Caricias, unos roces en mi cuerpo me despiertan trayendo consigo mucho dolor.
Expulso con lamento un quejido y abro los ojos lentamente, me encuentro con la habitación que no me pertenece, doy vuelta despacio encontrándome con Ian recargado en su brazo y sonriendo.
—Buenos días.
Lo miro incrédula, maldito cínico.
Noto que estoy desnuda, no digo nada más que enrollar la sabana a mi cuerpo y levantarme.
—Auch —me quejo ante el pinchazo de dolor en mi estómago bajo.
Siento algo deslizar por mis muslos, camino al baño como pingüino y cierro con seguro tras de mí.
Dejo caer la sabana para verme en el espejo, ahogo de inmediato un grito de horror.
Estoy moreteada en varias partes, tengo chupetes en el cuello, ¿Qué le voy a decir a Joel? Me tachará de zorra y me dejara.
Mi labio inferior esta partido, me mordió al no corresponder su beso posesivo.
Respiro profundo, con algunas lagrimas cayendo y el nudo en mi garganta. Entro a la ducha tallando con fuerza mi piel, me siento sucia, más al encontrar semen mezclado con sangre entre mis piernas.
Hasta dejarme la piel al rojo vivo dejo de echarme jabón, me enjuago y salgo enrollada en una toalla.
No hay nadie en la habitación y las cobijas de la cama no están, solo el colchón desnudo. Camino a la puerta que da al pasillo y al momento de querer abrirla no cede.
Comienzo a desesperarme y doy un manotazo a la puerta. En eso se abre y entra Ian enojado.
—¿Por qué golpeaste la puerta? —pregunta molesto.
—¿Por qué la cerraste? —estoy furiosa así que respondí con otra pregunta.
—Ten, te traje esto.
Me da la ropa de mala gana, tuve que sujetarla antes de que la soltara y cayera al piso, camine de nuevo al baño a paso de tortuga.
Es mi pijama, me trajo mi pijama. Tengo que ir a la escuela. De todos modos me la pongo para no estar desnuda y salgo secándome el cabello.
—¿Qué hora es? —pregunto actuando normal, me comportaré sumisa y que nada de esto me afecta lo más que pueda hasta recibir la llamada de padre.
—Las ocho de la mañana.
—¿Qué? Pero si entro a las siete.
Chiste la lengua caminando a la puerta rapido, duele, pero no tengo de otra. Iba salir, pero jalan mi brazo y estoy dentro de nuevo, Ian cierra la puerta llevándome a la cama, tomo asiento delicadamente en la orilla.
Duele demasiado, es insoportable. Él me ve meticulosamente y desvió la mirada al no poder soportar la suya tan pesada.
—Toma esto.
Eleva su mano, en ella trae dos pastillas toditas.
—¿Qué es? —miro dudosa y alerta.
No me responde y pide que abra la boca, lo hago, él coloca ambas en mi lengua. Se mueve hasta la mesita de noche por un vaso de agua que posteriormente estaba ahí.
Sin decir nada lo aproxima a mi boca, me trago las pastillas con el agua y sostengo su mano para indicarle que ya no quiero más.
—Avise a la escuela que te sentías mal y no ibas a ir —informa.
Recuerdo otra cosa y lo miro preocupada.
—Mamá desayuna a esta hora, ¿Ya fuiste con ella?
Evito el tema de la escuela, quiero discutir, pero no hacerlo enojar y eso justamente va a pasar así que es mejor no decir nada.
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La obsesión de Ian © [✔️]
Ficción General| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.