CAP IV

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-- Mi amor ¿que haces fuera de la cama? -- La mujer se acercó a su único hijo y le ayudo a sostenerse -- Porque viniste hasta aquí -- Espeto.

-- No lo sé madre, solo fue como un impulso que me decía que debía venir -- Su mirada no se despegaba de los ojos negros del pelinegro y de los ojos café del rizado -- ¿Quinenes son? -- pregunto a su madre. Los alfas de inmediato se pararon con el ánimo de presentarse ellos mismos.

-- Yo soy Christian es un placer -- estrecharon la mano y una corriente recorrió por todo el cuerpo de los dos. Nuevas sensaciones.

-- Y yo soy Adrian un gusto -- lo mismo ocurrió al estrechar las más, se sentían en un mundo diferente lleno de emociones inimaginables.

-- El Places es mio, y-yo soy Edward -- que nombre tan hermoso decían las mentes de los alfas, es que se sentían tan dichosos. El Omega ya había sentido el aroma de ellos y sabía lo que significaba, el no era un bobito, el comprendía lo que significaba ese olor así que quiso preguntar de una vez -- ¿Puedo ver sus marcas? -- aun sorprendidos se giraron y mostraron  sus marcas. El menor jadeo de la sorpresa y confirmo lo que por su mente rondaba desde que había visto su marca. -- Gracias -- susurro caminando hacia donde estaban los alfas y en un abrazo los envolvió a los dos, ellos sorprendidos aceptaron el abrazo y acariciaban al menor tratando de calmarlo ya que se había puesto a llorar.

-- Ed -- llamo la mujer cuando ya se habían separado, ella ya estaba sentada en el lugar que anteriormente tenía. El Omega levantó su rostro -- porque noto que no te tomo tan de sorpresa lo que viste.

-- Madre... desde hace años he tenido sueños, en el cual se mostraban dos personas distintas a los que yo llamaba alfas; nunca pude ver sus rostros, pero varias varias veces me ocurrió -- suspiro y se separó aún más, avergonzado de los alfas, estos no querían soltar al menor pero lo tuvieron que hacer -- ¿sabes que me gusta leer verdad? -- pregunto y su madre asintió.

-- Si amas los libros de historia -- el pelirrojo asíntio y continuo hablando.

-- En el momento en que vi mi marca supe que era diferente y me acordé de una historia super antigua sobre un caso parecido en el cual la marca tenía una sombra -- terminó de explicar el de ojos claros. Se sentía mucho mejor luego de haber conocido a sus alfas, aunque  pareciera raro era algo que tenía que aceptar, pues no dependía de él sino de como la Madre luna hacia sus jugadas.

-- ¿Y no nos rechazadas por eso verdad? -- Esa curiosa palabra salió de los avisos del rizado. Apesar de que era un mundo paralelo al nuestro, y un mundo en el que las parejas destinadas son lo fundamental no es obligatorio que un Omega acepte a su alfa, este incluso puede rechazarlo.

-- por supuesto que no, es de entender que no fue desición de ustedes sino que fue un hecho dado por la misma madre luna. -- Se sentó junto a su madre y los demás le siguieron en sus respectivos asientos en frente de ellos.

-- Aún así Ed, tienes que estar en reposo no gastes la energía que aún te queda. -- Hablo la mujer limpiando una pequeña gota de sudor que bajaba por la frente de su hijo. Los dos alfas en ningún momento quitaban la mirada de su chico, lo veían tan bello, tan perfecto; ellos y su alfa interior estaban llenos de dicha por tener frente a ellos a SU pareja.

-- Ya me siento mal de tanto estar en cama madre. Fue suficiente con estar tres días ahí acostado. -- Ese comentario alertó un poco al par de amigos. Les preocupaba que su pareja estuviera enfermo.

-- ¿Dos días? -- Pregunto el pelinegro

-- Si, desde hace unos días venia sintiendo mucho cansancio, este llegó al punto en el que sentía tan débil que ni ponerme de pies podía. Y pues justo así fue como permanecí dos días en cama-- El menor dijo eso mirando hacia otra dirección y con sus mejillas sonrojadas, ¿Que haré yo con dos alfas? Esa pregunta pasaba siempre por su cabeza.

