XVI. Fisgoneando

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Sabía más que a la perfección cuán incorrecto era lo que estaba a punto de cometer; por eso echó un vistazo rápidamente hacia ambos lados antes de abrir la puerta y adentrarse con avidez en la habitación.
Contrariamente a como la había visto ese mismo día por la madrugada, el dormitorio de _____ se hallaba pulcramente ordenado y con la cama perfectamente tendida. El aroma de las flores llenó sus fosas nasales como así también lo hubo hecho la primera vez; y por un momento casi olvidó el motivo que lo condujo hasta aquel lugar.

Sin saber bien porqué, un impulso lo obligó a sentarse en la cama; en aquel sitio donde hubo depositado el cuerpo adormilado de la chica varios días atrás. Sólo así percibió el embriagador perfume que desprendían las almohadas y que, a su vez, lo había invadido cuando la hubo sujetado entre sus brazos en el claro del bosque. Cerró los ojos y respiró profundamente, llenándose de él. Por alguna extraña razón que desconocía, lo encontraba delicioso y relajador.

Luego de un momento, acabó por ponerse de pie. No disponía de mucho tiempo y lo estaba desperdiciando en banalidades como aquellas, carentes de cualquier sentido. La duda acerca de si algo de lo sucedido con _____ habría influenciado ante aquella reparadora noche de sueño sin pesadillas lo asaltó; mas se dijo que  probablemente, se debiera a la empatía y al haber descubierto que él no era el único bajo aquella situación.

Comenzó a revisar cajones y otros muebles, sin saber, en verdad qué esperaba hallar. Inclusive, y si tenía que ser honesto, tampoco poseía motivos para estar allí. Entonces, tuvo que reconocer que, en realidad lo más probable fuera que _____ no tuviera nada que ocultar a diferencia de como él creía.
Se aproximó nuevamente al escritorio, observando una vez más, aquel portarretrato sin foto que le ocasionaba tanta curiosidad. A pesar de eso, todo lo demás en la habitación era bastante normal, lo que le llevó a cuestionarse si no era él mismo quien estaba tornándose paranoico. Sacudió la cabeza sintiéndose un tanto avergonzado de sí mismo. 
Retrocedió para marcharse y, sin darse cuenta, golpeó la silla del escritorio ocasionando que el mueble se sacudiera y se desacomodaran ciertas cosas.
Dentro de ellas algunos papeles que cayeron al suelo, tratándose en su mayoría de apuntes y notas de clases. Se inclinó para recogerlos y, no fue hasta que los sostuvo entre sus dedos con la intención de devolverlos a su lugar, que percibió algo distinto respecto a las últimas hojas ubicadas en la pila. La textura, se sentía distinta.
Frunció el ceño apartando los apuntes y dejándolos sobre el mueble de madera, para quedarse con los papeles posicionados en el fondo.
Los examinó con una mezcla de sentimientos encontrados: eran retratos dibujados a mano, tan realistas, que causaban cierta conmoción al contemplarlos. Eran realmente buenos, y habían unos cuantos.

En los primeros, se podía ver a las personas que la acompañaban en aquella fotografía de su dormitorio del cual Logan estaba casi seguro, se trataba de sus padres.
Una sensación extraña lo invadió. Los retratos estaban tan bien recreados, que hasta podían percibirse las emociones de aquellas personas representadas a través de sus ojos, trazados con lápiz de grafito negro.
Continuó observándolos todos, uno por uno, completamente fascinado ante el talento manifestado en aquellas obras. Sin embargo, hubo acabado dando con algo que lo dejó duro como una roca. Se trataba de un boceto suyo, una recreación de su rostro en un primerísimo plano extremadamente realista; al punto de que, a simple vista, aquel dibujo podría haber sido confundido con una fotografía en blanco y negro. Contuvo el aliento un momento, sintiendo como si aquella ilustración se le estuviera grabando a fuego en el cerebro. No pudo evitar sentirse raro al verlo, ya que se trataba de una imagen suya sumamente acertada: con una de sus cejas enarcada y aquella expresión de escepticismo de la que a menudo era portador. 
Dio vuelta la página. Más imágenes hechas a mano con Logan como protagonista lo observaban, pero ahora, desde distintos ángulos. Algunas, inclusive hechas como desde a lo lejos.
Sabía que aquello no podría significar nada bueno; pero, en vez de desconfianza, lo primero que atinó a experimentar fue una especie de sensación de halago. Aquellos bocetos lo mostraban desde un lado completamente simple y humano, como si fuera esa la verdadera situación, y lo que estaba pasando con su vida en aquel momento, sólo fuera una mala pasada.
Llegó al final de los dibujos sorprendiéndose una vez más. Esta vez, al chocar con un autorretrato de _____ como última obra de la galería.
Se sentó en la cama observándola abstraído. Lucía tan diferente entonces... su cabello, el cual actualmente llevaba largo por la cintura, se notaba corto, a la altura de la barbilla. Pero no era aquello lo que había capturado su atención, sino la expresión de su semblante en él; sin duda, muchísimo más llena de vida que como él lo recordaba.
Examinó fijamente el gesto en su rostro. Poseía la cabeza ligeramente ladeada y los labios entreabiertos, llevando también una mirada relajada a la vez que divertida en sus ojos.
A juzgar por la postura y el modo en que _____ parecía observarlo desde aquella hoja de papel blanco, aquello parecía copiado de una fotografía donde ella era la modelo; que, en cierto aspecto, tampoco se parecía a ella misma. O, al menos, no a la _____ que él había llegado a conocer.

Un estrépito de risas en el pasillo lo trajeron de regreso al presente, recordándole que se metería en serios problemas si lo pillaban. Con cuidadosa precisión, se apresuró a depositar todo de vuelta en donde estaba, menos dos de las obras... de las cuáles se aseguró de resguardarlas bien consigo antes de marcharse rumbo a su dormitorio.


***


¡Hola, nenas! Acá uno medio largo. Agradecería que me dijeran qué les va pareciendo... ya pronto estaría comenzando la acción :O
Gracias por dejarme comentarios, votos y continuar agregando mi historia a sus listas de lectura mientras estuve ausente. Ya en cuando pueda también me pondré a responder los comentarios.
¡Muchísimas gracias por estar!

Las quiero 

—S.

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