¿Quién se siente como el personaje secundario en su vida? Apuesto a que muchos. En esta historia Im JaeHyun se ha sentido como un personaje secundario toda su vida. Pero lo nota más cuando la vida de ella y de su hermana melliza cambian.
Todo comien...
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Jae caminaba por los pasillos con completa tranquilidad, escuchando música con sus audífonos cuando derrepente algo la golpea fuertemente en la espalda.
—Mierda, fíjate por donde vas.— se quejo sacándose los audífonos pero su expresión se suavizo al voltear y encontrarse con Jugyeong cargando una caja que parecía pesada.
—Lo siento, Jae.— se disculpo Jugyeong intentando con todo su esfuerzo no dejar caer aquella pesada caja.
—Haber trae acá.— tomo la caja, dejando que los brazos de Jugyeong por fin descansarán. —¿Por qué te han hecho cargar esto? ¿Qué no se supone que un chico debe de hacerlo?— miro aquella caja.
—Se supone que SooHo debería de hacerlo, pero me pidió que yo lo hiciera.— solto sin pensarlo.
—¿Qué? ¿Por qué ese imbécil te pediría que hicieras algo como esto?— frunció su seño, mirando por la ventana hacia el salón. Y ahí pudo verlo sentado en su pupitre como si nada.
—Te recuerdo que sabe mi secreto así que por eso...— susurro Jugyeong mientras se percataba de que nadie anduviera cerca.
—¿Ese idiota te esta acosando? Bien, voy a ponerlo en su lugar.— apenas alcanzo a dar un paso cuando Jugyeong la detuvo.
—No puedes hacer eso. Por favor Jae, solo no digas nada. Yo me encargare de todo.— Le suplico por lo que Jae solto un suspiro antes de asentir de mala gana. —Trae acá, yo lo llevare.— intento tomar la caja pero Jae no la dejo tomar la caja.
—Yo lo hare, después de todo tengo más fuerza que tú. ¿A dónde la tengo que llevar?— levanto la caja como si esta estuviera casi vacía para demostrar el poco esfuerzo que necesitaba para cargarla.
—A la sala de profesores, puedes dejarla sobre el escritorio del señor Han.— explico.
—Muy bien, ahora ve a descansar que te miras exhausta. Y si ese punk sigue pidiéndote que hagas cosas molestas como esta, solo dime. Y tendré que hacer mi excepción de no golpear caras bonitas.— dijo mirando hacia el chico, cosa que hizo reír a Jugyeong.
—Muy bien, muy bien. Entiendo, gracias.— sonrió antes de ir directo al salón y dejarse caer sobre su silla.
Jae simplemente negó con la cabeza ante lo que estaba pasando. Y lo que más le molestaba ahora era que tenia ambas manos ocupadas por lo que no podía volver a ponerse sus audífonos. Ahora le queda escuchar todo aquel ruido que inundaba los pasillos de la escuela hasta la sala de profesores.
—Oye! Regresame eso!— Jae escucho unos gritos y unos fuertes pasos acercandose.
Y antes de que siquiera pudiera voltear a ver de que se trataba un par de chicos pasaron a su par empujándola. Y gracias al peso de aquella caja su cuerpo se desequilibro por completo. Haciendo que diera un par de vueltas y de un momento al otro chocara con la espalda de alguien en el pasillo.