-- Entiendo, -- Dijo el rizado.

Continuaron una conversación de aproximadamente 1 hora, se conocieron un poco más, contaron de sus vida y demás cosas triviales hasta que el mayor de los alfas hizo la pregunta que desde que llegó ahí quería hacer, misma pregunta que pensaba el de pelo negro.

-- Llegó diez años buscando a mi mate, y la verdad es que ahora que te he encontrado Edward quisiera no separarme de ti, y quisiera preguntar si.. si quiera venir con nosotros -- Dijo Chris refiriéndose también a su amigo.

-- Así es, justo ahora no creo dejarte o separarme de ti. No creo poder volver a casa sin la persona que tanto he estado buscando y por fin hoy te tengo frente a mi. A mí también me gustaría que vivieras con nosotros a partir de ahora. -- Y era verdad, Ad no podía ahora que lo había encontrado vivir sin el pelirrojo. El Omega, suspiro y miro a su madre la cual se encontraba triste porque sabía que su era deber de su hijo irse con quién es su pareja destinada.

-- Lo haré pero con mi madre -- dijo seguro, mirando quizá que apareciera alguna mala cara por parte de los... digo sus alfas, pero al parecer no tuvieron problema en tomar una desición ya que el rizado respondió de una vez.

-- Está bien, usted también en bienvenida en nuestra casa señora Flor -- Aún con el cansancio que traía sobre si, fui con mi madre a coger lo más necesario ya que los alfas dijeron que mandarían a alguien a recoger nuestras pertenencias, obviamente no dejo entrar a ninguno de a su habitación; y con la ayuda de su madre arreglamos lo fundamental. -- ¿Quisiste alguna vez esto para mí mamá? -- Le pregunté mientras estában en la habitación del pelirojo.

-- ¿Que cosa? -- Curiosa, sin entender a lo que me refería.

-- ¿Que si quieres que nos vayamos?, ¿tú quieres irte conmigo?, ¿dejar está casa donde prácticamente hemos vivido toda la vida? -- Su madre suspiro y se sentó en la cama para poder conversar mejor y más relajada con su hijo.

Mientras tanto en la sala de la misma casa, estaban los dos alfas teniendo esa conversación que antes habían evadido, y estaba decidido, ya que el Omega no tuvo problema en aceptar a ninguno de los dos, ellos por muy extraño y raro que parezca tampoco lo tenían. Ya había llegado a un acuerdo en el cual los dos estaba dispuestos a cumplir, los dos tenían un objetivo en común y era velar por el bienestar de su ahora Omega.

Cuando ya todo estuvo arreglado, salieron de la casa y montaron el auto que en frente se encontraba. El transcurso fue aveces silencioso, otras veces hablaban de cosas triviales y así hicieron hasta por fin llegar a la gran mansión.

Mucha curiosidad tenía la gente de sus alrededores pues los chismes ya estaban en boca de todos, ya prácticamente todos sabían que los dos alfas más fuertes de la manada tenían pareja en común. Ya era claro después de enterarse de lo primero, que al no tener en toda la mañana información sobre dónde se encontraban el par de amigos, imaginan que se habían ido en búsqueda de su ya pareja; así que por esos motivos todos estaban al pendiente del regreso de los mismo.

Bajaron de carro, el menos miraba a las personas las cuales lo miraban también, aún sintiendo las miradas de todos siguieron su camino hasta estar dentro de la casa. Y ahí en la sala de star estaban sus familiares más cercanos, al parecer estaban conversando hasta que notaron la presencia de quienes recién entraban.

-- Ahhh -- Todos miraron hacia el lugar de donde provenía el grito, el cual fue provocado por dos omegas; dos pelinegras, una rizada y otra de pelo ondulado; si eran las hermanas del par de amigos. -- Es tan bello, mira ese hermoso cabello rojo y encantadores ojos claros. Ya lo amo -- Todo eso decían mientras se acercaban a un sonrojado Omega pelirojo.

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* Gracias nuevamente por leer está historia
* Trataré de esforzarme más para que de la misma manera a ustedes les agrade.
* Se les quiere.

MIS DOS ALFAS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora