#Capitulo 19: Una noche estrellada

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Abbie

¿Le gustaría acompañarnos a Bola de pelos y a mí esta noche a ver las estrellas en mi tejado?

Una pregunta escrita con tinta me hizo sonreír. Sabía perfectamente de quien era y aunque tenía mucho sueño no podía negarme a tal invitación. Su letra era linda, fina e inclinada, tan delicada como su sonrisa.

Me volví a colocar las pantuflas y acomodando mi capucha salí de mi habitación con el papel en mano. Me detuve frente a su puerta y con dos suaves golpes, para no despertar la sospecha de mis Padres, la llamé. Abrió la puerta al instante como si estuviera esperando mi llegada. 

—¿Qué hace aquí? —me miró con una mirada juguetona fingiendo no saber el motivo de mi visita. Levanté el papel abierto frente a sus ojos. Con una sonrisa tomó mi mano y me adentró de un tirón a su Habitación cerrando la puerta tras de mí—Por un momento pensé que no vendría —confesó.

—Leí que en la invitación estaría Bola de pelos y no pude negarme —sonreí—Por cierto....Linda letra.

El animal de pelaje rubio se lanzó a mis piernas para darme la bienvenida y enseguida la tomé en brazos.

—Muchas gracias, le escribiré más seguido —sonrió con alegría—. Vamos.

Dakota dejó sus pantuflas a un lado de la cama para subirse en ella. Abrió la ventana de madera, con forma cuadrada, para salir por ella y quedarse de pie en el tejado mirándome con una expresión totalmente relajada, como si hiciese eso siempre. Y lo más probable es que así fuera.

Su mirada me llamaba en silencio para que le hiciera compañía y así lo hice. Dejé mis pantuflas a un lado de las suyas, me subí a su cama, la cual estaba con el cubre camas azul hacia atrás dejando ver las sabanas blancas al igual que su almohada. Iba a dejar a Bola de pelos sobre el colchón cuando Dakota me detuvo para que se lo entregara. Con un brazo sostenía al animal contra su pecho y con el otro me ofreció ayuda para poder pasar el marco de la ventana. 

—No pasa nada.

Sonrió al ver que no soltaba su brazo por temor a caer. El tejado era recto por lo cual no había tanto peligro....a menos que se rompiera pero esperaba que eso no pasara.

Dakota dejó a Bola de pelos sobre las tejas y el animal, como si estuviera acostumbrada, caminó sobre este. 

—!Cuidado! 

Me alteré al ver como Bola de pelos se acercaba al borde.

—Tranquila —susurró con total tranquilidad—. La primera vez también me había asustado cuando la vi pero me di cuenta de que los animales siente el peligro. Sería bueno que nosotros también ¿Verdad? —captó mi atención.

—¿Qué?

—Nada —sonrió—. Si quiere me devuelve mi brazo.

Dakota bajó la mirada a su brazo el cual estaba siendo ligeramente apretado por mi mano debido al susto que me había provocado ver a Bola de pelos cerca del borde del tejado. Rápidamente la solté un poco avergonzada. Ese gesto me había recordado el primer día que nos conocimos y que me enseñó a nadar. Había dejado su brazo igual de marcado.

—Parece que acostumbra hacer esto.

—Sí —asintió. 

Se sentó con la espalda apegada al pequeño muro que quedaba en la ventana y con su mirada hacia el cielo encogió sus piernas para abrazarlas sobre su pecho. Esta noche no hacía frío. No queriendo quedarme más tiempo de pie, por miedo a caer, me senté a su lado de la misma forma.

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