Encuentro sexual

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PUNTO DE VISTA DE EMMA SWAN

Emma: ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías entretenida con mi asistente- Dije bruscamente.

Regina: Pues no, estoy aquí, te busqué, me dijo Bette que no te sentías muy bien, que parecías abatida ¿Puedo hacer algo por ti?- Se acercó y tomó mis manos entre las suyas.

Emma: Que noble de tu parte venir a preguntar después de haberte jodido a la señorita Fisher- Reí sin humor y saqué mis manos de las suyas.

Regina: ¿Qué pasa Emma? ¿Por qué estás a la defensiva? Pensé que no pelearíamos más- Suspiró y cruzó sus brazos bajo los senos dejándolos un poco expuestos.

Imaginar que Ariel puso sus asquerosas manos sobre los apetitosos pechos de la morena me hizo querer buscarla para cortárselas.

Emma: No pasa nada, simplemente que no sé en qué parte del cuerpo de mi asistente estuvieron tus manos, no quiero contraer una enfermedad- Dije sarcástica.

Regina: ¿Cuál es tu problema? Claro, ya lo sé, te doy asco y es por eso que no quieres que te toque, lo que me dijiste en el baño no es más que una mentira, me pediste perdón solo de dientes para afuera- Sus ojos mostraban decepción y tenía que hacer algo al respecto.

Emma: No es así Regina ¿QUIERES SABER LA VERDAD? ¿QUIERES SABER LO QUE LE PASA A LA MUJER SIN CORAZÓN? PUES BIEN, ESTOY CELOSA ¿ESTÁS SATISFECHA? ME PUSE JODIDAMENTE CELOSA DE VER A MI ASISTENTE ENCIMA DE TI, BESÁNDOTE Y CON SUS SUCIAS MANOS EN TU CUERPO.

Sus ojos se desorbitaron ante mi declaración, me sentí como una estúpida por exponerme así ante a ella, va a pensar que me volví loca de remate, el silencio me estaba matando y decidí que lo mejor era salir de ese lugar, caminé hacia la puerta y ella aún estaba sin decir nada, no sé qué esperaba, pero su falta de reacción era mi respuesta. 

Alcancé el picaporte y antes de girarlo escuché su voz.

Regina: No pasó nada más con Ariel, lo que viste fue todo, ella me besó tomándome por sorpresa, entonces tú entraste y fue cuando reaccioné, después de que saliste le dije que me sentía halagada por su interés, pero que no era recíproco, lo aceptó y me dijo que le gustaría que podamos entablar una amistad, estuve de acuerdo, salí a buscarte, me dijo Lena que estabas con Bette, así que decidí esperar, cuando ella regresó sin ti, le pregunté y lo demás ya lo sabes.

Me giré para verla y su mirada transparente me mostró la veracidad de sus palabras, mi corazón dio un vuelco de alegría, sin pensar en nada más que en la hermosa niña que estaba a pocos metros de distancia, avancé hacia ella, me planté en frente, llevé mis manos a sus mejillas y comencé un beso lento pero lleno de deseo, ella correspondió inmediatamente y posó sus manos en mi cintura, bajé mis manos hacia su cuello y las enredé en sus sedosos hilos oscuros, el beso se volvió más urgente hasta que nos separamos por falta de aire, la pegué más a mi cuerpo, Regina apretó mi cintura sacándome un gemido quedo, capturó mis labios en un beso aún más hambriento, con manos rápidas deslicé su chaqueta por sus hombros hasta que cayó al suelo alfombrado, di unos pasos atrás para verla y mi boca se secó al instante, la blusa de encaje negro sin mangas completamente pegada a si piel, con ese escote en v desde arriba del ombligo hasta las clavículas, no traía sujetador, sus pechos redondos y firmes estaban atrapados en el encaje semitransparente que me invitaban a meter la cara ahí, mis bragas se empaparon y para aumentar mi nivel de excitación, la morena se mordió el labio inferior de manera sensual.

Regina: ¿Tenía curiosidad por ver mi blusa profesora Swan?- Fingió inocencia.

No pude responder nada porque la descarada morena metió una de sus manos por el escote y comenzó a masajear uno de sus senos sin apartar su mirada de la mía, comenzó a pellizcar su pezón con el índice y pulgar, pasó la lengua por sus labios y dejó la boca entreabierta, su pecho subía y bajaba.

Mi niña venenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora