N.H.

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Un golpe en la cara hace que Harry se sobresalte y se despierte. Aún así, está demasiado cómodo y a gusto como para ocurrírsele poner un pie fuera de la cama o abrir los ojos, por lo que recibe otro golpe. Un almohadón se estrella contra su cuerpo y el pelinegro siente el fresco de la tela en la cara.

-Harry. Eh, Harry – dice una voz demasiado alto y demasiado chillona y demasiado distinta del silencio que sus oídos quieren oír. – Harry, es importante.

Niall rescata el último cojín que queda en el cuarto, salvo el que hay debajo de la cabeza del somnoliento cuerpo que se esconde tras las sábanas. Lo tira con fuera y aterriza sobre la almohada que Harry ha desistido de quitarse de encima. Como única respuesta obtiene un gruñido.

-Harry, joder, te tengo que decir una cosa. – Niall mira con desgana el bulto que se está amontonando encima de su amigo y se pasa las manos por el pelo, nervioso, ansioso y desesperado. Siente que tiene una bomba de relojería atrancada en la garganta, y cuanto más tarde en decirlo, es más probable que las palabras salgan atropelladamente por sí solas. Así que quiere tener tiempo para poder ordenar sus pensamientos y elegir cuidadosamente las palabras. Sin embargo, también siente la emoción en su pecho, y como, de repente, parece que es un día soleado y alegre en su cabeza.

-Harold Edward Styles – pronuncia el rubio con voz seca y serena – levántate ahora mismo o subiré alguna foto vergonzosa tuya a twitter.

Bajo amenazas, tiene que ceder y prestarme un poco de atención, se convence a sí mismo.

-Por el amor de dios – un brazo emerge de entre los almohadones y todos caen al suelo produciendo un mínimo ruido – ¿qué coño te pasa?

Harry se sienta en la cama pegando la espalda al cabecero de la cama y bosteza con tranquilidad, cerrando momentáneamente los ojos y frunciendo el ceño. Relaja los músculos del cuerpo estirándose como si de un felino se tratase, pero su cuerpo no muestra signos de estar a punto de levantarse. Cuando abre los ojos clava su mirada esmeralda en Niall.

-¿A qué esperas?

Niall toma una gran bocanada de aire y se mueve por la habitación con los pies descalzos. Finalmente ocupa el lugar en el que horas antes había estado durmiendo, junto a Harry, como en los viejos tiempos.

-Es difícil de contar – avisa Niall, reclamando un poco de tiempo para ordenar su discurso.

-Pequeño leprechaun, te conozco mejor que tu propia sombra. Suéltalo, sin más.

El rubio vacila, moviendo nerviosamente sus manos entrelazadas.

-¿Recuerdas cuando me preguntaste si me había enrollado con alguna chica en vacaciones? – Niall hace una pausa, como esperando alguna respuesta por parte de su interlocutor, aunque ha formulado el tema como una pregunta retórica. – Bueno, pues sí que me enrollé con una. 

Harry le da unas palmadas en el muslo a Niall y se levanta de la cama con pereza para ir al baño.

-No es ninguna novedad – dice el moreno a medio camino.

-Harry, creo… estoy enamorado de ella – Niall alza los ojos de sus manos y Harry se gira con asombro. Una sonrisa no tarda en aparecer en su rostro.

-¿Es el inicio de una canción?

-Harry, estoy hablando en serio.

-Ya. Preferiría que no. – El chico de rizos desaparece tras la puerta del baño y Niall suspira, confundido. ¿Tanto esfuerzo, para que ahora le diga eso? Seguro que preferiría no tener que oír mis estúpidos sentimientos de nenaza. Pues los va a oír, se repite Niall con cabezonería.

Die young! (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora