«23»

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—Señora Merry usted que opina de la repentina decisión de la señorita—preguntó una intrigada Lina.

La mujer de cabello platino permaneció unos instantes en silencio sumergida en sus pensamientos hasta que finalmente de su boca salió una respuesta.

—Realmente lo que yo opine no importa sino lo que mi niña desea—respondió con simpleza la mujer—Y tú deberías pensar igual, nosotras no somos nadie para juzgar las acciones de nuestra señorita en cambio debemos seguirla fielmente—añadió la mujer mientras se acostaba en la cama y daba por terminada la conversación.

Si señora Merry—susurro suavemente la joven de ojos oliva mientras extendía su mano para apagar la lámpara de esa habitación y dejarla completamente a oscuras.

Pero contrario a lo que la señora Merry simulaba hacer creer a Lina, ella aún no estaba dormida y mucho menos había dejado de pensar en Rosé.

"¿Qué sucede mi niña?"

Realmente esa es la pregunta que a ansiado decir desde hace mucho tiempo, incluso para ella que la había visto crecer le era difícil comprender el cambio radical en la actitud de su señorita, pero no le diría nada, ella confíaba plenamente en su pequeña rosa y sabía que cuando sea el momento ella misma se lo confesaría, ahora lo único que le quedaba por hacer es esperar pacientemente el momento y cumplir esa promesa que había hecho.

Flash Back

Dentro de una enorme habitación a oscuras donde la única fuente de luz era la brillante luna que atravesaba una de las enormes ventanas de vidrio de esa habitación, la misma dejaba ver a una hermosa mujer de tez blanca como la leche, de cabello rubio como los rayos del sol y unos hermosos ojos fucsia sentada en una mecedora acariciando su abultado vientre.

—¿Me llamo mi señora?—preguntó una mujer de cabello plateado.

—Si señora Merry—respondió suavemente aquella mujer—Mas que llamarte tengo un favor que pedirte— volvió a hablar pero está vez en un tono más serio mientras volteaba en dirección a la mujer.

La mujer de cabello plateado solo se limitó a asentir con la cabeza.

—Señora Merry podría prometerme que una vez Rosie nazca usted permanecerá a su lado siempre sin importar que—le dijo la mujer de ojos fucsia los cuales reflejaban una inmensa desesperación—Se que mi petición es muy egoísta per...—antes que pudiera terminar de hablar su voz se cortó por el llanto que estaba reteniendo y que comenzó a salir de sus labios mientras gruesas lágrimas descendían por sus mejillas.

Esa fue la primera vez que veía a la Duquesa Park tan desesperada hasta el punto de perder su tan tranquila personalidad, y fue ahí donde se dió cuenta que su señora no le estaba hablando como la Duquesa sino como una madre desesperada por el bienestar de su hijo.

—Es un completo honor para mí servir a la señorita Roseanne.

Fin del Flash Back

En ese entonces lo prometió como un deber que debía cumplir al dar su lealtad a su señora pero lo que jamás pensó fue que esa promesa más que un deber se convirtió en el propósito de su vida.

Jamás pensó que aquella bebé se convertiría en la razón de su vida y su mayor felicidad, tal vez fue porque simpatizó con aquella bebé que a las pocas horas de nacer quedó huérfana de madre, que desde que se supo de su concepción fue despreciada por su  propio padre y hermanos, tal vez simpatizó con ella porque a tan solo unos instantes de nacida se encontraba completamente sola, sola como ella tal vez fue porque ella se vio reflejada en esa bebé.

Pero nada de eso importaba ahora porque desde el primer momento en que sostuvo a su señorita en sus brazos sintió que nada era más importante en este mundo que su bienestar.

"Sin importar cuantas espinas deba pisar para poder alfombrar el camino con pétalos para mi niña, lo haría"

A tan solo unos metros del cuarto que compartían Lina y la señora Merry, dentro de una tina se encontraba una feliz Roseanne con una copa de vino.

*Carcajada*

Salud por mi libertad.

Tal vez estaba celebrando muy rápido pero nada en este momento se comparaba con la satisfacción que sentía al saber que ya no tendría que volver a pisar la mansión Park ni volver a relacionarse con ellos y según ella eso ameritaba una celebración.

Respiró profundamente mientras de un tragó bebía el vino de su copa, cerrando los ojos para dejar que el agua tibia llevará toda la rigidez de su cuerpo pero los abrió abruptamente cuando a su mente llegó el recuerdo de unos inexpresivos ojos negro carbón mirándola, ocasionando que su corazón sienta un leve cosquilleo.

"Pero que te pasa Yang, no seas estúpida" 

Él príncipe heredero era el mayor objetivo a evitar en está vida, ella más que nadie sabía que por más que lo intentará alcanzar el siempre lograría dejarla atrás.

Volvió a este mundo no sabía porque pero una cosa era segura no volvió aquí para arreglar amores pasados.

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*Tap Tap*

Los oscuros y bien lustrados zapatos siendo fuertemente estampados en el suelo era lo único que se podía escuchar en ese enorme y silencioso pasillo.

Cálmense su alteza si sigue así creará un hoyo debajo de usted— dijo serenamente un joven de tez blanca, cabello rubio y ojos celestes los cuales eran cubiertos por unos finos anteojos.

Él era Arnold Monnier hijo primogénito del Conde Monnier y asistente de su alteza el príncipe heredero.

Antes que él príncipe pudiera responderle la gran puerta que se encontraba al frente fue abierta y de ahí salió un hombre bajo y gordo con un maletín de doctor.

—Saludos a su alteza el príncipe heredero—dijo el hombre a medida que hacía una reverencia.

Deja las formalidades a un lado y dime, ¿Cómo está la emperatriz?— preguntó impaciente Linden.

—La emperatriz cuenta con muy buena salud, solo fue un desmayo producto de una emoción del momento.

Una vez el hombre terminó de comunicarle el estado de su madre, ingreso velozmente al cuarto de la susodicha.

"Ja, malditos nobles siempre creyéndose superiores"

Maldijo mentalmente el hombre para comenzar a caminar en dirección a la salida, bajo la atenta mirada de Arnold, ese hombre le resultaba tan desagradable y por alguna extraña sensación sospechoso.

《Está vez no buscaré el amor》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora