Capítulo 25

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41.

Después de eso no pasaron mucho tiempo separados.

Liu Qingge salía solo a expediciones peligrosas, a veces eran tan angustiosas para el Líder de Secta que llevaba consigo a Shen Qingqiu para planes que serían completamente ignorados porque no los seguirían, aunque Yue Qingyuan terminaba por agradecerles su esfuerzo y dedicación sin saber por lo que habían pasado, seguro de que todo había ido de acuerdo al plan.

Generalmente estas reuniones de agradecimiento hacían que Shen Qingqiu se aferrara a su abanico con fuerza para no prorrumpir en carcajadas, abanicando por encima de su barbilla para que no viese su boba sonrisa porque a veces terminaban el trabajo por accidente y no por un plan elaborado como pensaba el Líder de Secta.

Liu Qingge había comenzado a verle el humor a la situación y también se tensaba su mandíbula, Yue Qingyuan pensaba que esto era porque se molestaba por la actitud de Shen Qingqiu, jamás pensó que sería porque tenía la misma idea que su Hermano Marcial Menor.

Liu Qingge soltaba resoplidos y bufidos, y Shen Qingqiu sabía que esa era su forma de reír, aunque también le había escuchado soltar una que otra carcajada (algo poco común, e internamente se burlaba del nacimiento de un hada)

Estas reuniones, que antes eran fastidiosas e innecesarias, comenzaron a ser divertidas. Incluso Yue Qingyuan notaba esto, ese ambiente de burla familiar que le hacía recordar por lo que había luchado y lo que siempre había deseado.

Yue Qingyuan a veces se preguntaba si Shen Qingqiu sentía lo mismo.

Liu Qingge se mantuvo en un vaivén de constante movimiento, saliendo y viniendo de la Montaña Cang Qiong como se le viniese en gana, aunque ya no permanecía tanto tiempo lejos de la Secta, incluso la Cumbre Bai Zhan había comenzado a acostumbrarse a verlo paseándose por allá, ni hablar de la Cumbre Qing Jing que ya tenía aperitivos y tés para cuando este Maestro llegará sin aviso, más frecuente a que éste bruto pasara a su propia Cumbre.

De hecho, ante las constantes visitas (y críticas) de Shen Qingqiu al estar en la casa de Liu Qingge en la Cumbre Bai Zhan, vivienda que estaba prácticamente vacía, se hicieron varias remodelaciones, como amueblarla.

Así que ahora tenía una mesa de té (que no ocupaba), una cama (que era más suave de lo que debería) y un pequeño librero casi vacío.

Con cada expedición Liu Qingge traía más libros y folletos para ponerlos en este pequeño librero.

El escritorio viejo y destartalado donde hacía su trabajo como Maestro de la Cumbre Bai Zhan también fue cambiado, ahora era uno de bambú con varios tipos de tinta en una caja a su lado, así como varios pinceles en algo parecido a un vaso, encima del escritorio.

'Así parece mínimamente habitable' le escupió Shen Qingqiu cuando había puesto un extraño tapete en la entrada de la casa.

'Es innecesario' argüía este bruto Maestro con los brazos cruzados sobre su pecho.

'Es necesario' respondía esta escoria de Maestro tranquilamente, golpeando la orilla de su abanico en la nariz del otro.

'¿Por qué?' Liu Qingge fruncía su ceño ante la situación y el golpe.

'¿No crees que, si tu casa es más agradable, más personas vendrán a visitarte?' Shen Qingqiu se rió ante la mirada desagradable de Liu Qingge.

Parecía que realmente no quería que nadie se acercara a su casa.

Sin embargo, cuando Liu Qingge lo pensó más a fondo, se dio cuenta de que había pocas personas que irían a su casa.

La mejor de las escoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora