Capítulo 11

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Narra Nat:

Cuando me enteré de todo esto, quería estar enojado con Max, pero no pude, porque ya pasé mucho tiempo odiando. Decidí dejarlo de lado, y por primera vez después de tres años, vuelvo a amarlo con todo lo que da mi corazón; así fue como terminamos en el piso.

- ¿Por qué no me lo dijiste?

- Ni siquiera me dejabas hablar, ¿en qué momento te lo diría?

- Max yo... Solicité una apelación para que el juez te quite mi tutela.

- Lo sé... No te preocupes.

- ¡¿Cómo que no me preocupe?! ¡Pueden separarnos de nuevo!

- ¡Quiero ver que lo intenten!

En ese momento, empieza a explicarme, que cuando solicitó tener mi tutela hace seis años, agrego una pequeña cláusula. En esta se indica, que la decisión del juez era final, nadie podría apelar ante ningún juzgado; literalmente, yo le pertenezco a Max.

- ¿Por qué agregaste esa cláusula?

- Porque no quería que tu mamá te separara de mí... ¡Vaya que me equivoqué!

- Ya olvídalo... Estoy contigo ahora.

- Y jamás te dejaré ir... ¡Eres mío! - Sonreí un poco.

- ¿Cuándo dirás que me amas?

- Cuándo me sienta menos culpable por haberme enamorado de un niño de 11 años.

- No estoy jugando. - Hice un puchero.

- Nat, ante la ley eres un niño y yo un pedófilo.

- Como quieras...

Finjo levantarme molesto y él me lleva de nuevo a sus brazos, para besarme el cuello, el hombro y sentía mi olor. Poco a poco, estaba juntando nuestros cuerpos, su mano izquierda se paseaba por mi abdomen, mientras con la derecha debatía entre quitar o no mi camisa.

Sin poder resistirme, giro mi cabeza para nuestros labios se encuentren, y lo logro, Max me besa como si fuera la primera vez. El beso empieza muy tierno, pero en pocos segundos, se vuelve muy intenso, Max muerde y succiona mis labios hasta que mis pulmones piden oxígeno.

Unos momentos después, sin saber cómo llegué ahí, estoy completamente acostado en el piso, con todo su cuerpo sobre el mío. Aunque siento mis labios un poco inflamados, no quiero abrir mis ojos, por la emoción de que me está demostrando su amor, y luego haré que me lo diga.

- Nat, hay que salir de esta oficina.

- No quiero.

- ¿Quieres salir conmigo?

- Casi me haces el amor en tu oficina, ¿y ahora quieres una cita?

- Oye, me la debes, desde hace seis años.

- Creí que bromeabas, además, salimos muchas veces.

- No podría bromear con algo tan serio y esas no cuentan cómo citas, tenias 11 años.

- Pero, solo íbamos tú y yo.

- Te mostraré lo que las palabras "tú y yo" me hacen sentir...

Ni siquiera me dejó preguntar nada, solo comenzó a comerse mis labios de nuevo, era realmente excitante y no quería que se detuviera. Su lengua se paseaba en lo más profundo de mi boca, todo mi cuerpo gritaba por más, tanto que ahora estoy seguro de querer entregarme a mi amado Max.

Narra Max:

Nat es mío, no permitiré que nadie se atreva a alejarlo de mí otra vez; y le demostraré al mundo, que desde que tenía 11 años somos uno. Sin embargo, me detengo y me pongo de pie, para no hacerle daño a mi hermoso niño; luego lo ayudo para que él también se levante.

- ¿Entonces? ¿Quieres ir a una cita real conmigo?

- ¡Depende de adonde me lleves!

- A un lugar donde nadie pueda molestarnos.

- ¿Seguro que no irás a perderme?

- No volverán a alejarte de mí, eres mío, tú me perteneces. - Me abraza con fuerza.

- Creo que mi papá te puso en mi camino.

- Pues, en agradecimiento a tu papá, iremos de compras.

Lo agarré de la mano, salimos de mi oficina así y sin importar nada, le dije a mi asistente que cancelara todos mis pendientes. Luego llevé a Nat hasta mi auto, llegamos a una feria, donde vendían de todo, empezando por ropa y muchísima comida.

Cómo aún era temprano, no habían muchas personas, así que comenzamos por la ropa, compramos mucha y todo lo que le gustó. Después, fuimos a los juegos mecánicos y nos subimos a todos los que podrían causarnos mareos o náuseas, antes de ir a comer.

- ¿Tienes hambre? ¡Vamos a comer!

- ¿Por eso no me diste comida antes? ¿Para no vomitar?

- Estaba cuidando tu estómago... ¡Ven aquí!

Llegamos a los primeros puestos de comida, le pedí que no comiera mucho porque iríamos a probar en todos. Y así fue, pasamos por todos a comer algo, tanto que mi niño dijo que no se subiría en los juegos de nuevo para no vomitar, lo que me causó mucha gracia.

Fue tan hermoso verlo sonreír de esa forma, me pareció que ya había olvidado cómo se siente ser muy feliz. Aunque antes de irnos, pasamos por los juegos de destreza, nos ganamos varios premios ahí, y para finalizar, pasamos a que le pintaran su rostro con un gato.

- ¡Te ves hermoso Nat!

- ¿Esta es tu idea de una cita?

- ¡¿No te gustó?! - Pregunté decepcionado.

- Me encantó, fue perfecta, muchas gracias.

Cuando entramos en la casa, yo iba desesperado por otro beso, pero no dije nada, porque terminaríamos en la cama. Me parece que estando solos es más difícil controlarme, así que me despedí y fui directo a intentar dormir, sin embargo, solo logré dar vueltas.

Me siento tan feliz, que solo pensar en su sonrisa me provoca mareos, es como si mi estómago revoloteara de alegría. Irónicamente, fue él quien me sacó de mis pensamientos, cuando entró en mi habitación, se veía un poco tímido y solo hizo una pregunta con la que temblé del miedo.

- ¿Puedo dormir aquí contigo?

- ¿Estás incómodo? ¿Tienes miedo?

- He tenido pesadillas desde que me trajiste; pero no te lo dije para no molestarte.

- ¿Seguro que fue por no molestarme?

- Estaba enojado contigo, no quería que lo supieras.

- Dime la verdad, ¿por qué quieres dormir aquí?

- Porque quiero que me abraces toda la noche, ¿quieres abrazarme hoy?

Tenía ganas de gritarle que sí; pero logré calmarme y tranquilamente le dije que se metiera en mi cama, parece que esta será una noche muy larga...

Yo No Te Abandoné "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora