Capítulo 4

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Narra Nat:

Al principio, creí que mi madre me asesinaría, en verdad me daba tanto miedo su reacción hacia mi diario, y aún me duele que lo quemara. Se detuvo cerca de un hospital, me quitó todo del cuerpo, incluyendo mi ropa; se fue y yo no pude escapar porque estaba desnudo.

- ¿Qué hiciste mamá?

- Eso ya no importa; porque Max jamás te encontrará.

Entonces me llevó a un pueblo muy lejano, no había nada ahí, parecía un pueblo desierto, con muy pocas personas viviendo ahí. Ella me dio ropa para bajarme del auto, entramos en una de las casas, solo que el aspecto de mi mamá era completamente diferente.

Aunque alguien aquí conociera a Max, jamás la reconocerían, porque se cambió el color de su cabello y lo recortó. Nadie me vio bajar del auto, ni salir de la casa, creo que ella no quiere que nadie sepa que un niño vive ahí y fue cuando mis pesadillas empezaron.

Lo primero que hizo, fue proporcionarme una buena paliza, todo mi cuerpo dolía de manera muy intensa y solo podía llorar. Llamé a Max en varias ocasiones; pero entre más lo llamaba, más golpes me daba y me sentía completamente impotente.

- Te presento tu nueva habitación.

- ¡No me dejes aquí mamá, está oscuro!

Le supliqué que no me dejara en el sótano; pero fue en vano, incluso me encerró y se llevó la llave con ella. Pase tres años llamando a Max en la oscuridad de ese lugar; soñaba con que un día llegaría y me llevaría con él para siempre.

Pero todo eso solo fue una ilusión ridícula, él nunca llegó por mí; para cuando cumplí 14 años, ya estaba acostumbrado al maltrato. Ya no hacía nada por defenderme, ni siquiera lo llamaba a él, solamente quería olvidarlo; si no hubiese puesto mis ojos en Max, esto no habría pasado.

Mi madre me privó de todo, libertad, salud, educación y lo único que le agradezco, es que nunca dejó de alimentarme. Al menos algo bueno tenía el estar encerrado ahí; no sabía qué fecha era, ni siquiera si era de día o de noche, porque solo tenía una tenue luz.

Miraba mi cuerpo, habían muchas marcas de todo el maltrato de mi madre a lo largo de estos años y lloraba de nuevo. Sabía que ya tenía 17 años; pero no cuando los había cumplido; un día, ella no llegó al sótano, moría de hambre, así que me acerqué a la puerta.

Pensé que podría estar electrificada, pero no fue así y no solo eso; la puerta no estaba asegurada, así que pude salir. Eché un vistazo a todas partes, tuve miedo de que fuera una trampa, hasta que la puerta se abrió de golpe y un policía me miró sorprendido.

- ¡Imposible! ¿Quién eres tú? - Me alejo algunos pasos.

- No se acerque...

- ¡Calma! No te haré daño; ¿estás bien?

- Me llamo Nat, yo vivo aquí. - Cubrió su nariz, cuando se acercó a mí.

- Nat, ¿cuándo fue la última vez que te duchaste?

- No lo sé, no lo recuerdo.

- ¿Has ido a la escuela?

- Tenía 11 años la última vez que fui.

- Te haré una serie de preguntas y trata de contestarlas todas.

- Está bien.

- ¿Cuántos años tienes? ¿Has comido algo? ¿Tienes algún pariente cercano? ¿Conoces a esta mujer?

- Creo que tengo 17 años, la verdad es que no sé ni qué día es; no, no he comido nada desde ayer y muero de hambre; mi padre murió cuando tenía seis y no conozco parientes; la mujer de la foto es mi madre.

- Nat, tu mamá falleció ayer en un accidente de auto. ¡Ven conmigo! Dúchate, mientras le pido a alguien que me regale ropa que te quede y te llevaré a una barbería antes de comer.

- ¡No por favor, no me deje solo!

- Bien, me quedaré, pero, permíteme tomarte unas fotos.

Después de tomar las fotografías, pidió por radio a su compañero que consiguiera ropa para mí y que lo esperaría en mi casa. Me duché, así como me pidió; pero se sentía extraña la sensación del agua en mi cuerpo, tanto que me limpié cuatro veces.

Después de la última, ya me sentía más cómodo, salí de la ducha y el policía aún estaba ahí, esperándome para entregar la ropa. Mis lágrimas salieron sin control, por primera vez en años, me siento seguro y a salvo; luego de cambiarme, él me sacó de la casa.

Cubrí mi rostro al ver la luz brillante del sol, hacía mucho tiempo que no la veía y en verdad era muy resplandeciente. El otro policía también me vio impactado, parecía que yo viniera de otro planeta; aunque lo primero que él vio, fueron las marcas en mi cuerpo.

- ¿Qué le pasó a este niño? ¡Debemos llevarlo a la estación de policía!

- No, ya tomé las fotos correspondientes; tiene hambre.

- Dijeron que en esta casa, solo vivía la mujer.

- ¡Vaya sorpresa! ¿Verdad?

- ¿Hace cuánto que no te cortas el cabello?

- Yo... No lo recuerdo.

Él me abrió la puerta de la patrulla, dijeron que me llevarían a una barbería y así fue, recortaron mi cabello del todo. No recuerdo la última vez que vi mi propio rostro; aunque me parece que es muy diferente de lo que era antes, cuando terminó, me llevaron a comer.

Compraron tres combos de hamburguesas solo para mí; y me dolió el estómago, ya que comí demasiado rápido. Los oficiales estaban sorprendidos conmigo, sin embargo, no me hicieron sentir mal; luego me llevaron al Sistema de Protección al Menor.

Ahí investigaron todo sobre mí, el nombre de mis padres y todo mi pasado, parecía que estaban impactados al conocer mi identidad. Pronto, entra un abogado en la habitación donde me tenían, también hizo varias preguntas y al final, me mostró una foto de Max.

- ¿Lo conoces?

- Mi mamá se casó con él, cuando yo tenía 11 años.

- ¡Escucha Nat! No podemos llevarte a un hogar temporal; porque un juez lo declaró tu tutor legal, hace...

- ¡NO IRÉ CON ÉL! ¡NO QUIERO!

- Escúchame, si no quieres ir con él, debo apelar la decisión del juez; pero no puedes quedarte hoy, hasta que él diga que le da tu tutela al estado.

El abogado me explicó varias situaciones a las que me veo sometido, si no me voy con Max, y al verme acorralado, acepté. Estaba llorando, ya no quiero esto, pero fue cuando él entró y se sorprendió al verme, dijo que me llevaría; no acepté, le pedí al abogado que me llevara.

Llegamos a la casa de Max, parece que vive solo, porque es pequeña, pero bastante espaciosa; y el abogado pidió hablar con él. Ellos salieron, yo sigo sin creer que salí de un infierno, para entrar en otro; de pronto, mis pensamientos se interrumpen, cuando Max entra de nuevo.

- ¡Nat! - Trató de abrazarme.

- ¡No me toques! Solo dime ¿Dónde dormiré?

- Pero Nat, yo...

- ¿Qué sucede? ¿También me meterás en el sótano para que nadie me vea?

- ¡Sabes que yo sería incapaz de hacerte eso! - Dice con lágrimas en sus ojos. - Dormirás en esa habitación. - Señaló la primera puerta del pasillo.

- Viviré aquí porque no me dejaron opción; en cuánto sea mayor me iré. ¡Te odio Max! ¡Y jamás te perdonaré por haberme abandonado!...

Yo No Te Abandoné "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora