II. Redescubriendo la "Mansión X"

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Una vez que cruzó el umbral todo pareció muy similar a lo que ya había visto en la habitación anterior; el pasillo mantenía el mismo formato pulcro y futurista con paredes y suelo de color níveo y plateado. Estaba desorientado. El corredor constaba de varias puertas redondas de metal, en cuyo centro se situaba una gran "X". Logan se dirigió hacia la puerta metálica que había al final del corredor, tal vez esperando que _____ lo siguiera. Pero no fue así; evidentemente la chica había decidido quedarse en donde estaba.
Se subió al elevador y apretó el botón que lo llevaría a la primera planta, puesto que el indicador mostraba que se hallaba en el subsuelo. La pequeña cabina se sacudió levemente y las puertas se abrieron dejando ver un sujeto que, al parecer, aguardaba por él. Era calvo e iba en silla de ruedas. Era un hombre mayor, mas no anciano; y su rostro exhibía tal gesto de sabiduría que hasta resultaba agradable con tan sólo verlo. Sin embargo el sabía que dada su reciente situación, no podía fiarse de nadie. Ni de aquel hombre inválido, ni de aquella frágil muchacha de ojos tristes que se encontraba un nivel más abajo. Abandonó el ascensor sin despegar ni un momento los ojos de la persona situada frente a él.
-Buenas noches, Logan. Veo que has despertado. ¿Cómo te sientes?
El interpelado lo estudió con seriedad.
-¿Quién eres?
-Mi nombre es Charles Xavier -se presentó el sujeto-, y ahora mismo te encuentras en mi escuela especial para mutantes. Podrás sentirte como en casa, porque de hecho, lo es.
Logan se limitó a observarlo.
-Tu habitación está en la tercer planta, donde también están las de tus compañeros. Se alegrarán mucho de verte; y además, entiendo que comenzar a reconstruir tu vida de la que no recuerdas nada ha de ser un proceso lento y agotador. Te aconsejaría que descanses, ella va a guiarte.
Extendió el brazo hacia un costado, y sólo así Logan pudo advertir la presencia de una mujer de cabello plateado y rasgos amables.
-Ella, Logan, es Ororo Monroe, también conocida como Tormenta.
Tormenta se acercó a ellos cuidadosamente, observándolo en silencio durante unos segundos.
-Hola, Logan. Sígueme, por favor. -Murmuró estirando el brazo para apoyarlo sobre su hombro.
Él la interceptó violentamente, tomando su muñeca con fuerza.
-De ninguna manera -se atajó-, yo me largo.
Soltó la extremidad de Tormenta con brusquedad y comenzó a caminar hacia el final del pasillo, en el cual se divisaba la puerta principal.
-Alto, Logan.
Él se detuvo y volteó. Ororo ya no estaba allí, sólo quedaba el profesor ubicado en la mitad del pasillo.
-Tal vez deberías considerar la opción de quedarte -dijo sin mover los labios. Logan lo miró desorientado-. Yo puedo intentar ayudarte. Todos podemos... pero te aseguro que en ningún otro lugar estarás a salvo como aquí.
La última palabra resonó como si fuera un eco. Aquella voz en su cabeza, que sin dudas era la del individuo situado delante de él, sonaba como si viniera de diferentes partes de la sala, aunque en realidad no era así. Pensó en que sólo accedería a quedarse si consiguiera una manera de traer de vuelta sus recuerdos, a la vez que se daba media vuelta para continuar con su camino. Hasta que pronto, la voz de Charles lo hizo sobresaltarse.
-De acuerdo -respondió. Evidentemente, ante los pensamientos de Logan.


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