Me levanto de su pecho a darle un beso y en eso la puerta de mi cuarto se abre de sopetón, respingo por el ruido del golpe y me bajó de arriba del cuerpo de Joel.
—¿Qué estabas haciendo? —su pregunta va directo a mí, se mira tan enojado que me quedo estática viéndolo.
—Nada, sólo estábamos acostados, lo prometo —entra al rescate Joel que toma asiento y entrelaza nuestros dedos, mi hermano ve eso de una manera tan fea que truena los dedos indicando que nos levantemos y lo hacemos.
—Abajo hay comida, vayan.
Hace gestos para que empecemos a caminar, paso por su lado y un escalofrío me trapaza por todo mi brazo. Me pego a mi novio y bajamos las escaleras.
No me giro, pero se que me está mirando. Lo siento en la nuca, una sensación de hormigueo para nada agradable.
Hasta llegar al comedor se me quita, me sacudo leve y tomamos lugar juntos en la mesa, le di un plato a Joel, abrí la caja de pizza sirviéndole un pedazo y señale un recipiente de plástico que contenía espagueti y alitas de pollo.
—¿No vas agarrar? —cuestione ya que no hizo nada.
—Así estoy bien —asegura.
Lo mire incrédula, mordí el pedazo de pizza y me alce un poco para tomar el recipiente. Me serví moderadamente y también a Joel.
—Ey, te dije que no —se ríe, pero no me quita.
—Se cuanto comes, amor. No te hagas de la boca chiquita —hice bailecito de cejas ante su rodeó de ojos, deje el recipiente donde estaba y me acerqué a besar la comisura de sus labios riendo.
—Ah, bueno, entonces no te quejes cuando te quiero dar de comer en mi casa y me rechazas todo.
—Eso es diferente. Siempre como antes de ir por eso te rechazo algunas cosas —explico, él niega.
—Pues no comas nada para ir a mi casa y déjame engordarte —se acerca, frunzo mi ceño y niego frenética—. Claro que sí, así ya nadie podrá fijarse en ti más que yo.
Me carcajeo en su cara.
—No, no, señorito. Estas mal.
Sigo riendo por sus ocurrencias, para la trompa haciendo boca de pato y le doy un beso todavía saliendo de mí risitas.
—Si con mal te refieres a loco, sí, estoy locamente enamorado de ti —dice viéndome con amor palpable en su rostro.
Hago sonidos de ternura, siento mi corazón palpitar más rápido y las cosquillas en mi estómago se presentan, amo a este chico.
—Que bello eres, amor. Con tus palabras me enamoras cada vez más y más.
Vuelvo a juntar nuestros labios, besos de piquito. Ian entra al comedor y me aparto tomando asiento bien, se le ve irritado y molesto.
Merezco ser feliz, en cuanto Joel se vaya, que no quiero que lo haga, hablaré con mi hermano de su fea actitud.
—¿Desde cuándo están juntos? —cuestiona de la nada.
Se ha sentado frente a nosotros, se sirve comida y no deja de intercalar la mirada entre nosotros. Me recuesto en la silla y subo mi pierna a la de Joel balanceándola.
—Tenemos casi el año —digo orgullosa y feliz. Muerdo de nuevo la pizza esperando una reacción de su parte.
—¿Dónde se conocieron?
—En la escuela, iba en último año cuando la vi un día sentada sola en la última banca de la cafetería, algo me atrajo a ella y me senté a su lado —no puedo creerlo, jamás me había contado cómo se acercó a mí—. Platicamos poco, era muy tímida, pero con el paso de los días se fue soltando hasta que me enamore de ella, toda su persona me encanta.
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La obsesión de Ian © [✔️]
Fiction générale| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.