Cancún México

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PUNTO DE VISTA DE EMMA SWAN

Regina: Emma, no llevo suficiente, recuérdame por que dejé que te encargaras de hacer mi maleta- Estaba hermosamente enfurruñada mientras arrastrábamos las maletas por el aeropuerto.

Emma: Mi vida, no tenemos mucha ropa que se adapte al lugar al que vamos, llegando iremos de compras ¿De acuerdo? - Asintió y besé suavemente sus labios.

El vuelo fue tranquilo, llegamos a registrarnos al hotel y mi morena estaba encantada con el lugar.

Regina: Wow, estaremos prácticamente en la playa, es increíble- Sus ojos brillantes me hicieron sonreír.

Emma: Solo lo mejor para mi hermosa prometida- La tomé de la mano.

Recepcionista: Bienvenidas al Tempation Cancún Resort, en un momento le pido a un botones para que suba sus equipajes.

Emma y Regina: Gracias.

Regina: Amor ¿Podemos explorar el hotel? - Hizo cara de cachorro.

Emma: ¿No prefieres que nos cambiemos de ropa primero?

Regina: Podemos cambiarnos más tarde, estoy tan emocionada, por favor, por favor, por favor- Juntó sus manos bajo su barbilla y sonrió.

Emma: Lo que haga feliz a mi niña hermosa, vamos a dónde quieres mi cielo- Dije sonriendo bobamente.

Recorrimos parte del hotel, la emoción de mi niña me hacía feliz. 

Terminamos caminando por la playa de la mano, a pesar de ser invierno, el clima era agradable.

Regina: Gracias por este regalo mi rubia, era uno de mis sueños desde pequeña, pero estar contigo en este paraíso es mucho más de lo que pude haber soñada, te amo Emma- Tomó mi rostro en sus manos y me besó.

Emma: Yo también te amo Regina, tanto que a veces me siento intoxicada, de manera agradable por supuesto- Dije mientras nuestras frentes permanecían unidas.

Nos sentamos un momento en la arena, a pesar de que había camastros con paraguas, mi morena lo quiso así, mi cabeza estaba sobre su hombro y ella acariciaba mi vientre.

Regina: Me gustaría que cuando estemos viejitas nos mudemos a vivir aquí, tener una casa cerca de la playa, nuestros hijos vendrían a visitarnos con sus familias.

Emma: Es un buen plan, me gusta- Besé su mejilla y volví a poner mi cabeza sobre su hombro.

Estábamos viendo la inmensidad del mar en un silencio agradable, para no perder la costumbre, el estómago de mi morena gruñó, ella ya no se sonrojaba por eso, y aunque me hace feliz que nuestro nivel de confianza se eleve, en secreto extraño sus mejillas ruborizadas constantemente.

Regina: Lo siento- Se rio. 

Emma: No sé qué sería de ti si fueras la embarazada- Palmeé su vientre y nos reímos.

Regina: Agradezco a Dios haber nacido con polla entonces- Se miró la entrepierna y me guiñó el ojo.

Emma: Vamos a alimentarte pequeña pervertida, además, tus hijas tienen hambre, aunque mi estómago no sea tan escandaloso- Besé sus labios.

Se puso de pie y me ayudó a levantarme, le dije que podíamos pedir comida a la habitación, pero prefirió que nos ducháramos para ir al restaurante del hotel, lo hicimos por separado porque sabíamos que juntas tardaríamos más en lugar de reducir el tiempo.

Mi niña venenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora