V. Intromisión mutua.

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Se dirigió al bar de la sala de recreación, sintiéndose frustrada. Nada parecía salirle bien. Luego del golpe que Logan le había otorgado al estamparla contra la pared, la espalda le dolía como mil demonios. Sin embargo, aquello no lo padecía tanto como padecía el poco cortés trato que "Wolverine" le brindaba.
Tomó un vaso grande y colocó dentro anchos cubos de hielo. Luego volcó el contenido ambarino que la botella con la etiqueta de "Balblair 1989" contenía, y bebió con amargura.
No solía beber alcohol. Al menos, no de ese estilo fuerte como lo era el whisky; pero en esos momentos necesitaba algo que la reconfortara. Tenía que admitirlo, estaba molesta. Quería ayudarlo, pero no él no se lo permitía y a decir verdad, dudaba que eso fuera a cambiar. Sabía lo desconfiado que Logan había sido toda su vida, pero ahora era extremadamente insoportable. «Paciencia».
Jugaba con el vaso con la mirada perdida sobre el suelo. Todo lo que había sucedido durante las últimas veinticuatro horas...
Aquella era la primer noche sin poder dormir a causa de las pesadillas, y confiaba en que desgraciadamente, no sería la última.
Gimió y se arqueó nublada por el dolor, a causa de una puntada en su espalda. Dejó el vaso con brusquedad sobre la barra volcando su contenido y se sacudió las manos antes de empezar a levantarse la playera para ver cómo se encontraba esa parte de su cuerpo; pero entonces el sonido del picaporte de la sala la detuvo, y optó por desaparecer de allí inmediatamente.
Contuvo la respiración al ver a Logan adentrarse en la habitación. Éste se acercó hasta donde ella estaba, quedándose a muy pocos centímetros de distancia pero sin percibir su presencia. Se preguntó cuánto demoraría en darse cuenta, justo cuando lo vio examinar con el ceño fruncido el vaso que ella había depositado allí unos instantes antes. «Oh, oh».
Logan comenzó a observar la habitación cautelosamente, sin notar nada extraño, pero sabiendo que allí había alguien más junto con él. Aguzó el olfato, entonces ese perfume le quemó la nariz nuevamente.
_____, que pretendía marcharse silenciosamente, pronto se vio tumbada en el suelo boca arriba, con Logan sobre ella. Deshizo su invisibilidad y lo miró con furia, al igual que él a ella. No sabía cómo hubo él acertado, pero su antebrazo estaba atravesado sobre el cuello de ella difícultándole la respiración; y sus garras también estaban a escasos centímetros de su rostro. Ambos tenían la respiración algo agitada y se observaban con recelo.
_____ cerró los ojos adolorida y arqueó la espalda nuevamente.
-Maldita sea -murmuró entre dientes a la vez que abría los párpados con la mirada vidriosa-. ¿Acaso vas a estamparme con la maldita primera cosa que encuentres, cada vez que nos crucemos?
Aquello lo pilló con la guardia baja, su rostro se tornó a uno de sorpresa instantáneamente. Guardó sus garras, se hizo a un lado y, al ver que a ella se le complicaba el ponerse de pie, le tendió una mano. La castaña lo contempló con desconfianza unos segundos; luego, la tomó.
Ambos estaban en completo silencio. Logan se sentó junto a la barra; ella, se dirigió hacia el otro lado, donde estaban los licores. Cogió el recipiente del que había estado bebiendo, y se acabó lo que quedaba de un solo movimiento notando que Wolverine no le quitaba la mirada de encima. Dio media vuelta y abrió uno de los muebles de arriba para agarrar otro vaso.
-¿Qué tomas? -interrogó ella volteando su cabeza para verlo por sobre el hombro.
Logan resopló.
-Lo que sea. Sírveme de lo que tú tomes.
_____ colocó hielo y volvió a servir de aquel whisky escocés.
-Aquí tienes.
No regresó a sentarse. Meneó suavemente la muñeca en la que portaba el recipiente para ayudar a que el hielo se derritiera más rápido y bebió en seco. Él la imitó sin dejar de observarla.
-Lo... lamento -murmuró luego de un momento, como si le costara.
Ella sonrió amable, convirtiéndose en la de siempre.
-No te preocupes.
Él pareció pensativo unos instantes.
-¿Por qué me sigues? -soltó al fin levantando la vista y fijándola en _____.
Ella lo observó con incredulidad, soltando una pequeña risa.
-¿Seguir...te?
Logan viró los ojos.
-Por si no lo habías notado -continuó ella-, yo ya estaba aquí antes de que tú llegaras.
Lo miró fijamente mientras continuaba ingiriendo de su copa.
-¿También estabas en el parque, justo en esa fuente, antes de que yo llegara?
_____ se encogió de hombros.
-Algo así.
Cuando hubo acabado su medida de whisky, regresó a poner las cosas en su lugar procurando dejar todo en orden antes de intentar conciliar el sueño nuevamente.
Él la escudriñaba desde atrás. Bueno, estaba claro que nunca se había imaginado que ella fuera a hablarle de la manera en que lo había hecho minutos atrás, ya que parecía ser una persona tranquila y a lo mejor algo sumisa. Evidentemente, se equivocaba. Sin embargo fue el tono que empleó lo que le llamó la atención. Aquello de chocarla contra algo constantemente... sólo habían sido dos veces, se dijo. «Dos veces en un día».
La examinó de arriba abajo. Tenía una contextura delgada. A decir verdad, parecía un tanto frágil, pero dudaba de que en verdad fuera así. Llevaba una camiseta de color claro y unos gastados jeans azules. Algo en su espalda capturó su interés.
Una pequeña línea roja comenzaba a expandirse paulatinamente entre los omóplatos de la chica, hacia abajo. Entonces, el olor a óxido confirmó su sospecha.
-Estás sangrando -le dijo.
Ella volteó a verse la parte posterior del torso con el rostro pálido.
-Maldición -susurró-. Debo irme.
Y antes de que él pudiera responder nada, se marchó con urgencia de la sala.

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