XIII. Encuentro repentino

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Se pasó el brazo por el rostro para poder secar el sudor, y se tomó unos segundos para poder recuperar el aire, apoyando la palma de sus manos sobre sus rodillas, pero sabía que no podía detenerse por mucho tiempo. Retomó la corrida a través de aquel extraño corredor, que parecía pertenecer a un inmenso laboratorio. Todo allí era blanco como la nieve: el piso, las paredes y los muebles parecían tener un destello propio que podría traer problema de vista a quien se dedicara a observar con detención todo aquello. Todo parecía estar vacío, pero bien sabía él que no era así, así que continuó buscando habitación por habitación, pateando las puertas cerradas y continuando hasta la siguiente sala. Solo quedaba un solo lugar por revisar, así que lleno de adrenalina se dirigió hacia él y derribó la puerta de una patada.

Dio un salto. Otra vez, aquellas imágenes reproduciéndose como una película dentro de su cabeza. La incertidumbre de saber si aquello había realmente sucedido, o si sólo se trataba de algo creado por su subconsciente lo carcomía. Aún recostado, se pasó las manos por el rostro, comenzando a habituarse a aquella rutina.

Las semanas transcurrían, y si bien no había podido rearmar su vida en base a los recuerdos estaba construyendo una que no era desagradable en lo absoluto. A excepción de las pesadillas. Según le dijeron, las había tenido desde siempre, inclusive, desde la primera vez que hubo pisado la mansión, y a veces, pensaba que estarían allí por el resto de su longevidad.

Apartó las sábanas para salir de la cama y se dirigió al baño directamente sin detenerse a mirar el reloj. Desconocía el motivo, pero cada vez que esas escenas del laboratorio aparecían, él despertaba completamente bañado en sudor, aún más de lo habitual. No recordaba, desde que hubo "despertado" de aquel trance en el cuál todos su pasado le fue arrebatado, haber tenido una buena noche de sueño en toda su estadía allí. Algo que lo inquietaba. No obstante, había aprendido a llevarlo bastante bien.

Aún continuaba sin saber lo que había sucedido la noche que lo encontraron. Parecía ser un tema tabú en la mansión, y no lograba comprender porqué. Tenía una buena relación con la gran mayoría de los mutantes que la habitaban, pero, cuando el parecía querer indagar en aquel tema todos se rehusaban a continuar hablando.

Se enroscó la toalla al rededor de la cintura, secándose el pelo con otra. Era muy entrada la madrugada, pero ya casi era como un patrón para él: intentar descansar, pesadillas realistas y sobresalto, ducha e insomnio en ese orden.

Luego de vestirse, tomó una lata de cerveza del refrigerador y se dispuso a abandonar la habitación una vez más. Era lo que hacía cada vez que su sueño se veía interrumpido; es decir, todas las noches.

Una vez en el pasillo, cerró la puerta con cuidado, y al voltear, no pudo evitar quedarse un poco sorprendido. De la habitación de enfrente, una sudada y pálida _____ hacía lo mismo que él, quedándose visiblemente petrificada al verlo. Logan la observó enarcando una ceja. No sabía si aquella era su habitación, pero, a juzgar por su aspecto, parecía estar teniendo una pésima noche. Al igual que él. _____ agachó la cabeza intimidada y se apresuró a abandonar el lugar nerviosamente, mientras él la evaluaba extrañado.

No conseguía comprenderla. A veces era habladora hasta por los codos, y otras, totalmente huraña. Y no porque fuera tímida, porque, a decir verdad, solía desenvolverse bien con gente conocida como con completos extraños. Probablemente, ocultara algo... aunque, a decir verdad, él no tenía ni idea de qué tan cierto eso podría llegar a ser.

Abrió su lata de cerveza pensativo, y comenzó a beber de ella mientras comenzaba a andar escaleras abajo. De cualquier modo, no tenía mucho para hacer. 

The HandlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora