The Handler

XXIV

Regresó a su habitación tarde en la madrugada.
Luego de ducharse, se recostó en la penumbra del dormitorio dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Finalmente optó por permanecer recostado boca arriba por unos cuantos minutos. Al principio, observando el techo. Hasta que, por último comenzó a sumirse en un lento pero profundo sueño.

Soltó un fuerte gruñido, dándole una patada a su atacante para luego atravesarlo a puño cerrado con las filosas garras que se abrían paso desde el interior sus nudillos, entre sus dedos.
Otros dos soldados se acercaron corriendo a él, uno de cada lado, a los cuales evadió saltando por sobre sus cabezas, posicionándose frente a ellos y dejándolos alineados frente a él. Así fue como profiriéndole una patada al más cercano de ellos en el pecho, los tumbó para luego montárseles encima y nuevamente, embestirlos con aquel arma incorporada a su anatomía. 

Todo el galpón olía a óxido. Se oía agua gotear de las cañerías ubicadas a lo alto de la habitación, y el chirrido y los golpes proveniente los puentes metálicos  que colgaban del techo donde Cíclope y Tormenta se encontraban batallando contra otros atacantes.

En un rápido cruce de miradas, Logan advirtió a Tormenta señalando con su cabeza en dirección a la puerta principal que conectaba el almacén con el resto del edificio, indicando que era hacia allí donde se dirigiría. La mujer de cabello blanco asintió con la cabeza levemente en el medio de su riña con más sujetos. 

Fue entonces cuando un nuevo soldado saltó del techo, cayendo sobre su espalda, antes que él pudiera preverlo y adelantarse a sus movimientos. Le urgía salir de allí cuanto antes. Mientras más tiempo pasaba... 

Una punzada de dolor en el cuello le nubló la vista por un instante. Sentía el líquido de aquella inyección, esparcirse desde aquella pequeña herida en su cuerpo, hacia el resto de él, ocasionándole una sensación extraña por un breve segundo.
No logró comprender demasiado lo que había sucedido, hasta que percibió a Bobby congelar al sujeto que lo estaba sometiendo, ocasionando que cayera al suelo a un costado, emitiendo un sonido cristalino.

Se puso de pie, tocando instintivamente el lugar del pinchazo con la yema de sus dedos. No parecía haberle causado ningún efecto... no sabía si estaba con la cabeza tan enfocada o si era sólo su imaginación, porque no sentía nada en lo absoluto. Pero a lo mejor, todo había sido una idea suya y Iceman habría detenido la secuencia con aquella jeringa antes de que llegara a completarse.

Inició carrera nuevamente y arremetió contra la puerta metálica de un empujón, haciendo que ésta provocara un estrepitoso sonido al chocar contra la pared sobre la que estaba ubicada la abertura.
Subió a través de algunas escaleras de emergencias, y se metió por una nueva entrada, la cual abría paso a un pasillo con un sinfín de habitaciones, cuya estructura era blanca como la nieve. Los pisos, de baldosas de cerámica; las paredes pulcramente pintadas, y cientos de habitaciones, le retorcieron las entrañas frente al pensamiento irónico de que cosas realmente oscuras se llevaban acabo dentro de aquella complexión, a la vista, inmaculada.

La travesía de chequear habitación por habitación había comenzado. Todas, y cada una de aquellas salas se encontraba completamente vacía y excesivamente organizada. Así transcurrió un buen rato. Acabando de chequear varios pisos y volviendo a salir hacia las escaleras de emergencia para ir subiendo un nivel más, antes de revisarlo por completo.

Ya en estando en el último piso de aquel edificio relativamente bajo —el cual constaba de cinco niveles—, y habiendo abierto gran parte las puertas posibles que allí se hallaban, respiró con frustración. El lugar parecía absolutamente desolado, lo cual lo confundía un poco, sobre todo teniendo en cuenta que sólo el subsuelo, estaba atestado de maquinarias y agentes armados. Estaba seguro que se trataba de una trampa, y ellos, habían caído.
Se pasó el brazo por el rostro para poder secar el sudor, y se tomó unos segundos para poder recuperar el aire, apoyando la palma de sus manos sobre sus rodillas; pero sabía que no podía detenerse por mucho tiempo. Retomó la corrida a través de aquel extraño corredor, que parecía pertenecer a un inmenso laboratorio. Todo allí era blanco como la nieve: el piso, las paredes y los muebles parecían tener un destello propio que podría traer problema de vista a quien se dedicara a observar con detención todo aquello. Todo parecía estar vacío, pero bien sabía él que no era así, así que continuó buscando habitación por habitación, pateando las puertas cerradas y continuando hasta la siguiente sala. Solo quedaba un solo lugar por revisar ubicado en el centro, al final del camino, así que lleno de adrenalina se dirigió hacia él y derribó la puerta de una patada.

Lo que vio, lo dejó impresionado. Parado de pie bajo el marco de la abertura, contempló con respiración agitada el cuerpo que yacía en un charco de sangre. Sintió como si la presión le bajara. Se acercó a ella, parpadeando reiteradamente mientras sentía lágrimas escocer sus ojos. La tomó por los hombros gentilmente, con manos temblorosas, para darle una suave sacudida.

— ¡_____!

Fue su propio grito el cual lo hubo despertado de aquel oscuro sueño. Su respiración agitada, su cuerpo, empapado de sudor. Las sábanas hechas un bollo en los pies de la cama. Sólo pasados unos segundos, luego de que su visión se ajustara a la nula iluminación de su habitación, Logan reconoció los gritos provenientes del exterior. Fuertes golpes llamaban a su puerta.

Nada más abrir, sus ojos se toparon con una exaltada Rogue, que al parecer había estado intentando dar con el por unos largos minutos.
—Logan, por favor —comenzó la muchacha algo agitada. La vio tragar saliva— debes venir con nosotros abajo. Algo muy malo está sucediendo con _____.