Oxford (Gastina)

ELEVEN

[Nina]                        (Maratón 4/4)

Me veo al espejo e intento ocultar mis ojeras. Bufo y le doy la espalda al molesto espejo.

Es lunes y desde el sábado no he vuelto a hablar con Gastón, y siendo sincera, no es que tenga muchas ganas. El sábado después de su llamada la pase con Matteo y Luna, al final Matteo se fue y Luna se quedo a dormir en mi casa y para el domingo sólo hice una videollamada con mi papá y fui de compras con mamá y Mora, nada logró levatarme el ánimo.

Regreso a mi cuarto y me pongo mi molesto uniforme, como deseo que el año terminé y así dejar de usar éste molesto uniforme. Sin dejar de lado que así me iré lejos de acá y de todos.

Una vez lista, regreso al baño y me pongo un poco de corrector que una vez me dio mi mamá. Según esto quita las ojeras, veamos si es cierto. Lo pongo debajo de mis ojos y espero a ver que haga efecto, nada, hasta que recuerdo que lo tengo que esparcir. Tomó una esponja y hago lo que dicen las instrucciones.

Creo que realmente funciona, ya no me veo tan mal como antes, aunque bueno, nunca he sido muy linda que digamos.

Cuando escuchó los molestos gritos de mi mamá llamándome, decido bajar y terminar con ésta tormentosa mañana. Bajó y simplemente comó un pan tostado y espero a que mi mamá termine su ensalada ovo-vegetariana.

Minutos después y sin darme cuenta estamos llegando al Blake, el camino fue el habitual, mamá diciéndome que me porte bien, que me preparé para los exámenes que ya vienen, que en la tarde habara papá y que tengo que estar ahí para cuando lo haga. Lo de siempre.

Salgo de la camioneta de mi mamá y voy hacía la entrada del Blake, algunos están afuera aún y otros están en el pasillo hablando, ese mágico pasillo en el que miles de veces nos desahogamos Luna y yo. Ese bello y melancólico pasillo en el que observaba en secreto a Gastón, en el que hablamos pocas veces y en el que al final terminamos recorriendo juntos tomados de la mano o abrazados. Bueno, el epílogo no fue el mejor, ese pasillo ya no era el mismo para mí, él siempre estaba con Matteo al lado contrario de dónde yo estaba con Luna. Así fue hasta que un día simplemente partió hacia Inglaterra.

-Hola hermosa.- frente a mí una linda gardenia, la tomó y volteo a ver a quién está detrás de mí con una sonrisa.

-Hola Xavi.- intento sonreír, verlo sólo me hace sentir peor, él no merece todo lo que estoy haciendo.

-¿Pasa algo?.- se recarga en el muro y me mira a los ojos. Justo como lo hacía Gastón cada vez que me veía llegar con una cara triste, la diferencia es que el me transmitía seguridad, y Xavi no...

-Xavi...¿tu crees que lo nuestro esté funcionado?.- decido ser sincera. Él cambia su expresión por una abrumada. Soy la peor persona que pueda habitar el planeta.

-¿Por qué lo preguntas?, ¿ya no me quieres y ya no quieres estar conmigo?- escuchó un poco temblorosa su voz- ¿quieres que terminemos?.

-No, no, no- digo de inmediato- pero, no se, aveces siento que tu mereces a alguien mejor, alguien que te sepa valorar y que jamás te haga daño.- bajo la mirada.

-¿Por qué lo dices?- con sus manos temblorosas toma mi mentón y lo alza para que lo vea- tu no me has hecho daño, soy tan feliz contigo, como no tienes idea.- no puedo aguantar más y dejo que las lágrimas vuelvan a salir como lo hicieron en todo este fin de semana.

-Es que...yo aún quiero a Gastón- suelto y veo como se le cristalizan un poco los ojos- este fin de semana hable con él y me dijo que me ama y que quiere que volvamos.- escondo mi cara.

-¿Y tu aún lo amas?- descubre mi cara y hace que lo vea, pero no respondo nada, él suspira- ¿quieres volver con él?.- pregunta con la voz quebrada.