Capítulo 23

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37.

Liu Qingge normalmente no estaba asociado a la palabra 'lamentable', era un hombre virtuoso e impasible, el hombre que por su habilidad en batalla fue llamado 'Dios de la Guerra', alguien que había sido criado en el ambiente violento de la Cumbre Bai Zhan y sin embargo jamás había pisado Campo de Guerra real.

Era reconocido como Maestro de esta Cumbre, alguien que podía pelear con otros Maestros de la misma Secta y ganarles a varios de estos Maestros (como a Shen Qingqiu).

Alguien tan fuerte como venerable por supuesto que no sería asociado a la palabra 'lamentable', ¡lamentables eran las jóvenes que intentaban acercarse a un bruto de la guerra como él! Sin embargo, para Shen Qingqiu no había otra palabra con la cual referirse a este hombre que ni siquiera sabía cómo hacer el trabajo con la mano.

Liu Qingge seguía observando a Shen Qingqiu, las orillas de sus ojos se habían vuelto rojas y el brillo opacado en su pupila dilatada se pronunciaba cada vez que bajaba su mirada a los labios de Shen Qingqiu.

Shen Qingqiu era un profesional en persuadir, Liu Qingge sólo quería entender lo que estaba pasando.

El Maestro de la Cumbre Bai Zhan no entendía lo que pasaba en su interior, no sabía lo que estaba buscando, mucho menos podía saber lo que significaba la sensación incómoda entre sus prendas... para él esto sólo se trataba de 'deseo', pero era una palabra tan desconocida como todo lo que le estaba pasando.

¿Habría en los libros una apropiada explicación de este fenómeno?

"Liu-shidi, ven aquí. ¿Todavía recuerdas cómo nos conocimos?" Shen Qingqiu le habló tranquilo y sereno.

Liu Qingge, que lo había mantenido apresado del cuello de su uniforme, dejó que Shen Qingqiu se girara para verlo, bajo sus manos a sus brazos, aferrándose aún a Shen Qingqiu, teniendo un morboso pensamiento de ponerlas en la cintura del otro.

No quería dejarlo ir, no podía dejarlo ir.

Además, esta perspectiva era mejor, Shen Qingqiu le miraba a los ojos, su expresión era calmada como su voz, Shen Qingqiu estaba a su lado, estaba seguro de cada una de sus palabras y por ende Liu Qingge no creía que hubiese algo que temer.

Estaban frente a frente, y ante la pregunta, tan estúpida como molesta por la situación que ambos pasaron en esos tiempos, Liu Qingge frunció el ceño con otra sensación en el estómago, esta fue mucho más clara que las demás, la reconoció al instante: era furia.

Era tan fácil diferenciarlas ahora que las había sentido al tiempo que se creía un poco idiota por haberlas confundido en un principio, ofuscado lanzó un resoplido.

En otras circunstancias, Liu Qingge nunca se habría dejado llevar por sus palabras fácilmente, pero ahora que sostenía a Shen Qingqiu por los brazos, su cabeza apenas se aferraba a la claridad.

Podía sentir los músculos de Shen Qingqiu bajo sus manos, podría romperlos con tan sólo apretar el agarre (no un poco, sino... ejercer un 65% de su fuerza, entonces podría romperlos con algo de facilidad).

Dio un paso en dirección a Shen Qingqiu, caminó tan solo ese paso para estar más cerca de este Maestro que le arrebataba la mente, pero que al mismo tiempo la mantenía clara: era un hilo que sólo Shen Qingqiu podía cortar.

Sólo que Liu Qingge no se dio cuenta que no era un paso, era una caminata, estaba tan perdido que no se percataba que Shen Qingqiu lo estaba jalando, paso a paso lo estaba guiando más adentro de la cueva.

Apretó los dientes cuando dijo "¡Recuerdo!, ¡luchamos durante el Concurso de Sparring de las Doce Cumbres!".

Shen Qingqiu boqueó un poco... Y luego pronunció un "Oh".

La mejor de las escoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora