Manoseó mi trasero, temblé como flan debajo de su cuerpo. Me voltea y respiro por la nariz ruidosamente, mi sistema está alterado, siento su cálida respiración en mi barbilla, lo tengo a centímetros y no quiero abrir los ojos.
—¿Tienes miedo? Deja de temblar.
Siento algo frío en mi estomago que se hace nudo, abro los ojos en cuanto mete su mano bajo mi blusa.
—No hagas eso, por favor —le pedí a humo de voz.
Las lágrimas no se hicieron esperar, sus manos subieron por mis costados, mi corazón amenaza con salirse y decido gritar, es mi hermano pero me está tocando sin descaro y no quiero.
—¡Mamá!
–Cállate —grita en susurros apretando mis cachetes.
Se escucha movimiento fuera de la habitación y la voz de mamá.
—¿Cariño, todo bien? ¡Ian!
Grita al percatarse que la puerta está cerrada y no cedió cuando quiso abrirla, Ian se baja de encima advirtiéndome con la mirada.
Igual me levante restregándome mis ojos y teniendo espamos, mientras Ian va a la puerta con los dientes intento quitarme el cinturón de las muñecas que están rojas.
—¿Chris? —madre entra con las manos en alto, Ian sale y logro liberar mis manos.
—Aquí estoy.
Me acerco, abraza mi cuerpo con fuerza, yo escondo mi cara en su cuello. Madre es alta y delgada, fácil de rodear completamente.
—¿Qué pasó? ¿Por qué gritaron? —es un cínico de mierda, que ni crea que me quedaré callada.
—¿Dónde estabas Ian?, tu hermana está llorando y no sé por qué —le reprocha sumamente preocupada.
Ian la piensa unos segundos y me asusta fácilmente cuando exclama sorprendido.
—¿Y esa sangre? ¿Con qué te cortaste?
Con esa mentira mamá rompe su abrazo y empieza a toquetearme buscando la sangre, Ian me aparta de ella de un jalón.
—La voy a llevar a que se enjuague —sigue mintiendo.
—¿Dónde te cortaste? ¿Y Jeol? ¿Fue por él, Christina?
Forcejeo para que me suelte el brazo, conecto con sus ojos negros y niego.
—No madre, eso... —me hace girar, parezco muñeca de trapo.
Tapa mi boca y retrocede.
—Vamos al baño —menciona Ian tranquilo, muerdo su mano y gruñe bajito.
Mamá se sienta en mi cama y la palmea, quiere saber que me pasó. Entramos al baño y "grito" contra su mano removiéndome como gusano.
Me pongo pesada y con mis mismos pies logro empujarnos, se cierra la puerta de golpe y mi vista se nubla.
¡Mamá!
—Shh... estate quieta.
Ni lo sueñes, maldito loco.
Desesperada comienzo a moverme sin un orden, quiero que me suelte. Pateo, rasguño, intento pegarle con mi cabeza, hasta muerdo su mano con fuerza sintiendo el sabor metálico de la sangre y me suelta, no tenía prevista su relación violenta así que caigo al suelo tosiendo y jadeando.
—Mamá —mascullo sin fuerzas. A nada de llorar.
Limpio la saliva alrededor de mi boca y sorbo mi nariz. Ian se agacha y me hago bolita asustada.
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La obsesión de Ian © [✔️]
General Fiction| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.