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✾Capítulo 10✾

"Ninguno de nosotros es un santo"

—Albert Fish.

"Enfrentamiento"

Diana

Las clases pasaban y no entendía nada de lo que decían los catedráticos, mi mente estaba en otra parte, estaba preocupada por Ulises.

En lo único que podía pensar, es en un plan para descubrir a Fabián. Esa era mi meta y para eso tengo que seguirlo, e incluso vigilarlo.

Voltee a ver a Charles y se miraba concentrado, pero en el fondo sé que está peor que yo. De manera disimulada saque mi teléfono y entre al chat del desconocido, tenía que saber al menos algo.

✉

—¿Estas por ahí?

—¿Ahora me buscas después de lo grosera que eres conmigo?

No sabía que decirle exactamente, porque tenía algo de razón. Pero estoy aquí por Ulises y eso es más grande que cualquier otra cosa.

—Vale, perdón por contestarte así, ¿Qué necesitas hermosa Diana?

—¿Tú tienes a Ulises?

—¿Qué te hace pensar eso?

—Tu advertencia de ayer...

—Bueno... Ahora veo que tengo tu atención.

—¿Entonces si lo tienes?

—Yo no dije eso.

—Pero lo quisiste decir, ¿No es así?

—Te advertí y no me hiciste caso, esas son las consecuencias

—Pero dijiste que hacías tres advertencias.

—Para llegar hasta ti si, a los demás en cualquier momento los puedo acabar.

—No le hagas daño por favor, haré lo que tú digas, pero no le toques ni un cabello a Ulises.

—No puedo prometer algo que no voy a cumplir pequeña Diana.

✉

¿Cómo que no puede cumplir?

Guarde mi teléfono algo enojada, por no averiguar ninguna pista o algo que me dijera en donde lo tiene. Lo que, si sé por el momento, es que no le puede hacer nada, sería algo ilegal y Fabián podría ir a la cárcel.

Lo seguiré al salir de clases y me llevara directo a Ulises.

Nos encontrábamos en receso y comíamos en silencio. La tensión era algo notoria y por la relación que tenía con Charles era algo normal que nos sentáramos todos juntos. Y sí, también incluyo a Fabián... Ahora que lo pienso Tara nunca me conto lo que pasa entre ellos dos.

—¿Tara? —rompí en silencio.

—¿Si? —levanto la vista.

—Quiero hablar algo importante contigo, ¿Podemos? —le di una mirada que ella entendía perfectamente.

—Si vamos —se levantó y camino a mí —Ya regresamos.

Me levanté y enrollé mi brazo con el de ella. Nos alejamos lo suficiente para llegar al final de la cerca y tener una linda vista de casi todo Gateshill.