Capitulo 19: "La fiesta de Halloween"

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Miraba a todas partes

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Miraba a todas partes. La casa de Elliot realmente estaba llena.  Era evidente que toda la escuela estaba en esta fiesta, y creo que otros chicos de otras escuelas. estaba muy segura que jamás los he visto en el instituto.

Habían disfraces de todo tipo: Vampiros, zombies, brujas, diablillos, personas de tv e incluso de algunos comics y animes.
Ivana tenía razón. La mansión de Elliot era perfecta para la celebración de Halloween. Simplemente la infraestructura parecía muy antigua. Mamá y las chicas ayúdanos a Elliot a decorar el lugar. En lugar de encender todas las luces pusimos velas en cada rincón. Tela arañas falsas en cads rincón de la casa. Calaveras humanas, calabazas y murciélagos colgando del techo. Era una fiesta perfecta.

— ¡Viniste! — Alicia se me tiró encima dándome un abrazo muy fuerte. Llevaba su singular disfraz de Alicia en el país de las maravillas. Hacia juego con su hermoso pelo amarillo muy liso. Su vestido azul era de una tela muy brillante y sus medias eran tan largas como las mías, pero blancas, las mías están negras.
— Me encanta tu disfraz, Caperucita roja, ¿Dónde está tu lobo, eh?

Rodee mi ojos. Y recordé a Darwin, dudo mucho que haya venido disfrazado de lobo, sería una tremenda locura.

Julia hace presencia junto con Elliot y yo reparo sus disfraces antes de saludarme. Mi querida amiga vestía igual a Britney Spears en su icónica cancion Baby One More Time. Llevaba puesto su falda escolar, la camisa recogida hasta el ombligo y un abrigo gris. Sus dos trenzas a los lados y los grandes moños rosas a los lados. Me gustó mucho su disfraz.

Elliot por otro lado estaba disfrazado de Jack frost, mi crush de la infancia. Llevaba su singular abrigo azul cubierto de nieve y su pantalón negro igual con unas botas de color marrón claro para no estar a pues descalzos y una rama muy grande, tal y como el personaje. Alicia resaltó que era idéntico a Jack, salvo por su cabello, que aún lo tenía amarillo y no blanco y sus ojos, eran negros y no azules.

— ¿No que no ibas a venir? — Julia se cruza de brazos mientras me mira de pies a cabeza. — ¿Con tremendo disfraz? Estabas loca. Gracias al cielo que estás aquí.

— También me gustó tu disfraz, mini Britney.

Elliot cruza de brazos y halaga mi disfraz y yo hice lo mismo. Todas estábamos a mitad de la casa y quisimos charlar junto en una esquina donde había una mesa con todo tipo de dulces. Elliot mencionó que sus padres ayudaron un poco con la camisa y el refresco. No permitió que debiéramos alcohol puesto que aún estábamos muy jóvenes. Sin embargo los chicos de la escuela metieron a escondidas dos botellas de whisky y la vaciaron toda en la olla del refresco. A mamá no le gustaba que me embriagara así que le limité a tomar un solo vaso de pinche.
Todos estábamos en el mismo lugar menos Ivana. Desde que llegué he visto a todos menos a Darwin, Pilar y a mi amiga, Ivana.

— Hace un momento estaba por aquí. — Menciona Alicia. — Lleva un bonito disfraz de carnaval de los años 80 con un bonito moño negro con plumas en su cabeza. Será fácil reconocerla. En cuanto a Pilar, se dice que nadie fue a su fiesta más que sos dos patéticas seguidoras de la escuela.

— Creo ahora alguien odia a Elliot. — Dije riendo.

— A todas, querrás decir. — Mencionó Julia.

Ninguno de los tres me dió razon de Darwin. Era al único de los chicos sus jugaban en el equipo que no veía dentro de la fiesta.
Me quité la capucha roja de mi disfraz por el calor abrumador que se sentía dentro.  Salí con la escusa de buscar a mi amiga Ivana pero en realidad quería salir de ahí y poder buscar a Darwin. Creo que estar en la fiesta era una ocasión perfecta para charlar.

Mis zapatos negros me resultaban incómodos, más las grandes medias negras. Me estaba bañando en sudor y no entendía por qué. Aunque no sentía frío, veía a mi alrededor como algunas chicas quienes tenían escotes se frotaban sus brazos para entrar en calor cuando yo sudaba hasta por los ojos.

