¡Eso es chantaje!

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 PUNTO DE VISTA DEL AUTOR

Los días pasaron volando, ya era viernes por la tarde y Emma Swan se iría a casa a pasar el fin de semana, las palabras de cierta pelirroja la perseguían de vez en cuando, sin embargo decidió no darle importancia, se adaptó a su trabajo como maestra y estaba satisfecha de que Robin y sus amigos no molestaron a Regina, en cuanto a ella, la rubia prácticamente vio a la morena nada más en clase, por las mañanas se deseaban buenos días y cada una iba a sus actividades, por la noche, la rubia ya estaba en su habitación a la hora que llegaba la más joven.

Decir que Swan estaba evitando a Mills era un eufemismo, odiaba toda la confusión que le traía, aunque no había desistido a conocer su historia, por otro lado, había permitido que Killian se acercara más a ella, aunque solo de manera amistosa.

Por su parte, Regina notó cierta evasión por parte de la profesora, pero sabía que no tenía el mejor carácter y lo dejó pasar, también supuso el acercamiento de Swan y Jones podría ser motivo del comportamiento de la rubia, como fuera, tal vez sería lo mejor, así no tendría que luchar constantemente con la atracción que sentía.

Regina se encontraba en un espacio de la sala haciendo abdominales, llevaba un legging azul marino y un top blanco.


 PUNTO DE VISTA DE EMMA SWAN

Había hecho las maletas la noche anterior para irme en cuanto terminara la última clase de hoy con un grupo de primer año, parecían unos corderos listos para ser sacrificados. 

Al entrar al apartamento escucho respiraciones pesadas, al dirigir la mirada a un espacio de la sala que jamás pregunté porque estaba vacío, vi a Regina Mills haciendo abdominales, su piel bronceada brillaba por el sudor, los movimientos hacían que resaltaran sus tonificados músculos, la vena de su frente y la cicatriz sobre su labio se veían pronunciadas por el esfuerzo, ver esa escena hizo que mi pulso sexual palpitara, tuve un enorme deseo de saltarle encima y hacer que su ya notable miembro se endureciera.

Regina: Es grosero llegar y no saludar- Su voz era ronca y entrecortada por el ejercicio.

Me sobresalté y sentí mis mejillas arder por haber sido sorprendida mirándola, paró lo que estaba haciendo, volteó su rostro hacia mí con una sonrisa ladeada, se puso de pie e hizo unos estiramientos dejándome pasmada como una estatua sin poder quitarle los ojos de encima.

Emma: Emm, yo, bueno, solo vine a, estaba intentando, quiero decir, mis maletas- ¿Qué incoherencias estoy diciendo? Dios, llévame de una vez.

Regina: Es genial que pueda pasar los fines de semana fuera de aquí- Suspiró ignorando mi estupidez.

Tomó una toalla y se la pasó por el rostro, el cuello, los brazos y su abdomen, mientras yo seguía cada movimiento como una psicópata acosadora. 

El bulto en los pantalones era más notorio a pesar de no estar rígido, se me hizo agua la boca por su cuerpo.

Emma: ¿Por qué no pasas los fines de semana fuera?- Intenté quitar mis ojos de su cuerpo y enfocarme en sus ojos.

Regina: Mi hermana está fuera por trabajo, se dedica al arte, a su novia no le agrado mucho, así que prefiero no estar con ella a solas en su casa- Me dio una sonrisa melancólica.

Emma: Es una pena, tal vez algún fin de semana puedas ir conmigo- Las palabras salieron sin permiso.

Abrí los ojos como platos al darme cuenta de lo que dije, pero valió la pena mi imprudencia cuando la morena me regaló una sonrisa dulce y sus ojos brillaron de una manera que me calentó el pecho.

Mi niña venenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora