Muchos pies descalzos entran a la habitación, me asomo un poco más y veo a las chicas con una sola bata roja en su cuerpo y el cabello mojado.
Todas se amontonan, hasta escucho la respiración agitada de cada una y algunos sollozos.
—¡Dejen de llorar como bebés, tienen trabajo que hacer! —vocifera Escarlet, me levanto despacio del suelo y salgo de las filas de colgadores
—Tomen asiento —les indica amable Támara.
Le ayudo a sentarlas tras una seña que me hizo, Escarlet las toma de manera brusca, estoy cada vez más odiando su persona.
Una vez todas en un taburete Támara y Escarlet empezaron a secarles el cabello, hacer peinados y maquillar.
Yo les daba acorde a su maquillaje y peinado el vestido que se me hacía mejor en conjunto. Las dos primeras chicas tenían los ojos rojos, las llevaba al final del pasillo entre dos colgadores y hacía que se cambiaran.
—Oye, chica —voltee el cuello hacia ella —. Es que...
Se da la vuelta y vi la cremallera a la mitad de su espalda. Me acerqué para ayudarla notando que tiembla ligeramente. Subí todo el cierre y susurre "listo".
—¿Qué hacen? —la voz repentina de Escarlet me hizo respingar—. Te voy acusar con Ian.
Frunzo el ceño.
—No he hecho nada malo, le ayude a subirse el cierre —defiendo, la chica está detrás de mí con la cabeza gacha—. Más bien yo te voy acusar de que me golpeaste.
Me acorde de ese detalle, ira y repugnancia se instalan en mi sistema. Escarlata palidece por un momento, pero se recompuso de inmediato poniendo su rostro furioso.
—Qué se mueva la zorra detrás de ti —demanda tajante.
Me hago a un lado, mi mano derecha la empuño encajando las uñas en la palma. Siento tanta impotencia.
Pero aquí yo estoy más inclinada a perder.
Ian está enojado conmigo, no me dejaría explicar o decirle la verdad. Remataría sin remordimientos.
Otra chica llega hasta mí, miro sin interés su cara y le doy un vestido. Así lo hago con todas, son chicas hermosas, no merecen esto. Nadie lo merece.
—¿Y Chris? —escucho mi nombre salir de su boca.
Me tenso por completo. Termino de abrocharle los tacones a la chica y me incorporo.
—Esta allá con una chica.
Soy señalada, no me muevo, he quedado en shock. Por el miedo.
El aura que transmite Ian es pesada y fría, sé que está de tras mío. No escuche sus pasos, pero su mirada endemoniada la siento en mi nuca.
—Y-ya... puedes salir —digo nerviosa, me quito de su camino y la chica sale.
De reojo puedo ver al demonio, ni siquiera se inmutó con la chica tan hermosa que pasó por su lado, tiene sus ojos clavados en mí.
¿Ya puedo respirar?
—¿Y tu calzado? —pregunta de repente viendo mis pies.
—Por allá —indicó el lugar con mi dedo, da la media vuelta yendo por ellos son decir nada.
No quiero irme, nada bueno transmitían esos ojos negros. Respiro hondo, trago saliva y justo Ian regresa. Queda frente a mí, se acuclilla y me pide un pie.
—Dame —ordena, elevo mi pierna sosteniéndome de un gancho.
Coloca el tacón y palmea mi otra pierna.
ESTÁS LEYENDO
La obsesión de Ian © [✔️]
Ficción General| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.