De repente un dolor de cabeza trata de tunbarme pero una mano helada me toma del brazo. Reconocí quien era gracias a su disfraz.
Elliot.

Me llevó a un tronco de madera que estaba en los pies de un enorme árbol. Dejé caer mi espalda y lo miré.

— ¿Te pasa algo? — Preguntó con homo preocupado.

— Sí, solo tengo un poco de calor. — Le respondí. — De pronto siento una ráfaga de viento helado hacia mí y tiemblo de frío. — Olvídalo, creo que empiezo a sentir el frío.

— La noche está un poco más fría de lo que todos pensamos. Adentro está la chimenea encendida y todos fueron a escuchar historias de terror. ¿No quieres venir?

Estaba a punto de abrir mis labios para aceptar la invitación de mi nuevo amigo cuando Darwin aparece en mi campo de visión junto con Juan, su mejor amigo y arquero del equipo de fútbol. Debía hablar con él y disculparme por lo que pasó el día del partido. Me disculpé con Elliot y lo invité a que entrara el primero.

Me di cuenta que Elliot tenía razón. Todos habían entrado a la casa. El frío se debía porque estaba a punto de llover. Sin embargo no le tomé mucha importancia y empecé a seguir muy cautelosa a Darwin a una distancia considerable.  Ellos parecían irse a beber a otro lado de la fiesta y me apresuré para quedar a su lado. Pero, vi a mi amiga Ivana tomar el camino que llevaba a la parte trasera de la casa. Pare y me detuve a verla,  Caminaba despacio, hacia la nada. Todo estaba oscuro y no entendía que buscaba.

Miré nuevamente a Darwin, ya iba demasiado lejos, asi que decidí ir tras de Ivana.  Me acerqué muy despacio porque quería asustarla por detrás y estallar de risa juntas. Tal vez quería estar en la piscina pero, si en algún momento pensé que sería entrar en ella, me equivoque. No estaba buscando el patio, buscaba una entrada para ir hacia el bosque. Miró hacia atrás comprobando que nadie la siguiera, yo me escondí para que no me viera. Algo estaba tramando y quería saber.

Ella siguió caminando por la nada. Todo estaba oscuro, salvo el camino que gracias a la luz de la luna ambas podíamos ver por dónde pisabamos.
Pasó solo un minuto cuando ella paró frente a una gran piedra en forma de triángulo. Era un triángulo casi perfecto.

— Llegué un poco tarde. — Empezó a hablarle. Al principio pensé que estaba loca, pero cuando alguien le respondió retiré mis pensamientos.

— No, llegaste justo a tiempo, querida Ametz. — Una voz muy gruesa, como si fuese de un hombre enorme apareció de respeten. Estaba segura que provenía del gran triángulo de piedra.
Al oír aquella voz se me erizó la piel, solo podía pensar en que carajos estaban haciendo Ivana y con quién estaba hablando.

— La chica, ¿Dónde está? — Preguntó la voz desconocida.

— Está dentro, en la fiesta. No está con los elementos principales.

— ¿Qué hay de tu misión? Se supone que ya debe estar en marcha. — La voz parecía darle órdenes y sonaba atemorizante.

— Estoy muy cerca, solo necesito un poco más de tiempo.

— Hemos esperando mucho.
Tapé mi boca para no soltar un alarido de miedo cuando vi quién hablaba con Ivana. Era exactamente la cosa negra que nos atacó el día del partido, un moustros negro.
Ivana no parecía tenerle miedo y por alguna extraña razón de sentía en confianza.

Quise largarme de ahí pero cuando quise darme cuenta, pisé una rama en el suelo, llamando la atención de ambos.

— Está aquí. — Dijo Ivana. — Atrapala.
La cosa negra giró en mi dirección y en un mini segundo se puso detrás de mí. Yo giré sobre mi eje y caí de espalda.

Me quité el brazalete y lo deje caer. Por un momento pensé en que mamá podría matarme si lo perdía, pero ese no era mi mayor problema en ese instante  Hice una gran bola de fuego pero el moustro lo esquivó e impacto en un gran tronco que solo se quemó a la mitad.

— ¡Noqueala, ahora! — Gritó Ivana.

No me dió tiempo de mirarla y exigirle una explicación. Solo sentí el golpe en mi cabeza y me sumergí en una oscuridad total.

Lazos En Cenizas [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora