Ojos grises.

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Me quedé otro rato más recostada del auto, el frío seguía colándose en mi piel, el cigarrillo me había ayudado con mi respiración agitada y el gran dolor provocado por recuerdos y palabras

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Me quedé otro rato más recostada del auto, el frío seguía colándose en mi piel, el cigarrillo me había ayudado con mi respiración agitada y el gran dolor provocado por recuerdos y palabras.

Alcé una vez más la vista; el cielo aún estaba gris, parecía que pronto iba a llover.

Cerré mis ojos, pero los abrí en cuestión de segundos al escuchar ese extraño ruido que llamó mi atención, era parecido a un timbre o más bien a una campanita, el ruido era cada vez más cerca, algo sé aproximaba y venía acompañado de la niebla. Mis ojos lograron captar unas grandes ruedas y una sombra. Ésta se ocultaba en la niebla, era increíble como la niebla tenía tapado en su gran capa a todo el pueblo.

—¿Quién es?, ¿Quién está ahí?—pregunté rápidamente. En mi cabeza daban vueltas ideas locas de lo que estaba cubierto por la niebla; una era un hombre lobo, la niebla se apartaría para que mis ojos se pudieran encontrar con una gran bestia, cubierta de pelos, grandes brazos que colgaban a sus costados, colmillos tan largos y afilados como los de un tiburón que podrían tocar su pecho, garras que rozaban el suelo y ojos amarillos y terroríficos. Pero...los hombres lobos no podrían andar en bicicleta y por lo que mis ojos captaban, la forma que estaba cubierta por la niebla no era la de una bestia, era la de una persona. Deseché esa idea y entonces escuché la voz de la figura que se encontraba en la niebla. Era la de una chica.

—¿Alex?—su voz se me hacía muy familiar.

—Si, soy yo, ¿Quién eres, tú?—la figura no dijo más nada, se quedó en silencio—hola, no se quien eres, ni porque estás aquí—hice una pausa—pero juro por dios que tengo una navaja y no tengo miedo de usarla—mentí, no traía ninguna navaja conmigo, ni sabía cómo se usaba, solo decía eso por defensa, esperando a que esa persona sintiera miedo y desapareciera, pero entonces habló.

—Alex, ¿En serio no sabes quién soy?

—No.

—¿No reconoces mi voz?

Si lo hacía un poco, su voz se me hacía muy familiar, pero mi mente estaba solo en Ellen, y no era fácil reconocer esa voz.

—No, pero, ¿Nos conocemos?—volví a pausar por un momento—si nos conocemos, déjame verte, tal vez te reconozca por tu cara y no por tú voz.

Un silencio un poco incómodo nos hizo compañía, hasta que la figura habló nuevamente.

—No. Si no me reconoces por mi voz, menos lo harás por mi rostro.

—No pienso lo mismo, creo que te reconoceré más rápido por tu rostro, hagamos algo, ¿Quieres?—apreté un poco mis manos a mis costados. No sabía quién era esa figura, no sabía de qué se trataba, ni por qué me conocía y tampoco si estaba bien lo que yo hacía.

—¿Algo cómo qué?

—¿Tú puedes verme?

—No. Solamente escucho tu voz y por eso sé que eres Alex.. .tenemos años sin vernos.

CASS don't let it outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora