THIRTEEN

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[Nina]

Ambos respirabamos el aroma del otro, era como estar en casa mientras eramos rodeados por los brazos del otro. Habíamos extrañado demasiado eso, tener el contacto del cuerpo del otro tan cerca, respirar el aroma del otro y sonreír mientras escuchabamos o sentíamos los latidos del corazón de cada uno.

Nos separamos después de un largo, cálido, necesario, deseado y perfecto abrazo con el que llevábamos soñando por meses. Nos miramos a los ojos y buscamos con la mirada algún cambio que nos hayamos hecho. Ambos nos encontrabamos perfectos entre nosotros, estabamos tal y como nos recordabamos. No había parte de nuestros cuerpos que no extrañaramos cada uno de nosotros. O eso era lo que yo sentía.

Gastón me miró de pies a cabeza y sonrío.

-Estás hermosa.- sentí como mis mejillas se sonrojaban, bajé la mirada y sentí como Gastón recorría con la suya cada parte de mi cuerpo.

-Gracias...- sonreí nerviosa y escuché una risa por parte él, alce mi vista para ver de que reía- ¿de qué te ríes?

-De que hay cosas que por más que pasé tiempo no cambian.- me mostró su irresistible sonrisa, aquella que me hacía perder la cordura el año pasado y que al parecer aún movía más de un sentimiento dentro de mí.

-¿A qué te refieres?- pregunté dudosa por lo que él se acercó aún más, provocando que nuestras respiraciones chocaran.

-A que sigues siendo la chica tímida de la que me enamoré- abrí mis ojos como platos y sentí mis mejillas arder, cubri mi cara con mi cabello intentando que éste no me mirará, pero Gastón tomó mi mentón y lo alzó para que lo mirará a los ojos- la chica de la que sigo enamorado- sonrío- aún te pones nerviosa cuando te digo cumplidos o cuando tocó tu cara, es hermoso ver que aún causó este tipo de reacciones en ti, es como si el tiempo no hubiera pasado...- su sonrisa era inigualable, nunca antes lo había visto sonreír tanto, me hacía creer que la felicidad había regresado a él porque al fin me volvía a ver.

-Sí...- afirme nerviosa y miré sus ojos, seguían siendo esos bellos ojos musicales de los que me enamoré, de los que sigo enamorada. Sonreí sin darme cuenta provocando una pequeña risa en él.

-Tu sonrisa es mi favorita, tan hermosa y sincera.- acarició mi mejilla logrando que el color rojo carmesí en ellas no disminuyera.

Y debo reconocer que hace mucho no sonreía así, y era porque él era de las pocas personas que lograban sacarme una sonrisa sincera, sin mencionar el hecho de que él era el motivo por el que siempre sonreía.

Y volverlo a ver después de éste largo y eterno tiempo, sin duda alguna era lo mejor que me podía pasar.

-Gracias- sonreí una vez más obteniendo que me devolviera el gesto- ¿qué tal Oxford?

-Bien, muy diferente al Blake, es demasiado pesado- ambos nos sentamos en la banca en la que estaba sentada yo anteriormente- los maestros son demasiado estrictos, las materias son muy pesadas, algunas muy interesantes pero otras de flojera la verdad- ríe y yo imitó su acción- los horarios son de lo peor, me levantó demasiado temprano y no tengo horas libres y hay veces que salgo hasta por la tarde noche. La comida debo admitir que hasta eso es muy buena- ríe y hace un gesto de aprobación- y hay clases extra-curriculares que son muy buenas, estoy en fotografía y en fútbol, como debe de ser.- ríe.

-Vaya, me alegro que todo este yendo bien y que te esté gustando mucho, como dices es bastante la diferencia entre el Blake y allá, sé que es más pesado pero estoy segura de que vas a poder con todo y que te irá de maravilla.

-Sí, este primer semestre aprobé todas mis materias, hubo una que apenas si la pasé pero ahí voy, ya el próximo semestre espero poder subir mi promedio, creo ya me he acoplado al ritmo de allá- se rasco la cabeza, acto que hace cada vez que intenta prometer algo que sera difícil de cumplir, recuerdo cada uno de sus movimientos y los significados de cada uno de ellos- al inicio me costó mucho acostumbrarme por la diferencia de horario, el clima que hace allá que todo el tiempo parece que nieva, y la mayoría de mi ropa es como de verano- ríe- pero por suerte usamos todo el tiempo el uniforme, pero además de todo eso las costumbres de allá, su comida, hablar en inglés, no, te juro que es muy complicado, sobre todo para mí, tengo una amiga que es española y se adaptó de inmeadito, a diferencia de Franco y yo que apenas hace unas semanas ya nos acostumbramos al cien.- vuelve a reír, ahora recuerdo porque me enamoré de él, es alguien tan alegre y seguro de sí mismo. Eso es algo que yo hace mucho buscaba ser, y en él lo encontré, y lo más importante de todo es que el me enseñó a ser así.

Oxford (Gastina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora