Capítulo 24

983 103 2
                                    



Narra Max:

Pensé que Nat no regresaría en menos de dos semanas, creí que debía estar mucho tiempo sin él y me resigné. Pero, cuando él y su padre aparecieron en mi puerta, hasta agradecí el golpe que me dio, porque el dolor me hizo saber que ellos en verdad estaban ahí.

Cuando lo escuché decir que me castigaba, me pareció risible; pero cumplí con su capricho porque me importó más mi felicidad. Aunque estaba despierto a la hora que salió de nuestra habitación, me hice el dormido para no interrumpir lo que había salido a hacer.

Sin embargo, para mi sorpresa, se sentó a mi lado, haciendo que abriera mis ojos al instante y escuché lo que dijo. Al decir que quería otro regalo, con rapidez entendí lo que me pedía, y me negué, pero Nat con sus labios puede someterme a todo lo que me pida.

- Nat, tu padre nos va a descubrir.

- Siéntate Max.

Quería decirle "Lo que quieras amor, tú mandas", pero decidí no aumentar su ego; ya que él sabe que me controla. Así que solo me senté en silencio, y rápidamente se sube a horcajadas en mí, besándome con hambre voraz; haciéndome desear que nos amemos como locos.

Me levanto de ahí, con él entre mis brazos, llegamos a la cama sin soltar nuestros labios y caemos deseando esto con gran fervor. Subo un poco la camisa de mi niño, empiezo a succionar su torso dejando leves marcas en su piel, y de repente...

- ¿Nat? ¿Estás aquí?

- Sí papá, ¿qué necesitas? - Dice asustado al soltarnos.

- Es que, Max no está en el sofá y no sé dónde está la cocina, tengo sed.

Para los dos, fue muy divertido que él dijera que yo no estaba en el sofá, así que nos reímos antes de que mi niño saliera. Yo continué con mi risa, hasta que pensé que no escuché a mi suegro salir de la habitación, pero aún así, no quiero que escuche nada de lo que le haré a Nat.

Me quedé esperando en la cama, por un rato que pareció casi eterno, por culpa de la excitación que mi niño me provocó. Cuando los escuché acercarse, podría decir que me sentí aliviado, incluso, alcancé a oír un poco de la conversación que tuvieron.

- Noté que Max te ama mucho.

- ¿Por qué estás tan seguro papá?

- Tu mamá, me golpeó dos veces de la misma forma en que tú lo hiciste hoy; en ambas ocasiones, tenía una bebida en la mano y se la arrojé al rostro, como si ella no me importara.

- No lo digas de esa manera; porque cualquier cosa que hicieras, estoy seguro de que mamá lo merecía.

- Hijo, quítate esa carga de encima; ya no le digas mamá a esa mujer, porque no lo merece.

- Gracias papá... Por cierto, acostumbramos despertar tarde; así que si tienes hambre, sírvete lo que quieras.

- ¿Puedo hacer eso?

- Por supuesto que puede... - Interrumpí. - Nuestra casa, es su casa.

- ¿Nuestra? ¿Qué significa eso?

- Bueno, la casa está a nombre de ambos y no se puede... Vender, rentar o hipotecar...

- ¿Es herencia familiar?... ¿A quién planeas dejársela?

- Hace calor. - Tiré del cuello de mi camisa. - Creo que necesito una ducha.

- ¡Max! ¡Te estoy hablando! ¡MAX!

Corrí de regreso a la habitación para entrar a la ducha y así evitar responder las preguntas de mi niño, porque me avergüenza. Sin embargo, como siempre él es más listo que yo; ya que se metió a la ducha conmigo y en lugar de enojarse, por primera vez entra directo a besarme.

Yo No Te Abandoné "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora