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—Señora Merry, ¿A dónde se dirigía la señorita?—preguntó una confundida Lina que había visto a la blonda en la ciudad mientras hacía las compras para la casa.

La mujer de ojos chocolate salió de sus pensamientos para dirigir su atención a la joven de ojos oliva.

Rosie fue a dar un examen de admisión para ser una doctora.

¡Qué!— exclamó sorprendida Lina mientras soltaba la bolsa con las compras.

Los ojos oliva de la joven no podían estar más abiertos porque no era posible.

Mientras Lina trataba de salir de su asombro comenzó a recoger lo que había echado, todo bajo la pérdida mirada de la señora Merry, recordando que su reacción al enterarse no fue tan diferente.

Se había topado con Rosé cuando está estaba por salir de la casa así que no pudo evitar preguntarle a dónde iba sola y ella le contó sobre lo de querer ser una doctora que esa fue su razón para salir del Ducado además que de eso dependía el poder romper su compromiso con su alteza el príncipe Linden.

Después de tanto misterio al fin logró saber el motivo de la precipitada decisión de su niña de salir del Ducado y supo que no fue tan precipitada como todos pensaron, pero esas verdades a medias que le contó Rosé porque sabía que su niña no le había dicho toda la verdad tal vez para no preocuparla, en su lugar generaban confundirla y preocuparla más.

Pero una cosa tenía en claro y es que ella había aceptado seguir a su señorita sin importar que y eso haría porque miembro del Ducado Park o doctora o lo que fuera ella seguía siendo su pequeña rosa la flor más preciada de su jardín que ameritaba todo su cuidado y atención.

—Lina, ven siéntate tenemos que hablar— ordenó seriamente la señora Merry, si la joven de ojos oliva iba a estar con ellas debía estar al tanto de la situación.

La joven sirvienta se sentó velozmente donde le indico la mujer de cabellos plateados esperando atentamente su explicación con respecto a esta situación.

"Sin importar que permaneceré hasta el final con mi señorita"

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"Esto debe ser una maldita broma"

Por los recuerdos de su primera vida sabía que el nivel de salud no era el mejor pero no esperaba que fuera tan malo.

En este mundo ningún Reino tenía una universidad de medicina como tal, sino que en los hospitales te hacen hacer un examen de los temas que hay en esos miserables cinco libros de medicina existentes para evaluar tus conocimientos y si haces la mayor cantidad de puntos estás dentro del plantel médico directamente sin ningún tiempo a practicar siquiera.

Por eso aquí el ser médico estaba por debajo de cualquier profesión, es muy escasa la información que se tiene sobre procedimientos médicos a diferencia de otras carreras, a causa de eso la taza de mortalidad de las intervenciones médicas son mucho más altas lo que significa muchas vidas humanas perdidas eso equivale a dinero perdido también, para los nobles que sentido tenía invertir su dinero en algo que no generaba benefició y hagas lo que hagas los pacientes terminarán muriendo.

Debido a eso es una carrera que mayormente es ejercida por los plebeyos ya que no nesecita tanta inversión monetaria ni tener muchos estudios básicos y la paga alcanzaba para almenos no morir de hambre, pero ese sistema es contraproducente ya que eso sólo aumentaba la ignorancia y el retraso dentro de la medicina ya que nadie podía descubrir nuevas formas médicas o medicamentos eficaces y seguros para los pacientes.

Tienen una hora para terminar el examen—dijo desinteresadamente un  doctor gordo y bajo mientras entregaba los exámenes, el cual le resultaba familiar a Rosé pero no recordaba de donde.

La blonda velozmente bajo su mirada a aquellos papeles que en total eran como veinte hojas, pero lejos de sentirse ansiosa lo único que le produjo fue nostalgia al recordar su examen de admisión como Yang-mi y como tuvo que estudiar por años para que aquí con cinco libros sabidos ya era una doctora.Sin más rodeos comenzó a responder las preguntas del examen a gran velocidad, logrando ser la primera en terminar.

La joven de ojos fucsia agarró las hojas y comenzó a caminar en dirección al doctor de hace rato para entregarle las mismas, el hombre al ver lo rápido que alguien terminó el examen no pudo evitar ver con sorpresa a esa persona y se sorprendió aún más al ver que esa persona era una jovencita bastante bonita que no parecía encajar con todos esos asquerosos y ignorantes plebeyos que apenas y podían escribir sus nombres.

La carta de si fue admitida o no llegará en esta semana jovencita así que, este atenta—informó el hombre mientras en su rostro aparecía una descarada sonrisa al observar como la joven se retiraba.

"Interesante"

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Mientras caminaba en dirección a la salida no pudo evitar sentir curiosidad por saber como sería la infraestructura del lugar, en su primera vida como Roseanne jamás había visitado un hospital y casi no era atendida por un doctor ya que su nana no estaba de acuerdo con los procedimientos que ejercían ya que algunos eran muy arcaicos y nada ortodoxos por lo que si se enfermaba y no era grave Lina y su nana la cuidaban.

"¿No pasará nada si hecho una miradita no?"

Y sin pensarlo mucho empezó a caminar en dirección contraria a la salida, mientras vagaba por los pasillos pudo ver que el lugar necesitaba más limpieza y reparaciones y que también hasta el momento no había visto a ningún paciente.

Pero su cuerpo paró en secó al ver que llegaba a la sala de emergencias lo que le ocasionó una emoción inmensa en todo su cuerpo, al ser una doctora especializada en cirugía general su lugar favorito dentro del hospital era la sala de emergencias ya que siempre se encontraba repleto de pacientes que necesitaban de su ayuda, y sin mas la joven se disponía a entrar pero antes que pudiera empujar la puerta su cuerpo se estampó rápidamente contra el suelo.

*Agh*

Roseanne trato de reponerse de ese sorpresivo impacto pero no podía, dándose cuenta que la causa de su caída fue una joven de cabello corto dorado como los rayos del sol, tez blanca y unos brillantes ojos ámbar la cual se encontraba encima suyo impidiendole levantarse.

El niveo rostro de aquella joven se tiñó rápidamente de un leve carmín al darse cuenta en la posición que se encontraba y de que había hecho, haciendo que torpemente se levantará de la joven de ojos fucsia, pero nuevamente cayó al suelo al pisar su vestido pero con la diferencia que está vez ya nadie amortiguó su caída soltando un leve quejido.

—¿Estás bien?— preguntó Rosé a aquella joven mientras le extendía su mano para ayudarla a levantarse.




《Está vez no buscaré el amor》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora