El vestido es corto, verde esmeralda de brillitos, con tirantes muy delgados y lo que más odio es no poder usar brasier.
Traigo el collar que me regalo Ian, mi cabello hecho ondas y la cara empanizada. En serio, siento mi rostro como si me hubieran echado harina.
—No te toques la cara o arruinarás el maquillaje.
Le hago caso a Escarlet, mi hermano sepa dónde se metió, pero llegando a la fiesta o reunión nos dejo solas.
Mike y Tyler tardarán un poco más en parecer por aquí.
Caminamos por el gran salón de esta lujosa mansión, miro la mesa de bocadillos con muchas ganas de agarrar una fresa cubierta de chocolate, tan grande y exquisita que se ve, pero el asunto de los brownies con droga me ha dejado un punto claro.
No probar nada de lo que haya en estas fiestas de mafiosos.
—¿Algo de beber? —pregunta Escarlet, niego, sigo observando la mesa y lo que hay en ella—. Es tu cumpleaños, pide lo que quieras.
— Agua —le sonreí, ella hizo una mueca y busco entre las copas—. No, de aquí no.
—¿Por qué?
—Es que ustedes le echan... —empece, pero me callo alzando su mano.
—Shh, ¿cómo te atreves a decirlo? —se enoja en un dos por tres haciendo un ruidito con la garganta y se va.
No me dejes sola.
La pierdo de vista, me pongo nerviosa y volteo a todos lados buscando a Ian.
—Vaya, que hermosa dama —oh no, lo que me faltaba. Sólo diré un segundo Solá.
Un hombre, no lo miro bien porque está a mi lado agarrando algo de la mesa.
No voltees, no le hables, no interactúes con él o te carga una buena con Ian.
—¿Eres muda? —debo admitir que tiene una voz bonita, un acento británico bien marcado.
Pero de todos modos sigo buscando a mi hermano.
—¿Buscas a alguien o por qué estás tan nerviosa?
Me tenso por completo cuando pone su mano sobre mi hombro, trago saliva y quiero hacerme a un lado para que su mano caiga, pero ejerce más presión.
Cierro mis ojos por un momento, por favor suéltame.
—¿Y las bebidas qué...? ¿Por qué la estás tocando? —música para mis odios.
Me remuevo brusca y voy al lado de Ian, escondiéndome detrás de él.
—¿La conoces? —inquiere el sujeto.
—Es mi mujer —lo dice firme, levantando el mentón.
—Oh, no lo sabía. Parecía perdida, como un conejito asustadizo.
Se burla de mí, Ian gruñe y este alza sus manos.
—¿Dónde está Escarlet? —gira su cabeza para verme, me encojo de hombros—. Le deje muy en claro que no te quería sola.
Él señorito se ríe, me asusto con la agresividad que Ian volteo su cuello.
—¿Qué le parece gracioso, Señor King?
Uh, es el anfitrión.
—Alardean mucho de ti para que no sepas lidiar con unas simples putas.
No soy una puta, ¿Este quien se cree?
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La obsesión de Ian © [✔️]
General Fiction| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.