La música está muy alta, tanto que tienen que gritar para oírse entre ellos. Las bebidas están empezando a rular por ahí, y poco a poco incluso los más tímidos van perdiendo la vergüenza y se animan a bailar al ritmo de “chunda-chunda”, house, tecno y música dance.
Sammy sigue rememorando la escena que acaba de pasar hace unos minutos. Todavía siente el roce de los labios de Niall en su mejilla. Tan delicado, tan suave que… que casi ni se le puede llamar beso. Casi ni la ha rozado. Lo que ha sentido la piel de Sam ha sido más aire que otra cosa, pero ella está feliz. Cuando ha visto el rostro de Niall iluminarse al ver todo lo que habían preparado para él… se ha sentido en la cima del mundo.
-Mira lo que he conseguido – dice Penni, que vuelve de la barra pasando entre la gente y le tiende a Sam un vaso enorme con una pajita rosa. – Batido de fresa – sonríe y se coloca junto a ella – lo último sin alcohol que vamos a beber, me temo… – pero la pena no se manifiesta en el rostro de la rubia, todo lo contrario.
-¿Seguro que no te han echado un poco de whiskey en la bebida? – Pregunta Sam, que le da un toque con el codo en el brazo a su amiga.
Penni hace un mohín y se encoge de hombros. Entonces se acerca al oído de su amiga.
-¿Qué, has visto lo guapo que está Niall? – pregunta a Sam.
Esta sonríe y asiente. Es una pena que apenas haya podido hablar con él. Bueno, realmente Sammy cree que Niall ni se ha dado cuenta de a quien le estaba dando dos besos. “Me alegro tanto de verte”. Aquella frase resuena en sus oídos, pronunciada en boca del irlandés. No, ella no lo cree. Pero le da igual, se siente feliz, extasiada. Ella es la que está en una nube gracias a la simple presencia de él, y sabe que por mucho que le duela, nunca va a ser al revés. ¿O quizás sí?
La noche sólo acaba de empezar. Niall baila animadamente al lado de Greg, quien ha dejado durante unas horas el puesto de marido para ser simplemente hermano. Niall se siente un poco confuso, como fuera de lugar. Hacía tanto tiempo que no veía a la gente de Mullingar… todos han cambiado. Y todos están pendientes de él.
Debería estar acostumbrado a ser el centro de atención, pues es famoso, pero él se sigue sintiendo como cualquier otro chico de su edad. Supone que se debe a que durante mucho tiempo fue “el feo” de la banda, al que todas las críticas e insultos iban dirigidas. Ahora, sin embargo, se encuentra entre su gente, sus amigos, su familia. La gente que siempre ha estado ahí, que sabe cómo es su verdadero yo. La gente que lo quiere y que ha organizado todo eso para él. Y ahora a él le toca dar las gracias a todo el mundo.
Dirige su mirada hacia la otra punta del local y divisa un pedacito del enorme cartel que reposa contra la pared, el mismo que antes estaban agarrando sus amigos con tanto ahínco. Después de aquel recibimiento tan caluroso no se ha podido contener y le ha dado dos besos a todos los que estaban sujetando el cartel, ha sido todo un detalle.
La primera en saludarle ha sido su amiga Maggie, y por lo que Niall recuerda de sus días de instituto, está seguro de que ella ha sido la que ha pensado y organizado todo.
-¡Nialler! – Chilla una voz detrás de él. En el bar hay aproximadamente unas cien personas, y eso que Maggie tuvo que reducir bastante la lista de invitados. Edades comprendidas entre 18 y 21 años, que hubieran sido amigos cercanos de Niall o que hubieran ido a la misma clase que él. Niall coge aire y se gira, mostrando una sonrisa en su rostro. Sabe que probablemente se va a pasar toda la noche saludando a gente, y aun así cuando se vaya a casa habrá personas con las que no haya podido hablar.
Alguien le da un pequeño toque en el hombro a Sammy, y el corazón de esta se acelera. ¿Será Niall?
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Die young! (Niall Horan)
FanfictionUna fiesta. Un chico y una chica. Podría ser la historia de cualquier persona, pero es la de Niall Horan y Sam Sandlers, separados por los sueños que él logró alcanzar. Mullingar, como telón de fondo un bar, música alta y recuerdos. Sentimientos que...