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✾Capítulo 3✾

"Yo no quería hacerles daño. Sólo quería matarlas"

—David Berkowitz.

"La salida"

Tara

Estaba en la habitación de Diana viendo toda la ropa que tiene, ella se probaba de todo y nada la convencía.

—No me gusta —se mira en el espejo.

—Ese vestido se te mira muy lindo —le dije por milésima vez, porque es cierto, toda su ropa le queda de maravilla.

—No mira... —se dio la vuelta para verse el trasero —No se me mira como siempre.

—Oye —me levante y la tome de los hombros —Si Charles solo te busca por tu cuerpo y no por lo que eres, te diré de una vez que el no vale la pena.

—Pero él me gusta desde hace años y...

—Sí, pero tú no mereces a alguien así, te mereces más que eso y lo sabes.

—Está bien —miraba sus manos.

—Y si esta noche se pasa de listo o algo parecido me dices y le rompo la cara.

—Ese es el trabajo de Kyle —sonrió.

—Bueno entonces cualquier cosa llamas a Kyle y vamos por ti.

Se estaba maquillando cuando el timbre sonó.

—Creo que ya llegó y Kyle no me dio su punto de vista.

—No lo necesitas, estás hermosa —me levante de la cama —Iré a ver si es él.

—Está bien —se estaba colocando rímel en sus pestañas.

Salí de la habitación y cerré la puerta. Camine a la sala y ahí estaban sentados uno enfrente del otro y ninguno decía nada.

—Hola Charles —lo salude para romper la incomodidad —Diana viene en unos minutos.

—Está bien —sonrió.

Nunca me había detenido a observar a Charles, pero si lo miramos con atención es atractivo. Mandíbula perfecta, cabello castaño oscuro, unos ojos casi iguales que los de Diana y bueno a simple vista se mira que hace ejercicio. Podría decir que es el chico bad boy de toda la universidad.

—¿Y cómo has estado? —pregunte, tenía que averiguar porque después de tantos años se atrevió a hablarle a Diana.

—Estoy bastante bien Tara —voltee a ver a Kyle y este lo miraba fijamente con cara de culo.

—Sabes mi nombre... —lo dije en voz alta.

—Claro, todos saben de las chicas lindas que son protegidas por un pelinegro —volteo la mirada hacia Kyle.

—Bueno pensé que éramos invisibles.

—Te aseguro que no lo son —soltó una pequeña risa —Aunque creo que tanta protección no es...

—¿No es qué? —pregunto Kyle.

—Solo digo que no las podrás cuidar siempre.

—Ese es mi problema —Kyle se levantó del sillón dispuesto a irse.

Pero Diana salió del corredor y se quedó quieto.

—¿Pasa algo Kyle? —pregunto preocupada.

—Solo ten cuidado —siguió su camino y se escuchó el portazo que dio.

—Bueno, estoy lista Charles.