#Capitulo 21: Teatro

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Dakota

"Yo la quiero"

Tres palabras que quedarían marcadas a fuego en mi mente y mi corazón. Jamás esperé escuchar esas palabras de su boca y mucho menos con tal sinceridad que logró erizar mi cuerpo por completo. Ella me quería como yo a ella. Y sin necesitar nada más mi vida mejoró. 

Esa tarde no había podido responderle. Me moría de ganas de hacerlo pero simplemente mi voz falló. Y a pesar de que no le respondí ella me sonrió como si supiera lo que sentía. 

Lo primero que pensé cuando desperté esta mañana fue en ir y decirle que la quería también, que no dejaría que su vida se viera envuelta en soledad porque en mí siempre encontraría Amor pero una vez más no me atreví cuando estuvimos a solas en el balcón de su habitación. Era el momento perfecto, lo podía sentir, pero aún así no pude y me odiaba por eso. No quería que Abbie pensara que no le correspondía en un sentimiento tan sincero como el querer a alguien. 

Esta vez no pasamos nuestra tarde en Nuestro lugar favorito porque el clima no era el adecuado. Las nubes estaban negras y parecía que en cualquier momento llovería, lo cual nos sorprendió mucho porque era primavera.

 Incluso el cielo se enojaba conmigo por haber sido una cobarde.

—Recuerden que iremos a la inauguración del Teatro esta tarde.

Había informado la Señora Angela a la hora de almuerzo. Abbie dijo que su prometido también iría. Me dolía verla con él. Pero más me dolía saber que Adrián era un buen chico, porque no tenía motivos para odiarlo. 

Así que aquí estaba, cambiándome de ropa para poder ir al teatro. Me pondría un vestido rojo burdeo con un abrigo negro y dejaría mi pelo suelto. 

Mientras la Familia Lunsbork se alistaba bajé hacia el establo para pedirle a Rafael si podía cuidar a Bola de pelos y felizmente había aceptado. Estos días no hemos hablado tanto pero aún seguía esa pequeña confianza que habíamos entablando. 

Cuando volví a entrar en la casa me percaté que frente a las escaleras, de espalda a mí, había un hombre. Solo con verlo de espalda pude reconocerlo.

—Señor Grimfols.

Y como si todo pasara en cámara lenta frente a mis ojos, se volteó a mirarme. En sus manos tenía un ramo de rosas rojas envueltas con un papel plástico del mismo color que estaba perfectamente amarrado con una cinta negra. Su terno y corbata típica de color negro con una camisa blanca, y una radiante sonrisa acompañada de una mirada dulce y serena me recibieron al entrar.

—Señorita Wennslath —se acercó con pasos decididos.

—Me sorprende verlo aquí.

—Espero que sea para bien —estiró el ramo de rosas hacia mí. Encantada lo recibí. Amaba las rosas—Quería invitarla esta noche a la inauguración del Teatro.

—Iremos con la Familia Lunsbork —informé no queriendo sonar tan dura.

—Lo sé —sonrió divertido—. Todo el pueblo irá.

—Entonces no hay problema, y muchas gracias por la invitación.

El sonido de las escalaras llamó nuestra atención. Di un paso para quedar justo al lado de Richard mientras miraba Abbie y sus Padres bajar. Se veía hermosa como siempre. Llevaba un vestido azul oscuro sin mangas dejando a la vista sus hombros y clavícula, su cabello rubio estaba tomado en una prolija coleta dejando despejado su rostro para apreciar mucho más sus facciones. Cada día era más hermosa.

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