—¿Y eso que estás tan sonriente? Estamos en semana de exámenes y el viernes estabas nerviosa.
Entrelaza nuestros dedos, me recargo en su hombro y juego con los arándanos que hay en mi charola de comida.
—Es que regreso una persona a la cual amo mucho.
A pesar del incidente de antier, sigo emocionada por la llegada de mi hermano. En verdad lo extrañaba mucho.
—¿Ah sí? ¿La amas más a ella que a mí? —eleva sus cejas.
—No, por igual —le aseguro.
—Mmh... —se separa de mí, me extraña su reacción de celos.
Pocas veces se ha puesto así, pero me encanta porque parece niño chiquito que no quiere compartir sus dulces con los demás.
—¿Mmh, qué? Ni sabes de quién hablo —golpee juguetona su hombro, me vio de reojo por un momento y se volteó a comer.
—Como tu novio de hace casi un año y la conexión que tenemos sé que... —toma mi mentón con delicadeza y me ve directo a los ojos—, es un hombre.
Suelto una risita, este rueda los ojos y deja caer su mano.
—Si es un hombre, pero... —no me deje terminar de decirle, se tapa los oídos—, hey, no seas infantil —le quito una mano, me acerco más y con mis dos brazos enrollo el suyo—. Es mi hermano mayor, el sábado llegó a casa.
Recargo mi barbilla en su hombro, está comiendo y me quedo viendo su mandíbula tan perfecta y perfilada, doy un beso en su cuello para que reaccione.
—¿Tú hermano mayor? ¿El qué me contaste que se fue hace tres años? —asiento frenéticamente—.Ya veo, ¿él sabe de mí?
Oh rayos.
Ahora soy yo la que se separa, la campana suena y le agradezco por salvarme, me levanto tomando mi mochila junto con la charola.
—Vamos, nos toca filosofía —ignoro por completo su pregunta.
Palmeo su espalda, tiro los restos que deje en la basura y pongo la charola en el carrito especial para ellas.
Joel hace lo mismo que yo, pero sin dejar de verme. Quiere que le responda su pregunta, suspiro y le extiendo mi mano, no la toma. Solo me da un empujoncito para que comience a caminar.
—Iré a tu casa hoy —dice de repente.
—¿Oh, en serio?
—Si, estoy libre.
—¿Seguro? No debes descuidar el trabajo por mí y lo sabes.
—Estoy libre, amor —pasa su brazo por mis hombros acercándome más a él.
—Bien, ¿a qué hora iras?
Alzo mi cabeza, es más alto que yo, demasiado. Nos topamos con las escaleras y las subimos lento, está pensando... no está libre, lo sé, pero no le quitaré la intención de ir a visitarme en casa, rara vez lo ha hecho.
—Creo que como a las... ¿cinco? Más o menos —mueve su mano libre, llegamos al aula y nos separamos.
—Bien, te estaré esperando.
—De acuerdo.
Entramos dándonos cuenta que el profesor no ha llegado, él se fue con sus amigos en la parte trasera y yo en el mesabanco de mero enfrente a lado de la ventana para leer un libro con la luz natural.
***
—¿Qué te pasa? ¿Por qué no dejas de mover tu pie? —cuestiona Ian.
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La obsesión de Ian © [✔️]
General Fiction| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.