IX. Primeras Impresiones

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Miró todo a su alrededor. Las camionetas y coches se tocaban bocina unos a otros, a la vez que los conductores parecían gritarse cosas entre sí. Allí estaba ella, en un sitio al que llamaban "Laughlin City". Con el cabello oscuro y abrigada con un tapado y una bufanda, todo cuanto la rodeaba estaba cubierto por una gruesa capa de nieve. Aún no llevaba aquel particular mechón blanco sobre su frente, y lucía algo perdida.

Se adentró en lo que parecía un bar. La gente hablaba fuerte, y se oían insultos y cristales rompiéndose por todos lados. Examinó el sitio con cautela, hasta que su vista chocó con algo que le llamó la atención.

Era como una jaula, recubierta con alambrado, redonda y atestada de gente a su alrededor. Todos exclamaban cosas inentendibles, agitando los puños, abucheando y chiflando; observando con furia lo que se hallaba adentro. Un campanazo se oyó. Alguien extrajo de allí, el cuerpo de un hombre molido a golpes.

—Caballeros —anunció quien parecía ser un presentador— , en todos estos años, nunca vi algo como esto.

Se trataba de un hombre. Estaba apoyado sobre uno de los laterales, sosteniéndose con las manos. Su posición hacía resaltar los fuertes músculos de su espalda. Tenía una contextura amplia y no poseía ni un gramo de grasa. Su cabello era oscuro, mas Rogue no sabía qué pensar de su rostro, ya que estaba sumido en las sombras que el gentío afuera proporcionaba.

—¡¿Van a permitir que este hombre se vaya con todo su dinero? —continuó el presentador, vestido con un traje arruinado y una vieja galera.

Al parecer, se trataba de apuestas. Todos negaron al unísono ante aquella pregunta.

Un tipo calvo se ofreció a luchar con el que ya estaba dentro de aquel «ring» .

—Damas y caballeros, ¡nuestro salvador!

El viejo de galera pareció darle una recomendación al calvo. La pelea comenzó.

Fue el recién llegado quien inició con los ataques, proporcionándole una patada en la espalda al que ya estaba allí adentro desde antes. Todos comenzaron a celebrar; hasta que el musculoso que yacía en el suelo se puso de pie y le devolvió los golpes. Luego del tercero, la campaña volvió a sonar: la pelea había terminado. Y, a juzgar por lo que había oído, parecía ser que aquel particular personaje, quien hubo 'ganado', se hacía llamar "Wolverine".

Rogue se quedó hasta que todos se hubieron marchado. Entonces, percibió su presencia cuando decidió tomar lugar en la barra no muy lejos de donde ella estaba y lo oyó pedir una cerveza. Llevaba un grueso cigarro en la boca. Su cabello era oscuro y su aspecto rudo, intimidante; aunque a ella no la asustaba en lo absoluto. Lo observó unos minutos. Entonces, el calvo se acercó a irrumpir con la extraña "tranquilidad" del lugar.

—Me debes dinero—, dijo.

Lo oyó refunfuñar algo más, y también pudo notar como Wolverine le respondía algo por lo bajo. Algo que, evidentemente, no le había agradado demasiado, porque lo observó tomar una navaja que se dirigía directamente hacia su torso,

—¡Cuidado! —gritó espantada. Entonces, como si todo hubiera sucedido muy de prisa, Wolverine reaccionó y, estampándolo contra una columna, lo acorraló amenazándolo como con unas extrañas cuchillas. Rogue no supo con exactitud de qué se trataba, pero vio como una especie de barras metálicas, filosas, saliendo de entre medio de los nudillos de aquel hombre. Reparó en que más que cuchillas, se asemejaban a garras. El dueño del bar lo apuntó con una escopeta.

—Vete de mi bar, fenómeno.

La tensión se apoderó del ambiente. Sin embargo, al interpelado aquello no pareció molestarle, ya que, con la mano que le quedaba libre, cortó en dos la escopeta con la que había sido amenazado, empleando un simple y ágil movimiento. Todos lo miraron espantados. Lo contempló examinar a todos los presentes con gesto amenazante, hasta que finalmente, lo vio marcharse silenciosamente del lugar.

The HandlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora