Capítulo 43

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Capítulo 77.5

"Liu-Shidi" le llamó con una voz dulce y calmada.

Liu Qingge, como cada vez que Shen Qingqiu le llamaba, se limitó a mirarlo con expresión impertérrita, por mucho que su corazón se descarrilaba.

Cada sueño, cada ocasión, cada puta vez Shen Qingqiu le llamaba 'Liu-Shidi', sonriente y cálido, tan divertido como el tono cantarín que usaba, Liu Qingge le miraba con una impasibilidad que incluso haría retroceder al Líder del Palacio Huan Hua, por supuesto se trataba de un enajenamiento que no sentía.

Era ese sentimiento ardiente disfrazado de indiferencia.

A veces se preguntaba si Shen Qingqiu lo notaba, si alguien podía notarlo.

Además, poco a poco su expresión se suavizaría, acostumbrado al hecho de que así era como le llamaba Shen Qingqiu.

'No frunzas tu ceño', 'tu rostro es demasiado atractivo para que lo desperdicies así', '¿no te verías mejor sonriendo?', preguntas que se sabía de memoria por Shen Qingqiu.

¿Realmente era así?

Shen Qingqiu solía acercarse a él, a su rostro, cuando hacía estas preguntas. Incluso le tocaba las mejillas, le daba un masaje en medio de sus cejas o se burlaba golpeándole suavemente el pecho.

A veces, tomaba su mano para llevarlo a algún lugar, Liu Qingge se había quedado tan inmerso en sus manos entrelazadas que cuando era consciente nuevamente no sabía realmente a dónde le había llevado.

Pero verlo en sueños... Esto era increíblemente chocante porque a veces no sabía realmente lo que pasaba, aquellas cosas que pasaban en la realidad se mezclaban con sueños despiertos y era una enajenación total en su entorno por minutos enteros hasta que se acostumbraba al lugar en el que ahora se encontraba.

Para cuando despertaba lo único que quedaba era esa sensación de haber perdido algo importante, pero él no lo ponía en esas palabras, para él era un vacío en el estómago similar al que tenía cuando era más pequeño y tenía que cultivarse para que comer no fuese necesario.

"Liu-shidi" llamó otra vez, y él pronunció algo como 'hum', le estaba escuchando.

Shen Qingqiu, su Shen Qingqiu, sonrió ante esto.

Él ya sabía que le amaba.

Liu Qingge lo sabía, el mismo Shen Qingqiu lo sabía, ¿cómo no iba a saberlo sí le seguía mirando de aquella forma? Tan desesperado y anhelante, esperando a que sea el otro quien haga un primer movimiento, le sonría, se acerque o le tome de la mano.

Sí sus ojos centelleaban con el brillo de las estrellas o el brillo de sus lágrimas no hacía mucha diferencia, sus ojos seguían deslumbrando cuando Shen Qingqiu le sonreía, emocionado o apacible, era precioso.

Esa belleza le cegaba por momentos. Era como mirar al sol, sus ojos se llenaban de lágrimas si le veía directamente por mucho tiempo, pero eso no significaba que quisiera dejar de hacerlo, como un niño que intenta descifrar los secretos que los adultos le ocultan con tan sólo mirar ese astro brillante que ciega, calienta y le hace vivir.

"Liu-shidi" llamó nuevamente con un tono aún más cantarín.

"Liu-shidi" llamó una cuarta vez, y Liu Qingge acudió a su llamado, se desplazó hasta su lado haciendo que Shen Qingqiu tuviese que alzar el rostro por ser un poco más bajo.

Y le rozó los labios con los suyos, su pecho vibró cuando pronunció nuevamente el 'hum' y Shen Qingqiu volvió a sonreír.

Sobre sus labios, los de ambos, no se sentía un aire cálido.

La mejor de las escoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora