TWENTY

283 19 41
                                        

[Nina]

Miro nerviosa mis uñas, cualquiera que pasara justo ahora por aquí, pensaría que ahora soy como Jazmín y justo en este momento, ando observando mi manicura, cuando la realidad es otra completamente diferente.

Después de que Gastón no hiciera nada para convencerme y que simplemente mi cuerpo me traicionara aceptando hacer la videollamada, Gastón no tuvo que pedírmelo dos veces pues mi cabeza aceptó con un rápido movimiento de cabeza, que provocó que hasta él se sorprendiera, creyó que rechazaría la idea, de hecho yo creí lo mismo, aún no entiendo porque acepté tan fácilmente.

Nunca he sido alguien que se le de socializar y sobre todo estar frente a una cámara, por eso sigo sin entender como fue que accedí tan rápido a hacer esta videollamada, Gastón sólo tuvo que preguntármelo una vez mientras me miraba a los ojos, y simplemente mi cuerpo quedó hechizado y me fue imposible decirle que no cuando algo en mi interior me gritaba que no aceptara, que saliera huyendo, que fuera directo a mi casa para encerrarme a leer un buen libro.

 Después de haber salido del Roller junto a Gastón para dirigirnos a una parte tranquila del parque para así poder hacer la videollamada con algo de privacidad, llegué a considerar que si acepté tan fácilmente fue porque quiero conocer a esas personas de las que tanto me habla Gastón, las personas con las que ahora convive a diario, las que posiblemente lo conozcan mejor que nadie en estos momentos, además de que algo que debo reconocer es que estar a lado de Gastón me hace sentir segura de mí misma, me hace confiar en mí, en lo que soy, así que sí, en el fondo quiero desmotarles a sus nuevos amigos que valgo suficiente la pena como para que Gastón quiera volver conmigo, quiero que vean que amo a su amigo y que sé que el igual me ama a mí, y sin importar que yo sea sólo una chica nerd y él un chico muy popular y guapo, lo merezco.

—¿Estás lista?— Gastón me saca de mis pensamientos, así que agito un poco mi cabeza y dejo de mirar mis uñas para enfocar mi vista en él.

Asiento.

—¿Segura?– él insiste– porque mira que si no estás lista, yo le puedo decir a Franco de hacer la videollamada otro día.— niego con la cabeza. Si pienso volver a intentarlo con Gastón debo irme haciendo a la idea de que tendré que conocer a sus amigos de la Universidad, pues ahora son importantes para él, así que prefiero hacer esto de una vez a estarme torturando después.

—Segura.— sonrío un poco tímida, él me regala una de esas sonrisas que llenan mi alma de calma, una de esas sonrisas que me hacen sentir segura, que me hacen creer que nada estará mal, que mientras él y yo estemos juntos, todo marchará bien.

—Te van a amar, lo sabes, ¿verdad?– no digo nada, ni siquiera hago un movimiento con mi cabeza para asentir o negar, sólo observo fijamente los ojos avellanados de Gastón– y si no lo hacen, están mal, y se meterán en serios problemas conmigo.— bromea, sé que lo hace para así tranquilizarme, lo cual agradezco mucho porque pese a que tanto él como yo estemos sorprendidos porque acepté hacer esta videollamada, los dos sabemos que muero de nervios.

Suelto una pequeña risa, logrando sentir como la tensión en mi cuerpo reduce un poco.

Gastón no dice nada más, sólo se acerca a mí hasta que logra tomar mi mentón entre una de sus manos, y la otra la coloca en mi cintura. Sigo mirándolo a los ojos, pero conforme él se va acercando, acortando la distancia entre nuestros rostros, empiezo a cerrar mis ojos y siento un cosquilleo en mi estomago cuando finalmente siento sus cálidos y suaves labios sobre los míos.

Gastón lleva su mano que tenía en mi cintura hasta mi rostro hasta que logra acunar mi cara entre sus manos para así profundizar un poco más el beso. Siento como sus labios recorren cada centímetro de los míos. El beso no es agresivo, ni ansioso, es todo lo contrario, es dulce, cálido, suave, es como uno de esos besos inocentes que él me robaba en el pasado cuando me agarraba distraída en el Blake o en el Roller. Y pese a que desde que llegó, lo único que he anhelado es sentirlo con mucha necesidad; sentir sus labios contra los míos moverse tan delicadamente, como si temiera herirlos, me hacen sentir una explosión de amor dentro de mí.

Oxford (Gastina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora