Llamadas

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Sam observa la pantalla del ordenador con detenimiento, como si por mirar más atentamente, Niall fuera a conectarse antes. Parpadea poco, como si el mero hecho de dejar caer sus párpados fuera a empeorar las cosas. Se toca el pelo nerviosamente, cepillándolo con los dedos, tratando de tener un aspecto un poco más decente. ¿Hace cuánto, dos semanas? Dos semanas desde que no se ven. Y se siente a punto de desmayarse, como si fuera la primera vez que Niall la ve y tuviera que causar una buena impresión. Porque, ¿y si ya no siente lo mismo? ¿Y si ya no le parezco atractiva? Sabe que la cámara de su portátil no la va a favorecer en absoluto.

Por fin, el icono de Niall cambia y muestra un circulito verde. Está conectado. Sammy se acomoda mejor en la cama y se pasa el pelo por detrás de las orejas, para justo después volvérselo a sacar de detrás de las orejas. Sabe que está más guapa con el pelo suelto y rebelde rozándole las mejillas.

El sonido de la videollamada la sobresalta, pero no vacila al pulsar “aceptar llamada”. Tarda unos segundos en poder ver la imagen del otro lado. Niall.

Cuando ve su cara en la pantalla es como si todos los nervios se deshicieran, tal y como el agua vuelve a la calma tras ser sacudida por ondas. Siente su corazón bombeando sangre por todo su cuerpo. Se siente viva. Siente que existe, que está en este mundo, y que es participe de algo bueno. Tiene la oportunidad de conservar a Niall en su vida. Se siente desbordada de felicidad, como si jamás hubiera vivido ni un mísero segundo de inseguridad o tristeza.

La cara de Niall muestra una amplia sonrisa, y ella sabe que es la misma cara que debe estar mostrándole. Sonriendo como dos tontos, casi se olvidan de hablar.

-Hola – dice al fin Niall, sin dejar de sonreír, achicando sus ojos, pero sin dejar de mirarla, como si al apartar los ojos durante un segundo, su imagen fuera a desaparecer.

-Hola, Niall – Ella se acomoda de nuevo en la cama y se acerca más el portátil. Es como un acto reflejo. Si no puede estar cerca de Niall, al menos quiere que su imagen esté lo más cerca de su cuerpo posible.

-¿Qué tal? – Pregunta ella, tratando de aprovechar esa llamada para algo más que mirarse sin decir nada como dos extraños en una primera cita.

-Mal. – Él no deja de sonreír pese a sus palabras.

-¿Por qué? – Ella frunce el ceño, preocupada.

-No puedo abrazarte.

Ella relaja la expresión y curva ligeramente las comisuras de sus labios. Ese Niall, siempre robándole las palabras de la boca. Robándole el corazón.

-Puedes abrazar al portátil. No es blandito, pero servirá – propone ella, sin borrar la sonrisa de su cara, preguntándose cómo es posible bromear cuando sientes que te están quitando la sangre del corazón lentamente.

Entonces Niall se acerca muchísimo a la pantalla, hasta que la mayor parte se queda en negro. Los ojos de Sam se inundan en lágrimas, pero logra contenerlas cuando ve de nuevo la enorme sonrisa de Niall.

Sam se aclara la voz. No llevan ni un minuto de conversación y ya siente que se va a deshacer en lágrimas. No quiere mostrarle a Niall que es una chica débil que lo necesita tanto que se siente fatal tras sólo dos semanas. Necesita ser fuerte. Necesita demostrarle que puede con ello, que es tan capaz como cualquier otra chica que él pudiera tener.

-¿Estás solo en la habitación? – Pregunta ella, y casi se siente tonta llenando el silencio de esa manera.

-Sí, ¿por qué? – Niall alza una ceja - ¿es que quieres caldear un poco el ambiente?

Ella ríe. Se ha dado cuenta de que últimamente, Niall está mucho más provocativo que de costumbre. Y eso le hace daño en el corazón. Le gustaría poder decir que no sabe la razón, pero lo sabe perfectamente. Está demasiado lejos. Sus palabras suenan a celos y distancia, a impotencia escondida en bromas. No le gusta en absoluto.

Die young! (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora