Capítulo 5

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Narra Nat:

No sé qué habrá pasado por la mente de Max en ese momento, pero necesitaba sacar el dolor de su abandono o moriría. Me voy a la cama, ni siquiera cené, es solo que, había olvidado lo suaves y cómodas que son, ya que durante años dormí en el piso.

A la mañana siguiente, había un celular en la mesa junto a la cama, tenía una nota con la letra de Max, que decía: "Sé que no quieres hablar conmigo, pero pensé que querías comunicarte con otra persona, aquí encontrarás los contactos de tus amigos Jimmy y Tommy".

Muy emocionado les escribí a ambos, diciéndoles que estaba en la ciudad por si querían venir a visitarme. Luego, salgo de la habitación, creí que ya no estaba en casa, pero lo encontré en la cocina, no sabía lo que estaba haciendo y cuando me vio, bajó su mirada.

- Buenos días, espero que hayas podido a comunicarte con tus amigos.

- Sí, me comuniqué con ellos, gracias; ¿qué haces ahí?

- Pues, yo solo estaba comiendo.

- Tienes un comedor por allá... ¿Por qué no lo usas?

- Es que... Es muy grande solo para mí.

- Ya veo, ¿tienes algo para desayunar? Tengo mucha hambre.

- Por supuesto, mira, puedes cocinar lo que quieras, hay de todo en la cocina; pero si no, te compré este plato de comida.

- Comeré lo que compraste.

Entonces me entrega el plato, la verdad es que tiene razón, la mesa es demasiado grande; además hace mucho que no me siento en una silla. Mejor opté por sentarme en el piso, pero creo que eso sorprendió demasiado a Max, porque se acercó a mí, me levantó y me abrazó.

- No comas en el piso, ¡por favor no!

Siento sus lágrimas caer sobre mi oreja derecha, deslizándose hacia mi cuello y su corazón late con fuerza en sus costillas. Es un abrazo tan cálido, preocupado, sincero y es como si una fuerza me obliga a corresponderlo, así que rodeo su cintura, sintiéndome a salvo.

- ¿Quieres compartir la mesa conmigo Nat?

- ¡Sí, quiero compartir contigo!

Me agarra de la mano, me lleva hasta la mesa; luego se regresa por nuestros platos de comida y se sienta a mi lado. Toca mi rostro, lo que hace sentir mi piel derritiéndose por un momento, cuando lo miro, está sonriéndome, y es como si estos seis años de dolor no existieron.

- ¿Por qué me mentiste Max?

- ¿Mentirte? ¿De qué hablas?

- Dijiste que estabas comiendo; pero tu comida está intacta.

- Solo... Quería desayunar contigo y te esperé.

No pude sonreír, olvidé cómo hacerlo, por tanto tiempo lejos de una persona con la cual compartir un momento agradable. Así que, agarré el desayuno, comiendo despacio para no provocar dolor o incomodidad en mi estómago, cuando me levanté para ir a la habitación, él tomó mi mano.

- ¿Me permites mostrarte algo por favor?

Asentí, se levanta, me da un beso en la frente y me hace sentir especial de nuevo, luego me llevó a la última habitación del pasillo. Quedé sorprendido, todas mis cosas estaban ahí, la cama que usé cuando vivimos con él, los últimos cuadernos que usé e incluso, los libros que me regaló mi papá.

- Yo... Esperaba que algún día te trajeran de nuevo a mí.

- ¡Guardaste mis cosas!

- Se convirtieron en mi tesoro.

Empiezo a llorar como un demente, todo está ahí, atesorado como si estuviera hecho de cristal; incluso los libros. Pero, lo que en verdad me dejó sin aliento, fueron seis regalos apilados en un rincón de la habitación, así que tuve la necesidad de preguntar.

- ¿Por qué están esos regalos ahí?

- Son... De cada uno de tus cumpleaños, guardados para que tú los abras.

Estaban cubiertos de polvo, parecía que llevaban mucho tiempo ahí, Max dijo que no quería arruinar la envoltura, por eso no los limpió. Todo estaba perfectamente conservado, como si yo nunca me hubiera separado de él y esa sensación me fascinó.

- Debo ir a la oficina, pero si quieres puedo venir para almorzar contigo...

- Tendrás que traer comida, porque no sé cocinar.

- Está bien; cuando regrese te diré algo.

- ¿Otra sorpresa para mí?

- No realmente; pero tengo que hablar con los empleados primero.

Se acerca a mí, me agarra del cuello y deposita un suave beso en mi frente antes de retirarse a la oficina, me sentí como su esposa. Al escucharlo salir, mi curiosidad pudo más, así que me lancé sobre los regalos, los limpié un poco y empiezo a romper los envoltorios.

El primero tenía un auto a control remoto, con una nota que decía: "te extraño, me gustaría enseñarte a usarlo en el parque". El segundo tenía un guante y bola de béisbol, también con una nota: "Ya tienes 13 y quisiera verte jugar algún deporte, saber lo que te apasiona".

El tercero, tenía un vestuario de fútbol soccer: "Quiero abrazarte y decirte que todo estará bien, ¿dónde estás Nat?" El cuarto tenía una preciosa sortija que decía: "Ya no eres un niño" y la nota decía: "¿Aún te gustará leer? ¡Te extraño muchísimo!"

- Aún te amo Max, aún te amo mi amor.

Ni siquiera puedo dejar de llorar, apenas logro leer lo que dicen las notas que él escribió en cada uno de mis regalos. Pero me siento frustrado, porque mi amor por él, está enterrado bajo seis años de dolor y sufrimiento; no me siento libre de amarlo como antes.

Es como si mi madre hubiese hecho un embrujo que me hace tenerlo a mi lado y al mismo tiempo a miles de kilómetros. Sigo llorando sin control, el quinto tenía una réplica de un libro de mi padre: "Leyendo ese libro, noté que le faltaban unas páginas, quisiera ver la expresión de tu rostro cuando lo veas".

El último regalo, la caja estaba vacía, me quedo impactado por un momento, porque ni siquiera encontraba la nota. Empiezo a revolver todos los regalos, esperando que yo hubiera tirado la nota por accidente; sin embargo, Max regresó y me vio en esa situación.

- ¿Por qué desordenaste todo? - Me pregunta consternado.

- ¿Por qué mi regalo de 17 años está vacío? ¿Acaso tampoco le escribiste una nota?

- Porque es mi corazón lo que quiero regalarte.

- ¿Qué estás diciendo Max?

- Yo... Conozco la razón por la que tu mamá te alejó de mí.

- ¿Estás muy seguro de saberlo?

- Nat, tu diario no se destruyó por completo. Todos estos años, me desesperé, deseando tenerte entre mis brazos y poder escucharlo de tu boca; en cambio, me dijiste...

- Te odio...

- También, que nunca me perdonarías... Así que no te pediré perdón por esto.

Me agarra de la cintura para juntar nuestros cuerpos y robarse mi primer beso...

Yo No Te Abandoné "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora