#Capitulo 17: ¿Celos?

204 21 3
                                    


Dakota

—Se ve muy linda hoy —me sonrió.

Hace poco habíamos salido de la casa de los Lunsbork y nos dirigíamos al establo. Él quería dar un paseo y mis paseos son a caballo. A pie no volvía a recorrer estas tierras ni loca. Solo Abbie era la excepción.

—¿Ósea que en otros días no me he visto linda? 

—No quise decir eso...—negó moviendo las manos en la desesperación de haberse dado a entender mal.

—Es broma —aclaré antes su nerviosismo.

—Es muy bromista —susurró con una pequeña sonrisa que correspondí—. Pensé que sería una mujer seria.

—Lo soy —asentí mirando mis pasos en el pasto verde—pero solo de vez en cuando.

—Me gustaría conocer un poco más de usted, Dakota.

—¿Qué quiere saber? —lo miré sin detener nuestro andar.

—Todo lo que usted me permita.

—Sabe que no me quedaré en este pueblo, ¿Verdad?

—Lo sé —asintió caminando con sus manos detrás de la espalda—. El Señor Aaron me contó que solo estaría aquí por dos meses.

—Menos de dos meses —aclaré—. Luego de eso vuelvo a retomar mis viajes.

—¿Le gusta viajar? —me miró un tanto extrañado.

—Amo viajar.

En ese mismo instante llegamos y busqué de inmediato a Rafael con la mirada. Él solía pasar el día entero aquí. Sin decir nada ingresé al establo con la esperanza de encontrarlo pero para mi sorpresa no había rastros de él. 

—Creí que daríamos un paseo...

—A caballo —me voltee a mirarlo.

—Sin duda usted es una caja de pandoras, Dakota —sonrió acercándose. Sus palabras trajeron a mi mente los recuerdo de cuando Abbie había dicho lo mismo. Ojala fuese ella quien estuviera frente a mí—. Se nota que no es de este pueblo —se detuvo frente a mí y mis sentidos se pusieron en alerta—. No había conocido a una mujer tan...—hizo una pausa queriendo encontrar las palabras adecuadas— Única.

—En eso coincidimos Señor Grimfols —pasé por su lado para mantener una distancia prudente. No podía estar cerca de él, no dejaría que los rumores comenzaran por ningún motivo—. Soy única —voltee a mirarlo.

Rafael interrumpió nuestra platica entrando abruptamente en el establo por mi costado izquierdo. Al vernos se detuvo de inmediato abriendo los ojos de la sorpresa. Claramente él no esperaba vernos en ese lugar. 

—Perdón —respondió de inmediato dando media vuelta para salir del establo.

—!Rafael! —llamé provocando que detuviera su paso—. Te estaba esperando.

—¿Qué necesita Señorita? —se acercó con la cabeza gacha. Su postura ante mí no me gustaba, él no era así cuando estábamos a solas y sabía que era porque Richard estaba viéndonos pero de todas formas me hizo sentir un poco mal.

—Podrías ensillar dos caballos, por favor.

—Por supuesto —asintió, por primera vez, mirándome a la cara.

—Utilizaré a Amor —informé.

—¿Amor? —Richard nos interrumpió acercándose—. ¿Quién es Amor? —volvió a preguntar más extrañado que antes.

Nuestro lugar favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora