#Capitulo 12: El jardín

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Abbie

—No me puedes pedir algo así —negué sintiendo repentinamente un pequeño mareo. Sin que mi Padre se diera cuenta apoyé mi cuerpo en la baranda de las escaleras para mantener la estabilidad.

—¿Por qué no, Hija? —me miró con el ceño fruncido—. Son amigas...

—Dakota no quiere casarse y lo sabes, Padre. Lo dijo desde el primer día que llegó a nuestra casa —dije con desesperación. Dakota no merecía que la engañaran de esa forma.

—Su Padre está preocupado. Tiene veintiún años y no a tenido ningún pretendiente, Abbie, eso es extraño.

—No es extraño, ella es así. Ella quiere viajar y vivir su vida de otra forma.

—Por favor, Abbie —me miró con su rostro contraído—esas son solo tonterías, ¿Qué mujer no sueña con casarse?

—!Ella! —alcé la voz sin darme cuenta provocando que algunas personas que estaban a nuestro alrededor voltearan a mirarnos. Mi Padre al notarlo me tomó por el brazo para dirigirnos a un lugar más privado bajo la atenta mirada de quienes se habían dado cuenta de nuestra pequeña discusión. 

Una vez estuvimos en un pasillo sin nadie viéndonos se detuvo.

—Escúchame, Abbie —gruñó entre dientes soltando mi brazo—. Dakota no se puede enterar de esto —advirtió—. Ella debe seguir creyendo que solo vino de vacaciones.

—Pero Padre...

—Pero nada, Abbie. El tema queda hasta aquí —acomodó el cuello de su camisa mientras miraba a nuestro alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie viéndonos—. Solo te pido que nos ayudes a que cambie de opinión sobre el matrimonio. Háblale de lo feliz que estás de casarte con Adrián, háblale de esas cosas cuando estén juntas. Solo te pido eso, Hija.

Saber que tendría que mentirle en su propia cara me angustiaba. No quería que Dakota se viera envuelta en esto pero mi Padre y el suyo habían planeado todo desde el comienzo y saberlo solo empeoraba las cosas para mí. Ella tenía planes de seguir con su vida sin la necesidad de casarse, y en su momento no lo entendía pera ella es así y saber que querían quitarle su libertad me dolía. 

Mi libertad podían llevársela pero la de ella no.

—Está bien —suspiré sabiendo que no podía decir otra cosa, aunque en el fondo de mi corazón sabía que no podía permitir algo así.

—Gracias —me sonrió para luego darle  un beso a mi mejilla—. Iré a buscar a tu Madre.

—¿Ella lo sabe? —lo detuve por el brazo antes de que se alejara por completo.

—No, y no lo sabrá.

Mi Padre se fue dejándome sola mientras mi cabeza no dejaba de pensar en lo que habíamos hablado. Le estaban buscando Marido como si fuera un objeto, no me sorprendía, siempre había sido así pero la diferencia era que ella era Dakota, eso cambiaba todas las cosas para mí. No era un simple Matrimonio, era un Matrimonio no deseado. Ella jamás se casaría, lo dijo y saberlo solo me hacía querer llorar por ella. Una parte de mí corazón quería correr ahora mismo y contarle lo que tenían pensado para ella, para que pudiese escapar pero mi otra parte más racional me hacia saber que eso sería un completo error. Eso significaría llevarle la contra a mi Padre y algo así jamás debería ocurrir....pero era Dakota, mi amiga, la única que había logrado hacerme sentir en completa tranquilidad y comodidad con su presencia.

Con el corazón apretado caminé entre la gente para poder ir en busca de ella. Fui hacia el lugar en donde la había visto por última vez antes de hablar con mi Padre pero no estaba y no había rastro de ella en el salón tampoco.

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