—Ian regresa mañana.
—¿En serio? —pregunto entusiasmada.
—Si, tengo que salir de viaje y tú madre ocupa que alguien la cuide —dice él preocupado de que no haya un adulto en casa mientras no está.
—Oh, pero si yo puedo cuidarla —le aseguro.
Niega.
—Tú tienes que ir a la escuela, es el último año y quiero excelentes calificaciones —me apunta con su tenedor, hago una mueca pequeña y asiento.
—Claro, padre. Las tendrás. Seré la mejor —le guiño un ojo. El satisfecho eleva las comisuras de sus labios.
—Eso espero, si no Ian se encargará de castigarte —menciona y me desconcierto.
—¿Qué?, Ya no soy una niña pequeña —le recuerdo, no puedo aceptar esto.
—Sigues viviendo bajo mi techo, señorita. Se hace lo que yo diga y si no traes buenas calificaciones se te castigará.
Pero qué tontería.
—Bien —digo entre dientes, sé no me queda de otra.
Proseguí comiendo, pero ahora enojada viendo a mi padre fijamente, aunque que sus palabras sean duras jamás me ha golpeado, sólo me quita el celular y encierra en la biblioteca pequeña que tenemos aquí en casa si llego a reprobar, algo que nunca he hecho, o si saco menos de 10, esas si son contadas las veces que me ha pasado.
—Subiré con Elena, ¿puedes recoger la mesa cuándo termines, por favor?
Con mi dedo índice le afirmo, sonríe cálidamente y viene hasta mí para darme un beso en la cabeza e irse escalera arriba. Ahora yo fui la que sonrío de boca cerrada, pero en grande. Moví mis pies desesperada, veré a mi hermano.
Después de tres años al fin estará en casa. Lo extraño tanto, he querido contactarlo por medio de redes sociales, pero no usa. Pensé que había cambiado, sigue detestando la tecnología, no me sorprendería que llegará con un teléfono viejo de teclas que solo puedes llamar y mandar mensajes.
O mucho peor, sin nada. Porqué que yo recuerde ha llamado a casa desde un teléfono público, allá en la granja de mis abuelos no hay luz y se hace como una hora de camino a la cabina de comunicación, por eso rara vez habla para acá.
¡Ya quiero verlo y abrazarlo!
Me siento muy feliz, termino mi comida y ahora si me levanto de la mesa sancando mi celular del bolsillo de mi pantalón, pongo música a un volumen moderado considerando que madre debe estar descansando y no quiero molestarla.
Dejo el teléfono encima de la barra, bailando al son de la música y cantando bajito recojo los platos sucios llevándolos al fregadero. Entreteniéndome un tiempo aquí.
Una vez todos los trastes limpios y secos, con muchas energías gracias a lo entusiasmada que me siento de volver a ver a mi hermano me encargo de que la primera planta de la casa quede impecable.
Mi playlist se acabo justo a tiempo de que yo igual terminara. Retiro las gotitas de sudor de mi frente, estoy agitada por tanto bailar y cantar igualmente mi piel esta pegajosa, que incómodo.
Decido tomar una refrescante ducha, antes de ir por mi teléfono y subir al baño, pongo cada utensilio que use para limpiar en su lugar. Voy hasta mi celular, lo tomo y me muevo a las escaleras, subiéndolas rápido. Aprovechando que traigo el teléfono pongo otra playlist de canciones electrónicas, prosiguiendo a meterme bajo la lluvia artificial.
Dancin - Aaron Smith
Esa canción comienza, me encanta. Hace años que se publicó y sigue siendo una de mis favoritas.
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La obsesión de Ian © [✔️]
Fiksi Umum| HISTORIA +18 | Él no temía insertar una bala a sangre fría por mí, su obsesión atravesó cada limite. Nadie podía hacerlo razonar y lo peor, es que soy sólo su hermana.