El evento

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PUNTO DE VISTA DEL AUTOR

Emma curó los cortes de su mano, que no eran profundos, tomó analgésico para disminuir el impacto que tendría la resaca cuando despertara al siguiente día, en la cama, continuó su proceso de aceptación de esa nueva sensación, celos, ya no podía ni quería negarlo, le gustaba Regina y no quería que ninguna mujer se le acercara, la quería para ella, tal vez teniendo esto consiente podía aprender a controlarse, una vez aceptando que la deseaba solo para ella, también podría aceptar que no iba a pasar y estaría conforme con eso, pero no sabía lo equivocada que estaba al respecto.

Avisó a la universidad que se habían complicado sus asuntos y que regresaría hasta el lunes, necesitaba pensar en cómo disculparse con la morena que no abandonaba su mente, no quería perder la reciente amistad, tendría que controlar sus celos.

El viernes por la mañana aprovechó para hablar con la detective Murray, que desafortunadamente no tenía pistas sobre las llamadas misteriosas, almorzó con su esposo y unos inversionistas, recibió una llamada de su amiga Zelena para decirle que iría al evento del día siguiente, el resto del viernes así como el sábado por la mañana la pasó en su empresa.


PUNTO DE VISTA DE EMMA SWAN

Se llegó la hora del evento, según mi madre es para decidir si mi padre y Gold invierten en arte, hubiera preferido quedarme en casa leyendo y revisando los números de mis múltiples negocios, aunque tengo personas muy capacitadas encargadas de eso, siempre me ha gustado tener el control de todas las áreas. 

Me puse un vestido blanco largo de mangas hasta las muñecas, con una abertura frontal hasta los muslos y un escote pronunciado sin ser vulgar, tiene un cinto del mismo color para acentuar la cintura, unas botas por encima de los tobillos también blancas con tacón relativamente alto, alisé mi cabello e hice un maquillaje suave pero notorio.

Neal pasó a recogerme, vestía un smoking, su mirada se plantó en mi escote y sonrió lascivamente lo que me hizo rodar los ojos con impaciencia. 


Debo decir que estaba encantada, particularmente con algunas pinturas y fotografías de algún desconocido, no estaban firmadas, de pronto tuve una gran necesidad de voltear hacia la puerta y sentí mis piernas desestabilizarse, no sabía si mi mente me estaba jugando una broma o si realmente era Regina Mills entrando, vestía un atuendo negro de pantalón de cintura alta ligeramente suelto que no impedía resaltar sus muslos gruesos y bien formados, de la cintura del pantalón hacia arriba una tela de encaje se pegaba completamente a su piel con un escote en V desde arriba del ombligo hasta sus hombros, dejando su torso y en medio de sus senos expuestos, una chaqueta corta abierta del mismo material que el pantalón, su cabello suelto ligeramente rizado cayendo sobre sus hombros, con un impecable maquillaje más fuerte de lo que estaba acostumbrada a verla que resaltaba sus ojos ya expresivos, para rematar unos tacones de 10 centímetros. 

Se veía deslumbrante, afrodita se sentiría celosa de su belleza, de su postura, una verdadera mujer fatal.

Tenía una hermosa sonrisa en los labios mientras buscaba a alguien, cuando sus ojos se cruzaron con los míos se quedó quieta y su sonrisa desapareció dejando una mueca tensa, mi corazón comenzó a latir desbocado, mi boca se secó y mis manos comenzaron a sudar, sentía que mis rodillas iban a ceder ante el peso de mi cuerpo. 

Desvié un momento la mirada para recomponerme y cuando la regresé, ella ya no estaba, solté el aire que ni siquiera sabía que estaba sosteniendo y la busqué con la mirada, pero fue en vano.

Mi niña venenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora