Capítulo 32

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55.

Shen Qingqiu le vio bastante serio, y como no habían hablado aquella noche fue el primero en acercarse, fue con él calmado y palmeó ligeramente su espalda para llamarle la atención.

"¿Qué pasó anoche?" preguntó suavemente.

"¿Qué sucedió con tu discípulo?" le dijo Liu Qingge a secas, sin preocuparse por la pregunta, observando a Shen Qingqiu de una forma siniestra.

Shen se crispó un poco. Como un gato que notaba el peligro.

"¿Qué fue lo que hizo?"

Liu Qingge miró la expresión de Shen Qingqiu en todo momento, mientras respondía lentamente: "Anoche, atrapó cinco... yo atrapé dos" no podía matarlos, por mucho que quisiera, eran extremadamente rápidos y simplemente no podía dejar que lo lastimaran a él.

Necesitaban de ellos para una cura o estudios, no sabía lo que haría Mu Qingfang con ellos, entonces se concentró en capturarlos con el mínimo de daño posible (aunque las casas no pensaban lo mismo, ese hombre era un tirano).

No podía excusarse con ninguna de esas cosas, él había sido más lento, había sido incapaz, no era tan fuerte. No podía excusarse, pero a su boca y a su mente acudían toda clase de artimañas que pudo haber utilizado, millones de situaciones que pudo haber cambiado, las preocupaciones que él tenía y le impidieron dar todo su potencial.

Él no había perdido.

Era imposible que Liu Qingge, Dios de la Guerra, Maestro de la Cumbre Bai Zhan, hubiera perdido contra un mocoso de mierda.

"¿Qué pasó durante los años de desaparición de Luo Binghe?"

Su orgullo estaba herido, y Shen Qingqiu debía saberlo bien porque su cara sólo había reflejado incredulidad.

¡Que alguien luchara para capturar a estas bestias con el Gran Maestro de la Cumbre Bai Zhan, y que este advenedizo realmente ganara, era algo que realmente podría romper la visión del mundo de los discípulos de la Cumbre Bai Zhan!, ¡era extremadamente vergonzoso y humillante!

Sin embargo, Shen Qingqiu ni siquiera pudo responderle, Liu Qingge se dijo a sí mismo que era imposible, apenas el día anterior él estaba tan sorprendido como él de saber que este discípulo no había muerto.

Era una pregunta estúpida porque no cabía en su mente cómo un chico le había ganado de tal forma.

La ruidosa multitud de discípulos se calló de repente, separándose de manera simultánea para hacer un espacio consciente a un grupo de personas, permitiéndoles un paso tranquilo y desprovisto de obstáculos.

No muy lejos de ellos, un grupo de líderes avanzó lentamente, Yue Qingyuan y el Antiguo Maestro del Palacio Huan Hua caminaron uno al lado del otro mientras los cultivadores principales del Monasterio Tian Yi y el Templo Zhao Hua caminaban de cerca detrás de ellos.

Luo Binghe estaba al lado del Viejo Maestro del Palacio Huan Hua.

Liu Qingge se levantó para presentar sus respetos a los Líderes sí era necesario, pero se había levantado apenas un paso más adelante que Shen Qingqiu, poniendo su cuerpo frente de este.

Cuando Yue Qingyuan vio a este último por un momento dijo preocupado: "Te ves horrible. No debería haberte dejado venir".

Liu Qingge estaba de acuerdo, y le habría querido decir que lo había pensado desde que a Shen Qingqiu se vino con la idea de participar en tal estúpida excursión, extremadamente peligrosa y ahora extremadamente humillante también.

Él siempre tenía razón, después de todo (y con una amarga mirada a la persona al lado del Viejo Maestro del Palacio Huan Hua) Shen Qingqiu jamás debió de haber ido a aquel lugar.

La mejor de las escoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora