Sam pasa entre la gente intentando esquivar todos los golpes de cuerpos que se mueven frenéticamente. Su objetivo es encontrar un lugar medianamente tranquilo en el cual poder deprimirse a gusto. Ya no le apetece bailar, ni hablar con nadie. Sólo quiere repasar mentalmente todo lo que ha ocurrido durante la noche para poder dar con el momento justo en el que se ha creído que Niall estaba interesado en ella.
Es normal, piensa, cuando Niall estaba aquí casi ni hablábamos, ¿por qué iban a cambiar las cosas ahora?
Encuentra en un rincón el sofá de piel negro en el que habían permanecido después de decorar todo. Se sienta y suspira. La gente va poco a poco aumentando los gritos, y la música vuelve a sonar de nuevo. Entonces Sam se levanta con decisión y va a la barra. Había dicho que no iba a beber nada más que un par de cervezas, pero cuando Ronan le pregunta, ella pide algo fuerte. Ronan la mira extrañado, y le pone un daikiri de fresas, ignorando su petición. No quiere que acabe montando un espectáculo ni vomitando en medio de la sala.
Vuelve al sofá y toma un trago de su copa directamente, sin beber por la pajita que le ha puesto. El sabor dulzón de las fresas enmascara el contenido de alcohol.
Desde dónde está sentada puede observar a todo el mundo y ve perfectamente la barra. Penni está hablando con Ronan cuando este la señala. Penni se gira, sonríe y comienza a andar hacia Sam.
-Sammy, nosotras nos vamos ya, Fanny se siente mal y Kassie tiene carreras en las medias, ¿te vienes?
Sam suspira. Sabe que si vuelve a su casa va a tener demasiado silencio, y que va a pensar en cosas que van a hacer que se sienta todavía peor.
-No, me quedo un rato más. Acabo de pedir el daikiri – dice mostrando su copa a modo de excusa.
Penni la mira extrañada, sabe que a Sam no le gustan mucho los licores de frutas.
-Vale, Luke también se queda, cuando vuelvas vete con él – le recomienda la rubia.
-Sí, mamá – dice Sam con retintín.
Pero eso no molesta a Penni, que se agacha y abraza a Sam.
-Ni se te ocurra ser una de esas borrachas que se ponen melancólicas cuando beben, eh – le advierte la rubia apretándole los carrillos.
-Si sigues así vas a hacer que se me derrame la copa – avisa Sam.
Penni sonríe y se despide, desapareciendo entre la gente.
Ahora ya puede deprimirse sin miedo a que nadie le preste atención. Decide quitarse los tacones, pues nota los pies doloridos después de tantas horas saltando. Agradece el haberse puesto pantalones, pues así puede doblar las piernas sin temor a que se le vea la ropa interior. Suspira y mira a su alrededor apenada. Todo el mundo baila, ríe, salta y bebe. Por lo que se ve no hay nadie en ese pequeño recinto que se encuentre en la misma situación que ella, con el corazón partido, y con ganas de sentarse en un sofá. Y es que en una fiesta hay cientos de cosas más interesantes que hacer que permanecer sentada.
Sam apresa la pajita con los labios y bebe para olvidar, procurando no pensar demasiado. Nota el frío de la copa helando sus dedos y su garganta. Permanece así unos minutos, hasta que la persona que menos espera que le preste atención en esos momentos comienza a buscarla. Ya la echa de menos. Siente la necesidad de admirar esos ojos verdes y esa sonrisa franca, ese rostro inocente que pretende aparentar picardía. Niall no entiende por qué se siente de esa manera, pero no le importa. Quiere estar con ella, necesita sentirla a su lado. Después de todo ese tiempo, alguien casi olvidado de su pasado le hace despertar sensaciones que habían permanecido dormidas en su interior.
Sam nota hundirse el sofá a su lado, gira la cabeza y se encuentra a un Niall sudado y con el pelo revuelto. ¿Cómo demonios la ha encontrado?
-¿Qué bebes? - pregunta él.
-Daikiri - dice ella despegando su pequeña boca de la pajita.
-¿Me dejas probar? - por supuesto que Niall ha bebido alguna vez daikiri, y se acuerda del sabor. Pero lo que más le apetece es probar su boca, y lo más cerca que va a estar es bebiendo de su vaso.
-No tienes mononucleosis ni nada de eso, ¿verdad? - dice ella tendiéndole el vaso.
-¿Siempre haces estas preguntas?
-Siempre.
Niall ríe.
-Ya te imagino, a dos milímetros de los labios de un chico y diciéndole "espera, ¿tienes mononucleosis?" - él representa la acción con una cara teatral y haciendo como que para a alguien imaginario poniéndole la mano en el pecho.
-Serás imbécil... pues ahora no te doy daikiri. - dice, y apresa la pajita entre sus labios.
Él sonríe. Sam es muy divertida y graciosa. Y me apuesto lo que sea a que pocos chicos han tenido el placer de rozar sus labios, piensa el rubio.
-¿Jugamos a verdad o reto? - pregunta Niall de repente.
-¿Tú y yo solos?
-Luego vamos añadiendo a gente. Empiezas tú.
-Vale - dice Sam, pensativa. Y de pronto sonríe con malicia - te reto a que te acerques a esa columna de allí y la perrees. - una gran carcajada escapa de sus labios cuando termina la frase.
-Vaya, pensaba que tú eras más de las verdades...
Ella niega sonriente. No se le da bien mentir, sin embargo actuar es más fácil.
-Aceptas o no. Si no lo haces... te bebes todo el daikiri de un trago.
-Pues estoy bastante sediento... - deja escapar él.
-Cobarde - Sam lo pica para que se levante.
-Ya voy, ¡ya voy! - Niall se levanta y pasa bailando entre la gente hasta que se acerca a la columna. Se sitúa justo detrás de ella, mirando a Sam. Empieza a perrearle poniendo caras de placer, y Sam no puede evitar reírse descontroladamente. Niall vuelve junto a ella.
-Me toca. Elijo reto. - Niall se queda callado durante unos segundos. - Te reto a que me beses.
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Die young! (Niall Horan)
FanfictionUna fiesta. Un chico y una chica. Podría ser la historia de cualquier persona, pero es la de Niall Horan y Sam Sandlers, separados por los sueños que él logró alcanzar. Mullingar, como telón de fondo un bar, música alta y recuerdos. Sentimientos que...