✾Capítulo 8✾

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"No me gustan los lunes, sólo lo hice para animarme el día"

—Brenda Ann Spencer.

"Buscando una respuesta"

Tara

Aún seguía procesando lo que Diana me había contado en la mañana.

Y mi cuerpo iba en el auto de Fabián hacia el centro comercial, no sabía que ibamos a hacer, pero sé que me divertiría.

Minutos después se estaciono y bajamos del auto. Caminamos para integrarnos con todas las personas del pueblo.

—¿Quieres que comamos algo para empezar, o tienes algo en mente?

—Comamos algo —fue mi respuesta.

—Muy bien, ¿Vamos por unos tacos? —me sonrió coqueto.

—Nadie se puede negar a eso —le sonreí de igual manera.

Tomo mi mano y me llevo trotando al lugar. Al estar ahí un delicioso aroma despertó el hambre que no sabía que tenía. Hicimos nuestro pedido y en cuestión de minutos ya estábamos comiendo.

—Esto es lo mejor que he comido en días —me dijo Fabián con la boca llena.

—Yo digo lo mismo —limpie mis labios con una servilleta.

—¿Y tus papás cómo están? —me pregunto de la nada.

Llevaba días sin hablar con ellos, pero sé que están bien, ya saben las malas noticias vuelan rápido. Y contando también que somos un pueblo pequeño.

—Ellos están bien —bebí de mi soda.

—Me alegro, ¿Los miras seguido? —no se a que vienen sus preguntas, pero supongo que solo quiere ser amable y recuerdo que le dije que nos podíamos conocer.

—Pues... no tanto, nos comunicamos más por mensajes y llamadas.

—Que bien, me parece que estar lejos de los padres por un tiempo te hace sentir libre —me dice sonriendo.

—Sí, cuando recién llegamos al campus ellos no estaban muy convencidos en dejarnos solos a los tres, teníamos diecinueve, para nuestros papás éramos unos bebes todavía. Pero con el tiempo ellos se acostumbraron y nosotros también —me encogí de hombros.

—En mi caso es todo lo contrario, siempre he estado al lado de mis padres, por eso decidí regresar. Porque créeme que en donde estábamos ya tenía una vida hecha. Amigos, casa, universidad, compañeros, mis costumbres y...

—Novia —termine por él.

—No... —me vio con una sonrisa divertida —Iba a decir estabilidad.

—Oh... —ya no sabía que decir y en donde esconder la cara. La verdad ni yo sabía porque había dicho tal cosa —Lo siento, yo pensé.

—No te preocupes, estuve ocupado en concentrarme en mí, ya sabes mi futuro.

—¿Nunca te diste la oportunidad de conocer a alguien? —eso no me tendría que importar, ¿O sí?

—Llegué a conocer a alguien, pero creo que para ella no fue suficiente el amor.

—¿A qué te refieres? —me acomode en mi asiento para escuchar su historia.

—Yo la amaba con el corazón, jamás estuve tan seguro de querer a alguien como a ella. Le daba tiempo, amor, apoyo y no fue suficiente. Cabe decir que todo esto paso cuando era un niño de dieciséis años y a esa edad somos algo estúpidos.

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