EIGHTEEN

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[Nina]

Miro mis manos nerviosa. Nunca antes había odiado tanto mi forma de ser. Nunca antes me había sentido tan aterrada por ser alguien que pierde los nervios con facilidad, alguien tímida, alguien muy sensible que es capaz de hacer lo que sea para evitar una discusión.

¿Cómo le hace Luna para ser tan segura de sí misma, para no tener miedo y arriesgarse sin miedo a nada?

¿Cómo le hace Matteo para sonreírle siempre a la vida, para demostrar que el miedo es algo que nunca en su vida ha sentido, para demostrar que tiene demasiada confianza en sí mismo?

¿Por qué no puedo ser un poquito así?, sólo un poquito.

—Hola bonita.— me congelo al escuchar esa voz. Trago saliva pesadamente e intentando calmar mis nervios, me giro hasta ver de frente al chico.

—Hola Xavi.— siento como la voz me sale temblorosa y como si fuera posible empiezo a rezarle al Dios de los nervios, ni siquiera existe pero en estos momentos necesito creer en algo, necesito aferrarme a algo, poner mis manos en algo o alguien, o moriré de los nervios mucho antes de que le diga a mi novio lo que tengo que decirle.

—¿Qué pasa?, vine tan pronto como pude.— se sienta a un lado de mí en la banca y por inercia me alejo un poco de él. Xavi parece notar mi actitud pues frunce el ceño y se recorre acercándose una vez más a mí.

—Yo necesito decirte algo muy importante.— no sé de dónde saco la capacidad de poder hablar sin temor a que la voz me salga ahogada, aún así, no es como si hubiera ocurrido un milagro. Mis manos y pies siguen temblando y si no fuera porque mi mamá me regaña cada vez que me muerdo las uñas, ahora mismo estaría mordiéndolas hasta casi llegar a la cutícula.

—Bien, dime que ocurre.— él se inclina un poco de lado para quedar más cerca de mí, logro sentir su respiración sobre mí oído, provocándome un escalofrío, uno como los que me provocó Gastón anoche.

Gastón...

Sonrío como tonta pero de inmediato borro mi sonrisa al sentir como mi novio me mira sin entender que ocurre.

—Bien, Xavi lo que pasa es que...— no sigo hablando, Xavi no me interrumpe, yo misma me saboteo al no poder hablar, por alguna extraña razón siento mi garganta seca.

¿Por qué es tan difícil terminar con alguien?

¿Por qué si hay tutoriales con ideas de cómo pedirle a alguien que sea tu novio/novia, no hay tutoriales que te den ideas de como terminar con alguien?

Debería haberlos, la gente como yo los necesitamos y estoy segura que estaría dispuesta a ver cada uno de esos vídeos, sin importarme que con eso haga rico a alguien más.

Sería un ganar ganar, ¿Qué podría salir mal?

—¿Nina?— Xavi me trae de vuelta a la realidad. Sacudo mi cabeza alejando todos mis pensamientos y lo miro, tomo aire, respiro profundo, ya no puedo seguir dándole vueltas al asunto, Xavi merece que sea directa con él y que deje de lado los rodeos, y también mi corazón necesita que termine con esto de una vez, antes de que me de un infarto.

—Xavi y-yo...— una vez más los nervios me traicionan, y si no fuera porque estamos en un lugar público, me daría una cachetada para despertar a mi lengua y por fin poder hablar.

—Nina, habla ya, por favor, me estás asustando– detecto el miedo en su voz, por lo que sólo volteo a verlo con una expresión de pena, intentando decirle que de verdad lo siento– ¡por Dios, habla ya!— grita exaltado, al parecer el perdió los nervios antes que yo. Aunque lo entiendo, cualquiera se desesperaría con alguien como yo.

Oxford (Gastina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora