13 "Le temo más a Ian"

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Lloro, quiero soltarme y rasguño su mano, pero no se inmuta.

La veo gritar, me siento tan impotente.

Su cuerpo es golpeado por Escarlet, tiene algo en la mano con lo que le hace cortes en la cara.

Ella gimotea de dolor, quiere zafarse de las cuerdas y sus muñecas sangran.

—No quiero ver más, por favor Ian — suplico con voz temblorosa, el labio me tiembla y cierro los ojos cuando ella me ve.

Estoy igual que tú, no puedo ayudarte.

La risa malévola de Ian resuena en mi oído, me aprieta más contra su cuerpo y besa mi cuello.

—Mírala bien, Chris. Esto y más soy capaz de hacer, así que... piensa muy bien antes de quererte ir de mi lado.

Mis ojos son dos grifos de agua abiertos a más no poder, sigo escuchando los lamentos de la chica. Las piernas no las siento sino fuera por que Ian me esta sujetando del estomago ya hubiera dado al piso.

—¡Ahh! —un alarido de dolor profundo me eriza los vellos del cuerpo.

Algo cruje, un sonido horrible. Cierro los ojos con fuerza y también grito.

—¡Ya!, por favor, basta.

Todos nos voltean a ver con mala cara, Ian gruñe y me saca de ahí, estoy temblando del miedo.

—Sácala, Ian... no la dejes a-ahí abajo —lloro volteándolo a ver, él sonríe de lado, como burlándose.

—Shh, tranquila —masculla acariciando mi cabeza.

Me lleva hasta la sala, toma asiento conmigo encima. Rodeo su cuello sollozando, rogando en silencio que todo pare y sea distinto.

Mi pecho duele por la chica sufriendo abajo, no puedo hacer nada.

Ian comienza hablar, no le entiendo del todo. Luego siento un pinchazo y me quejo.

—¿Qué...? —levanto la cabeza. Mi vista se torna borrosa.

—Duerme, mi pequeña —su voz se apaga al igual que mi mente.


***


Me levanto de golpe, las pesadillas torturan mis sueños.

Rodeo mi cuerpo, estoy en la habitación. Con mis piernas tapadas, alzo el cobertor, me ha cambiado de ropa.

Toco mi cuello, ahí sentí el pinchazo. Si me durmió al instante no soy tan ingenua para saber que me inyectó una droga.

Al menos no paso a mayores.

Destapo mi cuerpo, bajo de la cama y al tocar el piso helado mi piel se eriza como un gatito.

La estancia esta oscura, el sol se esconde a cada minuto que pasa.

Camino lento al baño para echarme agua en la cara. Salgo sacándome e Ian entra al cuarto.

—¿Ya estas mejor? —cuestiona, su rostro está demacrado, tiene unas feas ojeras debajo de sus ojos.

—¿Dónde está la chica? —me importa más eso que yo misma.

—Abajo.

—¿La... la mataron? —contengo la respiración expectante.

—No estoy obligado a decirte nada.

No insisto, dándome por vencida. Saco lentamente el aire y vuelvo acostarme. Segundos más tarde la puerta es cerrada, giro la cabeza notando que estoy sola.

La obsesión de Ian ©  [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora