Capítulo 8

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Este momento es digno de retratar, parezco estar en una película juvenil disfrutando de un viaje con mis amigos. La canción Riptide hace el momento aún mejor, mi cabello vuela por el aire que se mete por la ventanilla del auto, subo mis pies y Noah blanquea los ojos porque estoy ensuciando su querido auto. Un viaje con los amigos, solo eso basta para que la felicidad sea completa. Carter, David, Ellie y Landon están atrás mientras que yo estoy en frente con Noah, mis otros amigos decidieron llegar al otro día porque tienen cosas que hacer.

—Te amo cuando estas cantando esa canción
I love you when you're singing that song.

Canta Carter sacando su cabeza por la ventanilla, tarareo la canción dejándome llevar por la sensación que me provoca este momento. Nunca imaginé tener amigos como ellos, ni mucho menos viajar y sentir la felicidad que ahora me provoca tenerlos aquí. El atardecer provoca que el cielo se torne de colores rojizos y anaranjados, la vista es agradable y de algo estoy segura es que esto lo atesoraré como un buen recuerdo. El paisaje cambia y puedo ver a lo lejos la playa y la única casa que se ve cerca, mis ansias crecen por estar descalza por la arena.

Bajamos del auto y lo primero que me llama la atención es el chico que sale del agua, con mi dedo índice bajo los lentes lo suficiente para que mis ojos puedan admirar el chico fornido, no voy a negarlo el chico es bastante atractivo.

—Hola, soy Drake Robinson.

—Espera, ¿Tu madre es Candy Robinson? —me quito mis lentes para poder observarlo mejor.

—Si.

—El pequeño Drake ya creció —digo con burla.

Me mira de abajo arriba sorprendido.

—Lo mismo digo, Anne.

Me lanzó sobre el para darle un abrazo y él me lo recibe gustoso, conozco a Drake desde que tengo memoria, crecí junto con él ya que su madre fue la mujer que se encargo de cuidar de mi cuando mi madre tuvo que volver al ejército. Drake me guía hasta la casa y al entrar puedo percibir el agradable aroma a comida de Candy. La mujer está en la cocina probando la comida, ya tiene algunas canas en su cabello negro, la llamo y se gira, sus ojos se cristalizan al verme y corre para darme un fuerte abrazo, me llena mi rostro de besos.

—Te extrañe tanto —dice pellizcando mis mejillas.

—Yo también, Candy —me hago a un lado para que vea a mis amigos—. Ellos son mis amigos,
Noah, Carter, Landon, David y Ellie. Vendrán otros dos pero llegan mañana.

Ella asiente y los lleva a las habitaciones para que puedan dejar el equipaje, la casa es grande y Candy vive aquí para cuidarla, por un tiempo viví aquí con ella y Drake, aún no recuerdo a dos pequeños corriendo por la playa, Drake y yo somos como hermanos. Me encierro en mi habitación y me duchó para poder ponerme una ropa más adecuada, al salir siento como todo me da vueltas y escucho susurros pero no distingo si son de afuera de la habitación, salgo y el pasillo está solitario ni una sola alma, bajo las escaleras y me encuentro con todos sentados conversando.

—Estos chicos son grandiosos —dice Candy emocionada.

—Claro —digo sentándome aún lado de Landon— ¿Cómo va todo?

—Todo bien, vivir cerca de la playa es fascinante. Drake se la pasa metido en el agua.

—Drake el niño pasita —menciono el apodo que le puse años atrás.

Suelta una risa ronca y me da un pequeño golpe en el brazo.

—Niña tonta.

Seguimos conversando sobre lo que ha pasado en estos últimos meses que no nos hemos visto y así se pasa una hora en la cual escucho atentamente a Candy hablar sobre el futuro de Drake y las metas que ha cumplido. Es como estar en casa de nuevo, con las personas con las cuales conozco desde pequeña, Candy es como mi segunda madre.

Lo que nunca seremos  (Amores Deseados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora