un bar? -- Se escucharon dos voces decir esto casi en forma de gruñido. El menos se encogió en su sitio y se sintió tan vulnerable que ni siquiera fue capaz de sacar su vista del plato de sopa que se encontraba frente a el.

-- Perdón -- Se disculpo, la menor, al darse cuenta que había hablado de más. Se hizo un silencio sepulcral y a leguas se sentía la tensión en el ambiente. Hasta que llegó una chica del servicio y sirvió en siguiente plato a los que ya habían terminado con la sopa, el Omega pelirojo se encontraba tan metido en su pensamiento que cuando su madre lo llamo y volvió en si, su plato de sopa ya estaba fría. Disimuladamente miro a cada lado los platos intactos de sus alfas y al igual que el de el, fríos. El menos se puso de pie y hablo.

-- Me disculpo, por haber arruinado la Sena, ya me voy a la habitación -- Dio el primer paso para salir de ahí pero se detuvo al escuchar a su suegro (por parte del pelinegro) preguntarle que si no tenía hambre. -- Se me quitó el apetito, pero gracias por preguntar -- Volvió a hacer dar la vuelta y salió de ahí. La Omega rubia se puso de pie y siguió a su hijo, no sin antes disculparse con los presentes.

*******

+ Se les quiere.
+ Espero les este gustando, estaré atento a cada uno de sus comentarios.

MIS DOS ALFAS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora